LA
CULTURA DEL TRIBUTO
TELEFÉRICO
Foto: Facebook de la banda |
Guitarras
ruidosas más baterías espaciales, son los ingredientes principales que se
encuentran presentes en los dinámicos y melódicos temas que conforman este
nuevo acto de Teleférico, bebiendo siempre de esa influencia Electro Z y
Abrelatas, de la que su líder y baterista, Christian Vargas, fue parte.
Las
guitarras siderales, ruidosas y melódicas de la atmosférica “Dinámica”, se
muestran como corolario de lo que será el disco, como lo dijimos antes, esa
combinación de cuerdas y baterías bien marcadas; el tema concluirá con un
abrupto y rayado epílogo de distorsión.
En “Medianoche”,
nuevamente las guitarras y percusiones, salen expulsadas por los aires. La
vitalidad persiste con “Subte”, contraponiéndose al lánguido canto de Vargas,
otra característica del álbum. “Confesiones”, se sale del esquema del disco,
por su sosiego, aunque sus distorsiones adquieren rasgos más sutiles. En esa
senda de relax, continua la instrumental “Silencio”, con sus cristalinos
arreglos de cuerdas in crescendo, descargas de “feedback”, tambores etéreos y ambientaciones “shoegaze”, que irán construyendo épicas murallas de distorsión,
que resultarán conmovedoras, consiguiendo de los mejores momentos de la obra, pista que por momentos nos evoca sonidos ensayados por los franceses de Alcest.
Luego
de los efectos hipnóticos del tema anterior, somos sacudidos por esa
irrupción de guitarras atmosféricas en “Turquesa”, donde nos encontramos nuevamente por las murallas de distorsión, una ensoñadora ambientación y una percusión que
arremete con todo, además de un contagiante coro que resulta irrepetible
no seguirlo. Sin duda estamos ante una de las mejores canciones del año.
Para
el trayecto final, Vargas y compañía nos presentan temas distintos a sus
antecesores, como la melódica “Gelsomina”, y la introspectiva “Demencia”, aunque
esta última sobre una amalgama de sutiles distorsiones.
14
FEVER
EL
OTRO INFINITO
Chip Musik Records
Foto: editada por FLD |
Alfonso
Noriega, ve recompensada su persistencia con este loable trabajo, el mejor bajo
el nombre de El Otro Infinito, donde a su ya consabida sonoridad noctámbula y
enigmática, se suman guitarras físicas y sampleadas, ritmos vertiginosos y
percusiones más portentosas, construyendo una sólida amalgama sonora, contando
con el apoyo de Jorge Rivas O'Connor
(IonasX, Puna) en las guitarras de “Amapolas" y Siam Liam para las
programaciones adicionales y arreglos en “So you're the night” y “Aquelarre”.
En la
inicial “Los Itsmos Vencidos”, ondulantes sonidos de “synth”, junto al de tambores,
se suceden sobre una misteriosa ambientación, siendo posteriormente avasallados
por “beats” y “loops”, dejando espacios para que surjan rugosas guitarras y
prosiga el frenetismo electrónico, siempre bajo esa aura de intriga. Luego unos
saturados teclados pretendiendo alzar vuelo hacia la estratosfera, mágicos y
espaciales sonidos, esporádicas distorsiones de cuerdas y una voz cuasi
androide son develados en la arcana “So You’re The Night”. “Aquelarre” concluye
una triada perfecta para el arranque, con esa suculenta combinación de
guitarras en clave “drone”, de corrosivos sonidos, bajo New Order y percusiones
compactas, para luego ser asaltados por ensordecedoras sonoridades y ser
entregados hacia ambientaciones IDM, que proseguirán en la extensa “Fever”,
donde somos capturados por su hipnótica, gélida y siniestra electrónica,
dejándose escuchar la deformada lectura de fragmentos del poema de César Moro,
“A vista Perdida”, leído por la invitada Fiorella.
Noriega
deja para el final su lado más experimental, con “Las Orillas del Acero”,
ensayando con toda su parafernalia, mientras que en “Dárdanos” se centra por
explorar con elementos de percusión, cerrando con “Amapolas (original mix)”,
pieza que transita entre la pista de baile y el callejón penumbroso. El No-músico
limeño ha encontrado en Fever, el
“justo medio” para sus ideales sónicos.
13
THE
WAY OF LOVE
IGNACIO BRICEÑO/ALE-HOP
A
Tutiplén Records
Al
dúo experimental conformado por Ignacio Briceño (Cocaína) y ale-hop (ex Amigas
de Nadie), le tomaron tres años para concretizar y ver realizada su propuesta,
además de lidiar con las distancias internacionales en los últimos meses de su
producción, él en Lima y ella en Berlín. Desde su sugestiva portada, se dan
señales del intento, por sonorizar el sendero oscuro de las relaciones de
pareja, la del romance tormentoso, no en vano, mucha de la inspiración para el
disco vino durante nocturnas sesiones de trabajo.
La
ambientación lóbrega del disco, se percibe desde su inicio con los saturados
teclados de la densa “The Way of Love”, evocando misterio, con la voz de Briceño
cantando como un ser maldito, además de una espectral percusión y enrarecidos
sonidos flotantes hasta que se confunden en una enajenada sonoridad. Más
percusiones bizarras e inconexas se dejan escuchar en la siniestra “Wild Heart”,
para que luego la “base rítmica” se trasmute, adquiera forma y sobre esta, transite la fantasmal voz de Briceño.
En la
ambiental “Are We”, merced a sus enigmáticas y espaciales sonoridades, de
rasgos orientales, se desplaza el canto etéreo y conmovedor de Ale-hop,
remitiéndonos a los momentos más oníricos de su video/álbum solista, Pangea (2015), y de paso
generarnos sensaciones oníricas. “A la
sombra”, por decirlo así, muestra el lado más pop de la obra, con sonidos
ensoñadores y etéreos, además de ser la única pieza cantada en castellano.
Los
ambientes claustrofóbicos de “Triángulo”, por instantes resultan
escalofriantes, y nuevamente la voz de Briceño asoma con rasgos
fantasmagóricos, para que luego su perturbadora sonoridad se esfume para dar paso a la
inquieta “Stay”, cuyos teclados intentan darle luminosidad a la atmósfera
grisácea que domina al disco, acompañados por la lóbrega entonación de
Briceño y tambores que parecieran resonar desde ultratumba.
El disco no puede tener mejor cierre, al dejarse escuchar los audios con las voces de William Burroughs desplazándose sobre las sonoridades vaporosas y enrarecidas de la jazzística, “Advertencia”. Briceño y hop han logrado, una obra sombría de principio a fin, que al igual que los amores prohibidos, nos pueden atemorizar, pero igual terminan por conquistarnos.
El disco no puede tener mejor cierre, al dejarse escuchar los audios con las voces de William Burroughs desplazándose sobre las sonoridades vaporosas y enrarecidas de la jazzística, “Advertencia”. Briceño y hop han logrado, una obra sombría de principio a fin, que al igual que los amores prohibidos, nos pueden atemorizar, pero igual terminan por conquistarnos.
12
EL
SIGNO MOVIMIENTO
FOBYA
Escribe
Víctor Miranda Ormachea
Este
disco debe considerarse como la madurez y consolidación Fobya, como banda de
rock y como sociedad compositiva, no solo porque presenta un sonido depurado y
deudor de las mil influencias que han alimentado a la grupo desde su origen,
sino porque es el resultado de un colectivo de amistades y melomanías que
llevan media vida hibridándose.
Fobya
se decanta en su última producción por sonoridades contemporáneas, ubicadas en
coordenadas similares a las revisadas por Motorama, Human Tetris o Soviet
Soviet, pero sabiamente trastocadas en la inconfundible personalidad de la banda,
la experiencia rebasa fácilmente al facilismo de la tendencia y el resultado es
una manufactura impecable que consiste en once metódicas piezas hilvanadas con
destreza y pasión a prueba de tiempo, logrando un disco acertado y disfrutable
en el que también pueden apreciarse en plenitud el trabajo de las que
posiblemente sean las guitarras mejor elaboradas de Arequipa, a cargo de Raúl
Begazo y Abdel De la Cruz, , músicos
cada vez más competentes en el manejo de procesadores de efectos y pedaleras.
Pese a todo, El Signo Movimiento se presenta con perfil bajo, agazapado en la uniformidad de su contenido, sin pistas que deslumbren u opaquen a otras, y sin decaimientos que desmerezcan su continuidad, un disco que puede escucharse plácidamente de principio a fin reconociendo el valor de la madurez y de la consiguiente lucidez.
Pese a todo, El Signo Movimiento se presenta con perfil bajo, agazapado en la uniformidad de su contenido, sin pistas que deslumbren u opaquen a otras, y sin decaimientos que desmerezcan su continuidad, un disco que puede escucharse plácidamente de principio a fin reconociendo el valor de la madurez y de la consiguiente lucidez.
R ✞ E ✞M
POUNDA
& NOMODICO
Foto: Proporcionada por P&N |
La
reinvención, experimentación e innovación sonora, ha sido una constante en la
trayectoria de Pounda & NoModico, y su nueva producción, R✞E✞M se convierte en una
cachetada hacia los “puristas”, pues el dúo se enreda con lo que le venga en
gana, sin límites, ni parámetros, desde el “trap”, pasando por el industrial, hasta
llegar al “synth-wave”, alcanzado sin duda, su obra más experimental.
Desde
el saque, el dúo, quienes se han encargado de toda la producción y ejecución
musical, solo acompañados por “DJ Prax” en los “stratches”, nos capturan con
las sonoridades chamanísticas de “Espíritus”, escuchándose samples de rasgos
tribales y amazónicos. Prosigue los sintetizadores enigmáticos de “Corona”,
acompañados por el áspero rapeo de NoModico. Luego, unos golpes de “synth”,
haciéndoles guiños al industrial, inician “Que Arda Todo”, nuevamente con los
gruesos fraseos de NoModico, ahora alternándose con los de Pounda, sucediéndose
ambientaciones etéreas y flotantes. La intrigante sonoridad electrónica de
“Hadas y unicornios”, con sus susurrantes rapeos, luce liricas que buscan
desenmascarar las mentiras que nos rodea la realidad. Sigue, la adictiva
guitarra sampleada de “Kintsugi”, por ratos evocando sonidos orientales y por
otros metaleros, pero en verdad inspirada en los cantos gregorianos, según
Pounda; luego se alternan voces lunáticas, parajes surrealistas, enajenados y
lóbregos, acompañados por los furiosos rapeos del dúo, psicodélicos breaks,
además de fantasmales voces y cajas de ritmos.
Sorpresivamente
somos invadidos por sugestivos collages de sampleos televisivos en
“Sobrevivientes 80s”, una visita en retrospectiva hacia aquella época,
embargada por el terrorismo y la ineptitud política, ambientados por oscuros
sintetizadores y sonoridades “new wave”, recreando oportunamente aquella densa
atmósfera ochentera, que nos tocó vivir a muchos. Prosigue, el revoloteo
discotequero e industrial de la frenética “Euflowria”, cuyos rabiosos rapeos
coronan su dancístico tramo.
El
rollo sociopolítico e existencialista de “Lomo Plateado”, luce como el
manifiesto de los músicos, sobre qué significa hacer música para ellos,
teniendo como fondo, una ambientación sonora de tenso “trap”. Mientras que
“M15”, inspirada en Mateo 15, es más, donde se repite una y otra vez el pasaje
bíblico “No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que
sale de la boca”, aborda el problema de la bulimia y los desórdenes
alimenticios, influenciados por los estereotipos, mensaje que fluye sobre
teclados misteriosos y espectrales percusiones.
La vertiginosa y agresiva “Bounce”, con sus enigmáticas líneas de
sintetizadores, resulta adictiva, incluso sus robóticas voces finales.
Concluye, “Portal Subconsciente”, donde se dejan escuchar una serie de audios
de entendidos en el tema, tratando de explicar sobre la interpretación de los
sueños, desplazándose los mismos, sobre la base de industriales percusiones,
sirviendo como correcto epilogo de esta surreal obra.
Pounda
& NoModico han logrado, un trabajo de dimensiones delirantes, en su esfuerzo
por plasmar el proceso y las connotaciones relacionadas al R.E.M., pero también
colocando ante nuestra vista los problemas que observamos en la vida real, y
que terminan siendo muchas veces más extraños que nuestros propios sueños.
10
OKURASERU
MIYAGI
PITCHER
Chip Musik Records
Supuestamente
este sería el último trabajo de Alexander Fabián con este alias, que comenzó
haciendo “vaporwave” y tributando sus influencias, pero tras mutar hacia el
“ambient” y sonoridades más ensoñadoras en su anterior entrega, el maravilloso Honey
(2016), más bien le ha servido de inyección anímica para proseguir creando
piezas musicales bajo esta identidad. Si bien en Okuraseru toma la posta
dejada por su álbum predecesor, su trabajo se torna más experimental y
misterioso, acercándose cada vez más hacia el IDM.
Justamente
el disco inicia vuelo con las sonoridades atmosféricas-abstractas de
“Shinkansen”, proseguirá la enigmática “Itazurana Neko”, de rasgos IDM e imposible
no emparentarla con los sonidos desérticos y ufológicos de los Boards of
Canada. Tras conducirnos por senderos siniestros, Miyagi abre los cielos para
soltarnos sonidos celestiales con la ensoñadora “Mesmerize”, pieza dispuesta a
evocar añoranza. Hacia ambientes más astrales, pero irrumpidos por
interferencias, se presenta “Kasai no hikari”. En la cósmica “Nymph”, sus
sonidos espaciales, nos ocasionan sensaciones oníricas.
Foto: "Yo mismo soy" |
Finalmente,
en “Moru-sü”, sobre la base de “straches”, “samplers”, voces distorsionadas, y
demás artilugios se ensaya una marcha cuasi ¿hip-hop? Con estas extrañas sonoridades se construye pues, el tema más experimental del disco; y en “Sayonara” transitan
una serie de enigmáticas sonoridades y relajantes percusiones, expulsadas desde
cajas de ritmos.
Estamos ante otro acto que atestigua de los afanes experimentales de
Pitcher y su capacidad por reinventarse, alcanzando siempre niveles sublimes
con su música; y, por cierto, también refleja la afición del músico por la cultura
nipona, demostrada en los títulos de la mayoría de los temas.
9
TEMPLOS
CULTO
AL QÓNDOR
Necio Records
Las
cuatro piezas que conforman esta obra están caracterizadas por seguir un
patrón, a pesar de su espontaneidad y afán para la improvisación,
preludio-desarrollo-fin, además de haber sido grabadas en directo, justamente
en uno de los "santuarios” de los sonidos densos, el Hensley Bar de Monterrico.
Templos es
una obra de cuatro apoteósicos actos, en donde cada uno de estos tiene sus
respectivos capítulos y/o episodios sonoros, embargados por el suspenso, el
pánico y el terror; pues no se podía esperar menos de este power-trío,
conformado por reconocidos músicos de la escena “underground”, José
Antonio Flores Gálvez, “Dolmo” (ex Serpentina Satélite), Aldo Castillejos
(Registros Akásikos), y el “Chino” Burga (3AM, La Ira de dios y un largo
etcétera). Aunque la historia de,
simplemente Qóndor, se remonta al 2003, con Xtian Abugattas (La Ira de dios)
como otro integrante más, y se dejó inconcluso el proyecto el 2005, hasta su
retorno este año.
Desde
el saque, en “Martillo”, arpegios de guitarras espaciales alzan vuelo hasta
unirse a la marcial batería de Castillejos, para ir remeciendo los cimientos y
desatar una hecatombe sonora que, tras siete minutos de volátiles cuerdas, la
atmósfera se pone más densa aún, irrumpiendo acidas guitarras y violentos aporreos
de percusión, volviéndose cada instante más vibrante hasta sucumbir en un
despiadado ruidismo, con remate incluido.
Las
hipnóticas guitarras en clave post-punk, otra vez se convierte en un indicio de
que el “qóndor”, emprenderá vuelo, en “Amanecer en tres cruces”. Este estado de
hipnosis en “modo despegue”, persistirá por más de tres minutos, reproduciéndose
resonancias y ambientaciones enigmáticas, hasta llegar a la cima y emprender
vertiginosos recorridos, expulsando sonoridades fantasmagóricas y dramáticas,
comenzando a crecer los redobles de Castillejos, creando una marcha espacial que
se torna adictiva conforme avanza el tiempo, transformándose en una capa compacta de cuerdas bien enmarañadas,
emitiendo sonoridades oscuras, de sensaciones catastróficas, transportándose a
otro ambiente, de corte surrealista y tétrico, como si nos introdujeran a un horripilante
film, concluyendo nuevamente con ruidosos estallidos.
Luego
de experimentar sonidos tan espaciales con el anterior tema, en “Antiguos
dioses sobre Chilca”, se asoman oscuras y densas sonoridades, como si
estuvieran sonorizando una excursión al inframundo, para luego surgir un
vigoroso bajo, al The Cure etapa Pornography, causando sensaciones de
pavor y trayendo a nuestras mentes los ambientes noctámbulos y terroríficos de
su siniestro “b-side”, “Splintered In Her Head”, irrumpiendo una eclosión
sonora ideal para masacrarnos a golpes, para luego calmarse y emerger guitarras
lacerantes, lisérgicas y alocadas, llevándonos al éxtasis, dejándose escuchar misteriosas
voces, en medio de un caótico ambiente, dando paso al terror, la zozobra y la
tensión, para retornar la estampida ruidosa y lograr una ambientación que nos
trasporta al trágico fin del mundo, concluyendo con una marcha estruendosa de
guitarras, bajo y percusión. Otra joya del disco.
Foto: Facilitada por Aldo Castillejos |
Las
volátiles guitarras post-punk pegan la vuelta en “Templos”, sirviendo como
prolongadísimo preludio, pues esta sonoridad durará alrededor de ocho minutos,
posponiendo el anhelado bullicio atmosférico, pero se experimentan momentos
donde nos vemos envueltos por sus oníricas cuerdas, mientras damos vueltas por
el espacio.
Templos representa la feliz unión de las distintas influencias y pasiones ensayadas a lo largo de las respectivas trayectorias de sus integrantes. Las adictivas sonoridades repetitivas y oscuras de Burga, y las psicodélicas de “Dolmo” y Castillejos. Nueve meses de trabajo han dado como resultado este magnífico disco.
Templos representa la feliz unión de las distintas influencias y pasiones ensayadas a lo largo de las respectivas trayectorias de sus integrantes. Las adictivas sonoridades repetitivas y oscuras de Burga, y las psicodélicas de “Dolmo” y Castillejos. Nueve meses de trabajo han dado como resultado este magnífico disco.
8
CONSPIRACIÓN
XTREDAN
Chip
Musik Records
Desde
la Oroya, tras años de silencio, Dante Izaguirre Córdova, vuelve a dar vida a
su proyecto Xtredan para entregarnos dieciséis piezas que se confabulan para
trasportarnos por inhóspitos y disímiles parajes surrealistas, a lo largo de su
hora y media (incluidos dos “bonus track”) de duración, donde ninguna de estas resulta
prescindible, más bien aumenta nuestro empacho de electrónica que, si bien
suena abstracta, ofrece placidos momentos de sosiego.
Todas
las pistas que conformar Conspiración, fluyen sin fisuras,
recreando un gran todo, donde se intenta plasmar sensaciones, ambientes e
identidades que van desde la melancolía hasta lo desconocido.
La
atmósfera intrigante de “Colapso”, parece iniciar una especie de contacto con
seres del espacio, quietud que se ve interrumpida por macizos golpes sintéticos.
Prosiguen las diversas resonancias y sonoridades magnéticas de “Control
Mental”. El “ambient music” se hace
presente con la breve “Caída por el agujero del conejo”. Luego los barullos
maquinales de “Energía libre, darán paso a una serie de sonoridades elásticas asediando
nuestros sentidos. Los sonidos cósmicos de “Albatros” sirven de preámbulo para
la enigmática “Madre Tierra”, de los instantes más cercanos al IDM. Mientras que “Átomo de Vacío” nos remontan a
la experimentación electrónica de los Silvania, específicamente de su compilado Campo
de Espirales/Árboles/Secuencias Posibles.
Foto: Facebook del artista |
Izaguirre
ha logrado pues un disco increíble, de la que su autor ha dicho: “representa parte de un estudio ocultista,
teosófico y elevación de frecuencia propia, las cuales vienen a concretar mi
estado terrenal y espiritual en esta instantánea de tiempo…” más enigmática no puede ser su
explicación, dejándonos dudas de sus intenciones, pero hipnotizados de
principio a fin con su arte sonoro, que logra desconectarnos del
mundo.
DREAMS
ASTRONAUT
PROJECT
Este
nuevo trabajo de Alberto Zegarra, el hombre que está detrás del proyecto
astronauta, salió a poco de presentarse en el festival Primavera Sound
Barcelona, dejándonos gratamente sorprendidos, al esperar sonidos más
extrovertidos, tras disfrutar de dos de sus anticipos, la frenética “Future
Colors” y la inocente “Inside Of Me”, sin embargo, Zegarra nos presenta un
sonido todavía más ensoñador e introspectivo que en su debut.
Aquí
no hay exploraciones por la galaxia pop de rasgos lúdicos e inocentes, ni
danzas con “alienígenas”, sino se siguen por esos ambientes nostálgicos ya
visitados en su primera entrega, donde la expedición se adentra hacia el lado
más romántico e íntimo de su autor. Ya
el músico nos había anticipado no tener “intención de querer hacer un género en
particular”. Es así que el disco arranca con la breve “Zeta Reticuli”, pieza
que pareciera extraída del “Kid A” (2000) o el “Amnesiac” (2001) de Radiohead;
una especie de hibrido, por cuyo pavimento de teclados taciturnos, cansinos
pero retumbantes, salen disparados una serie de sonoridades y programaciones
espaciales, además de macizas programaciones de percusión.
Introduciéndonos
hacia un ambiente espacial dominado por la melancolía, asoma “Dreams”,
cautivándonos con su ascendente electrónica, delicada y mágica, pero sobre todo
seductora. Más sonidos nostálgicos
asoman con el pop sintético de “Sueños de Cristal”, cuyo ingenuo toque de
“synth” resulta embelesador. Prosigue “Future Colours”, donde Zegarra toma de
su pasado Corrosion, para expulsar sonoridades cuasi industriales mutándose con
discotequeras, consiguiendo una mixtura de géneros, cuya solida amalgama de
samples, guitarras y otros artilugios brindan una pieza compacta.
Foto: Kirstie Zuñiga |
Para
el trayecto final, Zegarra extiende su ternura sonora a base de agradables
teclados, delicadas programaciones y sutiles percusiones en la melódica “Año
Luz”. Mientras que en “Balada De Una Estrella”, coge nuevamente la guitarra
para ensayar unos riffs que evocan al grandioso “Everybody Hurts” de REM. A la
marcha emprendida por sus hipnóticas cuerdas, se van sumando teclados, sonidos
enigmáticos y una espectral percusión, para finalmente desvanecerse el corte y
tras segundos de silencio, asomarse su repaso acústico y concluir con un
esplendoroso teclado.
Dreams,
es una aventura distinta, a primera vista quizás plana, pero conforme la
repasamos iremos descubriendo su solidez sonora. El astronauta ha esculpido su
obra con paciencia y está dispuesto a demostrarnos la infinidad de parajes que
aún nos puede llevar a visitar a futuro.
LA TERMINAL
LA
TERMINAL
Custum Made Music
Superlativa
producción, que por fin vio la luz este año, tras casi una década de espera,
sin duda uno de los actos sonoros más atractivos de la escena arequipeña, por
su singular estilo “noise-grunge-shoegaze”, aunque manifiestan estar más
emparentados con la “no-wave”, acompañado por la angustiosa y tormentosa voz de
su cantante y guitarrista, José María Málaga, resultando una combinación
adictiva y lacerante, características que podemos dar fe quienes hemos
presenciado sus actos en vivo.
Las
diez piezas que componen este epónimo álbum, nos dan de alma, sucediéndose una
tras otra, sin respiro ni piedad, transmitiendo tormento, desenfreno y caos,
desde las primeras distorsiones de “Besando el suelo”, su ruido nos incita a
mirar el piso, ensayando una danza de tumbo a tumbo. Luego penetrantes punteos
dan paso a una ambientación perturbadora, en “Geriátrica”, impulsada por
corrosivas y atmosféricas guitarras, donde la voz de José María Málaga evoca
locura, y aún más desesperada resulta en “17 golpes”, en medio de esa maraña
de asfixiantes cuerdas, y por ratos pugnando por podio de la estridencia.
El
aparente sosiego que transmiten las coloridas cuerdas iniciales de “A mí
(Mientes)”, son engañosas, pues luego se asoma una enajenada marea de
guitarras, metiéndole un puntapié a la calma y “empeorando” la situación la
esquizofrénica voz de Málaga, volviéndose cada vez más sufrida y atormentada.
Prosigue la “shoegaze” “NonXime”, potenciada por ese increíble y estratosférico
preludio de cuerdas, para luego en medio de acoples, “feedbacks” y demás
elementos ruidistas, construyen una melódica “muralla de distorsión”,
conduciéndonos por parajes oníricos.
Vertiginosa
y brutal se presenta “Estás Llorando” que, si bien toma una brevísima pausa
sobre su mitad, no es sino para tomar impulso y revolcarnos con más ganas. Más
filosa y caótica resulta “Estar Peor”, donde terminamos aplastados por la
contundencia de sus guitarras “noise”. Más ruido dispuesto a intoxicarnos los
sentidos se reproducen en la instrumental “Contra”, mientras que el “noise-pop”
de “Placebo”, que, si bien posee rasgos ruidosos, se desplaza plácidamente ante
tremenda avalancha de caos sonoro recibida a lo largo del disco.
Las
lúgubres y siniestras cuerdas de “Soy la navaja y la herida al mismo tiempo”,
nos cautivan hacia un ambiente denso y por ratos lunático, y es que las
estridentes guitarras de la banda, poseen poderes hipnóticos, es lo que nos
pide nuestro cuerpo ávido de emociones diferentes, anhelosos de experimentar a
través del caos, la catarsis, la purificación del alma, la expulsión de la
miseria que nos rodea, pues paradójicamente por medio de la sordidez sonora; volviendo a la pieza,
ésta concluye con seis minutos de acoples, reverberaciones, distorsiones y
demás ruidos espontáneos, dando lugar a que la anarquía sónica prosiga su
curso.
Un testamento sonoro de lo que fue la formación Raúl Guzman (bajo), Guido Nuñez (batería), Mauricio Valdivia (guitarra) y José María Málaga (voz y guitarra), bajo la tutela de José Javier Castro (El Aire), como una especie de “gurú” y la producción de Camilo Uriarte.
Un testamento sonoro de lo que fue la formación Raúl Guzman (bajo), Guido Nuñez (batería), Mauricio Valdivia (guitarra) y José María Málaga (voz y guitarra), bajo la tutela de José Javier Castro (El Aire), como una especie de “gurú” y la producción de Camilo Uriarte.
Foto: A Tutiplén Records |
5
KATALAXIA
GRITA
LOBOS!
A tutiplén Records
Personalmente
desconozco los efectos “redentores” y “purificadores” de la ayahuasca, pero sí
los de la música, ante el tedio y la rutina, su poder catártico y cómo
paradójicamente este arte “banal”, para algunos, logra liberarnos de lo mundano
y unirnos como comunidad, ya sea en un concierto, en una pista de baile o en la
soledad de nuestras habitaciones. Y hago todo este preámbulo, a raíz de este
disco de grita lobos, un álbum conceptual que gira en torno a “un viaje que
empieza como una huida de la ciudad y las corporaciones, para entrar a un
estado de conciencia modificada” por el brebaje amazónico.
Katalaxia,
deriva del griego “katallasso”, que significa también «admitir en la comunidad»
y «pasar de enemigo a amigo», y es una “teoría sobre los intercambios en un
orden espontáneo, sin objetivos comunes ni planificados entre las personas”;
donde justamente sus siete piezas testifican de esa naturalidad, anunciada como
“luminosa, enérgica y expansiva”. Sin embargo, estamos ante un disco todavía
más enigmático que su predecesor, que requiere mucha atención para su
respectiva su interpretación, con sonoridades que van desde las convencionales
hacia otras más abstractas, representando la concepción descrita. Inician, los
beats y teclados ascendentes, acompañados por la sombría voz de Santiago
Pillado (El Hombre Misterioso), que nos arrastran hacia una vorágine
electrónica, con el híbrido “interzone inc. pt.II”, envolviéndonos con sus
ambientes “trance”, “house, dark-wave” y por instantes luciendo punteos Depeche
Mode, era “Playing The Angel”, así como misteriosos ¿aullidos? (¿de lobo?).
Foto: A Tutiplén Records |
A los
oscilantes ruidos electrónicos y la correcta base rítmica de “curiosity”, la
ascendente guitarra de Efrén Castillo (Liquidarlo Celuloide/Moldes), le otorga
dimensiones siderales, consiguiendo una ambientación de club nocturno,
gobernado por el hedonismo. Hasta aquí hemos estado en la ciudad, pues con
“dimetrilptamina”, pieza que sirve de eslabón para comprender la obra, empieza
el recorrido por los senderos psicóticos y alucinógenos, y es que el tema hace
referencia al “principal compuesto químico del brebaje, que busca sanar al
cuerpo, iluminar la mente e integrar a las personas en comunidad”, resultando
musicalmente hipnótica sus machacantes caja de ritmos, “loops”, espaciales
“synths” y sus sutiles guitarras New Order.
Exhibiéndose la parte más experimental y abstracta del disco con la
indeterminada “la soga de los espíritus”, sucediéndose una serie de sonidos
magnéticos y “extraídos” del cosmos, intentando sonorizar ese poder de la
planta para conducir a “los límites de la vida…uniendo el mundo de los vivos y
los muertos”, yuxtaponiéndose sobre su final filosos “feedbacks”. Luego las
coquetas pulsaciones computarizadas (a lo kraftwerk) de “karampi” (nombre ashánika para la
ayahuasca) son un prefacio para el variopinto desfile de sonidos robóticos que
irán transitando, en medio de una atmósfera misteriosa, nuevamente asociada con
las cuerdas de Castillo, hasta que sorpresivamente la pieza se “desenchufa”.
Foto: A Tutiplén Records |
La
volátil voz de Katia De La Cruz, llena el espacio y predomina sobre las capas
frenéticas, discotequeras y psicodélicas de la delirante “the far east”, cuya
danza parece interminable, pero justo allí, asoma una etérea percusión étnica,
convirtiéndola más adictiva. Concluye esta expedición espirituosa y redentora,
con la vertiginosa “katallaso”, pieza que va adquiriendo rasgos enigmáticos,
gracias a sus lóbregos “beats” (¿Depeche Mode etapa “A Broken Frame”?) hasta
convergir en una maraña de sonidos caóticos y ensordecedores, anunciándonos el
final de nuestra catarsis y el retorno a la monotonía de la vida real. Un disco
surrealista e ideal para dar rienda suelta a nuestras placenteras utopías.
4
ALOYSIUS
ACKER
ALOYSIUS
ACKER
Bifronte Records
Al
Puna, José Rodríguez, le basta y sobra, solo este EP, de cinco composiciones,
para que nos enamoremos de sus ensoñadores paisajes sonoros, plenos de
melancolía y belleza, para impulsar nuestra memoria hacia ambientes oníricos y
surrealistas, pero emparentados con lo sublime; la astral “Nubes”, se muestra
como un ejercicio de estimulación al inconsciente para alzar vuelo hacia el
séptimo cielo. De la misma manera las vaporosas sonoridades de “Entrepétalos” y
sus delicadas cuerdas en clave “dream-pop” para después mutar hacia otras de
rasgos etéreos. Sonoridades asociadas con el “ambient music” se desplazan en la
paisajista, “Paseo Dormido”. Dramáticos
teclados y guitarras acústicas asoman en la misteriosa “Eucalipto”, creando una
mayor sensación de zozobra, sus penetrantes ruidos. Más música espacial es practicada con la pieza de cierre, “Ra”, donde nos vemos envueltos por su sutil
percusión, extrañas guitarras y delirantes teclados. Bajo este nuevo alias,
Rodríguez, nos devuelve la confianza en las posibilidades estéticas que ofrece la
música. Sin duda una lindísima obra.
3
STORMS
THE
DEAD-END ALLEY BAND
Necio Records/Inti Records/
Foto: Facebook de la banda |
El
cuarteto psicodélico de la capital antes de emprender su tour europeo en el
2015, dejó algunas maquetas para trabajarlas a su retorno, de estas se
desprenden los seis temas que conforman esta producción (se anuncia para la
edición en vinilo un “bonus track”). Logrando una placa donde el “fuzz” y el
farfisa se confabulan para recrear atmósferas densas y pesadas, siempre con esa
sensación de zozobra, de misterio, que hacen fascinante la música de la banda.
En
Storms, The Dead-End Alley Band, nos hace delirar con sus diversas
ambientaciones, entre oníricas, claustrofóbicos y tétricas, sentenciando ese
afán por fantasear con lo “pesadillesco”, aspecto que recala en la densa “The
Clock Has Stopped”, además de representar, la consecución de su propio estilo,
de una compacta sonoridad, menos “vitange”, pero a la vez más etérea, donde la
atenta escucha de la espectacular “Waiting For The Void”, sintetiza lo
señalado.
Desde
el saque el panorama se presenta alentador, con la ascendente “Red Woman”,
cuyos teclados siderales uniéndose con una guitarra in crescendo, consiguen una
sonoridad épica, para que luego la rugosa voz de su líder Sebastián
Sánchez-Botta, la lleve por terrenos mefistofélicos; el vertiginoso y explosivo
estruendo sonoro emprendido por Javier Kou (bajo) Leonardo Alva (guitarra) y
Jafer Diaz (batería) colocarán el broche de oro para esta apoteósica
pieza.
Los
pesadísimos punteos y riffs de la densa “Headstone Fortress”, resultan
delirantes, donde somos retorcidos una y otra vez por sus abrasivas cuerdas y
el canto angustiado de su vocalista. Por ese mismo sendero de lisérgico
“hard-rock” se desplaza la psicodélica “Need Yout (It’s Enough)”. Para
“Thunderbolts & Lace”, los Dead-End irradian desenfreno rocanrolero, con su
frenético farfisa, envolventes “wah-wah”, así como resonantes guitarras e
inquietantes percusiones, para luego por unos instantes ponernos el ambiente
más tenso, arrojándonos por senderos misteriosos, pero nos harán retornar
finalmente a la pista de baile.
“The
Clock Has Stopped” es otro gran tema, de estructura impecable, narcotizándonos
de inmediato con su enigmático teclado y sus claustrofóbicas cuerdas, para
posteriormente dar rienda suelta a la experimentación y la espontaneidad, con
cada uno de sus integrantes exhibiendo sus destrezas, concluyendo con una
marcha intimidante. Cerrando la volátil “Waiting For The Void”, merced a sus
flautas pan, percusiones nativas, sonoridades étnicas y otras virtudes ya
mencionadas, sirviendo como perfecto colofón de esta nueva producción,
aflorando la madurez y auspicioso ensamble conseguido por el proyecto de
Sánchez-Botta y compañía.
3
PARADISO
ETERNO
ZETANGAS
AND THE MONSTER OF COMIDA III
Bifronte Records
Carlos
García, “Zetangas”, el músico nacional radicado en Suecia, consigue en su
cuarto trabajo, mantener esa senda ascendente que exhibe su peculiar música,
desde que inició su etapa solista. En esta entrega, el ex ElectroZ y Rayobac,
da un gran salto en cuanto a texturas y versatilidad sónica, confluyendo
guitarras melódicas, “noise” y experimentales, donde su paleta sonora ha
adquirido un cautivador cromatismo, merced al empleo de sintetizadores, ya
aplicados en su anterior disco, pero en esta ocasión consolidándose en los
primeros planos y no como mero complemento, así como un arsenal de artilugios
electrónicos que están presentes a lo largo de los diez temas que conforman su
obra y que una atenta escucha hará apreciar sus esmerados detalles. Además de
explorar por terrenos “noise” y “shoegaze”, incursionado con sonidos más ácidos
y rudos.
Paradiso
Eterno es un manifiesto de su credo musical:
pistas de corta duración, efectivas y contundentes que, sin embargo,
pasa desapercibida su brevedad. Arrancando con “New Saigon”, donde un sinuoso
bajo abre paso a ese hibrido entre cuerdas y sintetizador, cuasi oriental, que
se muestra coqueto e inquietante, además de presentar una serie de filtraciones
de voces, para luego uno riffs post-punk nos encandilen y se combinen con sus
placenteras sonoridades iniciales; siguen las palpitantes secuencias de
percusión de “La Grande”, sirviendo de plataforma para el despegue de una serie
de cuerdas cálidas, sobrecogedoras y espaciales, entretejidas con dispositivos
electrónicos y etéreos teclados.
Si
bien los primeros temas guardan semejanzas con sus obras anteriores, es a
partir de “Nouva Vita” hasta el final, donde el músico nos presenta sus nuevos
trazos sonoros, más afines con el ruido y lo experimental, empleando siderales
guitarras en clave “shoegaze”, acompañadas por percusiones de rasgos
industriales, exhibiendo sonidos inéditos en su legajo; por esa senda prosigue
“Factory Man” con sus ácidos riffs y enajenadas sonoridades sintéticas,
precedidas por hipnóticos sonidos. Aquí Zetangas juega a placer con todo su
arsenal sonoro, creando una alucinada pieza.
Foto: Archivo general de Zetangas |
“Mr.Z”,
¿es acaso una referencia a Zetangas? ¿representa su autobiografía sonora?
parece que sí, pues el corte resume perfectamente los sonidos explorados por el
músico a lo largo de su camino en solitario, con un genial desenlace, cuya
sonoridad pareciera emular al “monster de comida” dispuesto a devorarnos.
Mientras que “V20M”, con sus etéreas y delicadas cuerdas aliándose con sutiles
percusiones transmiten sosiego, pero de pronto su mutación desencadena en una
amenazadora marea de distorsiones y otros acosadores ruidos, que resultan
perturbadores. Para cerrar, “Z011”, retornan las finas guitarras con
percusiones programadas, donde nuevamente esa apuesta por la metamorfosis
sónica se hace presente, recreando una avasalladora marcha de cuerdas
volátiles, hasta que sin darnos cuenta se terminó el álbum.
Sin
temor a equivocarnos, estamos ante la obra cumbre del buen Zetangas, un manjar para
el amante de los sonidos agridulces.
2
SUPERFRICCIÓN
LIQUIDARLO
CELULOIDE
Buh Records
Reseñar
este disco no ha sido fácil, pues describir su inquietante sonoridad y
sensaciones experimentadas a lo largo de sus nueve psicodélicas piezas, resulta
una tarea compleja, que esperamos las líneas siguientes reflejen nuestra
admiración por este espléndido álbum.
Primero,
no podemos afirmar que estamos ante la obra cumbre de la banda, pues ha demostrado no tener
límites al momento de experimentar con el ruido, sino las ganas de siempre ir más allá, pero
este disco sí registra a la perfección las desquiciadas epifanías sonoras de sus
integrantes, sino cómo explicar la bizarra “Cama de Cristal”.
En
esta ocasión, Juan Diego Capurro (Voz, teclado y procesamiento electrónico), Efrén
Castillo (Guitarra), Giancarlo Rebagliatti (Bajo) y Alfonso Vargas (Batería)
orientan sus sonidos hacia la “no wave”, el “krautrock”, el “noise” y la
psicodelia, recreando ambientaciones desenfrenadas, haciéndonos experimentar
situaciones extremas, perturbadoras y psicóticas. Han logrado música directa a
la vena, capaz de trastornar nuestro sentido de la realidad.
El
trance hacia la demencia comienza con “Pastiche de horario estelar”, cuyas ligeras
reverberaciones y enigmáticos ruidos van allanado de a pocos, el terreno para
que transiten lacerantes guitarras y en conjunto con una densa marcha,
impulsada por una maquinal base rítmica, expulse hacia el espacio sus
embriagadoras sonoridades ruidosas.
Luego,
una espectral, pero adictiva caja de ritmo mos hipnotizará para finalmente ser
entregados a la estampida de filosas guitarras (a lo Sonic Youth) en “Cama de
cristal”,
sintiéndonos
acorralados en medio de un bosque de corrosivas cuerdas, y alterando aún más la
situación, el canto de manicomio de Capurro, transportándonos hacia la vesania,
sus estruendosos guitarrazos se tornarán anárquicos sobre el final. Esta pieza
es sin duda, otra joya del año.
Foto: Facebook de la banda |
Una
maquinaria añeja pareciera no poder arrancar, pero de pronto salen disparadas
las guitarras atmosféricas de la ascendente “Transparencia tras la pantalla”.
En esta pista la voz de Capurro luce etérea y con ecos, con rasgos
angustiantes, sucumbiendo ante la arremetida de un arsenal de capas sonoras,
robustecida por una andanada de percusión, terminando nuestros sentidos
maltratados ante su avasallador sonido. Prosiguiendo
el ruidismo lúdico de “Tenue iluminación diódica”, como para darnos algo de
respiro en medio de tanto desborde experimentado.
La experimental percusión ensayada en “Sin piel por no fabricar pegamento” servirá de introducción para que surjan acosadoras guitarras y un frenético ritmo,
acompañados por la voz tortuosa de Capurro, para golpearnos de un lado a otro, y
sus repetitivas descargas de “feedback” nos trituren progresivamente.
Más
sonidos insanos y demoledores, son arrojados como rocas contra nuestro cuerpo
con la estridente “Escapismo oblicuo”, cuyos sendas guitarras gozan de poderes
lisérgicos, además de sus contundentes tambores. En “Vidrios rotos sobre cromo
curvo”, otra vez somos entregados a brutales sonoridades “automatizadas”, de percusión y guitarras desbordantes. Más ruido infernal vendrá con “Elástica superfricción
hecha pedazos”, siendo nuestros oídos “asaltados” por ensordecedoras
distorsiones, dejándonos desorientados sus abrasivas guitarras.
Para el cierre, la banda nos deja con la experimental “En el suelo de una habitación sin tiempo”, donde somos abordados por una marea de disímiles ruidos y chirridos, dispuestos a dañar nuestros oídos, dando la estocada final a nuestro ser, maltrecho pero feliz de tanta insania.
Para el cierre, la banda nos deja con la experimental “En el suelo de una habitación sin tiempo”, donde somos abordados por una marea de disímiles ruidos y chirridos, dispuestos a dañar nuestros oídos, dando la estocada final a nuestro ser, maltrecho pero feliz de tanta insania.
1
Fue
amor a primera vista, el escuchar el clarinete de la jazzística “Bebés”, corte inicial de este álbum, logrando que no me despegara de cada una de sus pistas,
revisándolas con fervor, una y otra vez, pues cómo no enamorarme de la
exquisitez musical que embarga a la obra y la bella voz de Giovanna Nuñez, su
cantautora. Pero mi idilio con la música de La lá, tiene sus raíces en su
auspicioso debut, “Rosa” (2014), disco que también fue parte de nuestro ranking
de ese año.
Foto: TM |
Esta
segunda obra de La Lá, no tiene nada de malsano como podría aludir su título,
sino todo lo contrario, posee una estética exquisita gracias a la incursión e
instrumentos de vientos, percusión, así como de cámara, fortaleciendo aún más
su ecléctica propuesta y consiguiendo sonidos de ensueño. Por ejemplo, ya
mencionamos el clarinete y los sutiles arreglos de percusión para la sonoridad jazz
de “bebés” o las guitarras de nylon más “slide”, flauta traversa y tumbadoras,
amenizando cálida “bossa nova” en “Caramelos”.
Más
corolarios sobre la riqueza musical del disco, se pueden hallar en la inclusión
de melotrón, violonchelo y el embriagador sonido del corno francés en la
delicada y elegante sonoridad brasilera de “Cornamenta”, de paso interpretada
en portugués. Los dulces arreglos de voces y duetos (Con Alonso Nuñez) para “Linda
Bler”, sobre todos sus mágicos y envolventes “Uuu…Uuu”; los ligeros riffs en “Leche
tibia”, entremezclándose con la batería y los rasgos dramáticos y enrarecidos del
violonchelo; el saxo soprano acompañado nuevamente por el violonchelo para
conmovernos el alma con la emotiva “Entera”; mientras que la aparición del
melotrón en “Espejo adolescente” otorgándole toques etéreos al tema, o La Lá
con sus músicos armonizando un zamacueca en “La Felicidad”.
Foto: GPB |
Si
bien la música de La Lá logra hermosas ambientaciones, es por el lado de sus líricas,
el que se hace eco para el singular nombre de su álbum, siempre echándole ojo a
la realidad, denunciando al machismo, la perspectiva de la mujer como objeto y el
ímpetu por tirar abajo los paradigmas sobre lo “femenino”.
Por
citar solo algunos ejemplos, en “Primor”, La Lá canta “Cuando salgo a trabajar/ Yo me pongo a cocinar/Y si viene a almorzar, /
Me visto linda y casual/ Para esperarlo verlo llegar /… Y si aderezo mal/ Y él
se pone a vomitar/ Preferiría dormir/ Para nunca despertar/ Y así no ver el
final”, o en la sugestiva “Linda Bler”, “Juro,
me voy a fijar/ en la que no está derecho/ Aquí en mi pecho macho … Siento un
intenso dolor en el hocico/ Ya recibí mi lección”, dan muestra de la denuncia con ironía
de sus elaboradas letras.
Foto: TM |
El
impecable trabajo de La Lá también recae en la sociedad conformada con sus excelentes
músicos, “Fil Uno” (Violonchelo), Ricardo Ponciano (Corno francés), Teté Leguía
(Contrabajo), José Pablo Menajovski (Guitarras), María Laura Bustamante
(Melotrón), Luca Susti (Batería), Junior Pacora (Saxo soprano), Laura Robles (Cajón,
Tumbas y percusiones), José Becerra (Guitarra) y su productor “Juanito el
canto”, quien apoyó con diversos instrumentos. Todos, ensamblado magistralmente estas nueve piezas para entregarnos una obra
perfecta.
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