Crónica
Había
sido una larga y agotadora jornada laboral, además de un largo viaje hasta El
Quinqué que, para variar, sus calles y avenidas aledañas se encuentran
devastadas por obras de construcción y los innumerables huecos que dejaron las
lluvias pasadas, haciendo aún más pesada la travesía y para colmo un celular
con la batería casi muerta, como para lograr buenas tomas de la presentación…en
fin, llegamos y Los Viralatas estaban por concluir con su presentación y se
acercaba el momento esperado, el de presenciar al dúo Samalea-Fages en directo.
Los
argentinos han emprendido una gira por diversas ciudades del sur de Sudamérica,
viajando a través de una motocicleta, conducida por el ex baterista de Charly
García, IKV y Gustavo Cerati, por citar solo algunos artistas con quienes ha
trabajado, además cuenta con once producciones en su haber, Cds-cuentos, bandas
sonoras, entre otros proyectos, donde destaca la primacía otorgada al bandoneón,
y ser autor del libro “¿Qué es un Long Play?” (2015), del cual se anuncia un
segundo volumen y, que lamentablemente no trajo ni un ejemplar para la venta ni
disco suyo a nuestra ciudad.
Por
el lado de Marina Fages, cuenta con dos discos solistas: "Madera Metal" (2012) y
"Dibujo de Rayo" (2015); también ha realizado otros proyectos
musicales y artísticos, quien además es artista plástica.
Ambos
a través de un show de casi una hora de duración, que realmente quedó corto,
recorrieron sus respectivos antecedentes sonoros, alternado sus composiciones y
presentando otras preparadas para la ocasión; dejándose escuchar una atractiva combinación
de influencias, con Samalea demostrando su maestría con la percusión destreza con
el bandoneón, creando sonoridades introspectivas, que penetraban hasta las profundidades
del alma, mientras que Fages derrochando un eclecticismo digno de resaltar,
donde confluyó lo garage con lo etéreo, experimentando con registros vocales, guitarrazos
hardcore punk (del que confesó su predilección), sonoridades low-fi, hasta
aproximaciones con el folk, tan solo con su voz y una minimalista pero
contundente guitarra, sin pedaleras ni artilugios. Los músicos se dieron maña
también para presentar piezas de rasgos jazzísticos y folclóricos, demostrando toda
su versatilidad.
Samalea
y Fages unieron sus talentos para una noche única, a pesar de los contratiempos
y situaciones embarazosas que se presentaron. Pues si bien hubo una
concurrencia aceptable, fue lamentable que, en plena actuación del dúo, gran
parte del mismo se retirara (¿quizás ante la decepción de no escuchar un cover
de Cerati?), reduciéndose casi a la mitad; los problemas con el sonido, del
cual Marina mostró su malestar e incluso en la bella “Acantilados”, lo mejor de
la noche, conduciéndonos por ensoñadores parajes, prefirió cantarla a capela
antes de usar el micrófono. Para variar, ya antes había pedido a la gente que guarde
silencio, esté atenta, aprecie la música y deje de conversar, y ni qué decir de
un par de insoportables borrachos, cuyos insensatos diálogos se podían oír en
todo el local y ante tanta incomodidad a la dueña del local no le quedó otra
que largarlos.
Tal
como lo dijo Samalea esperamos que sea hasta una próxima oportunidad, con gente
que acuda al evento por las razones correctas, pues ambos músicos manifestaron estar encantados con la ciudad y los paisajes que observaron en su travesía.