UNKNOWN PLEASURES
JOY DIVISION
FACTORY RECORDS (1979)
FAC 10
Unknown Pleasures atestigua la trasformación
sonora de la banda, su mutación del visceral punk inicial ejecutado bajo el
nombre de Warsaw, al innovador y ralentizado post-punk exhibido con su nueva
identidad como Joy Division, sumergiéndonos a las profundidades de la
oscuridad, gracias a esas sombrías y gaseosas atmosferas sónicas, que tiene en
el productor Martin Hannet al principal responsable, consiguiendo una obra que
continúa sonando vigente.
Ian Curtis (voz y guitarra),
Bernard Sumner (guitarra), Stephen Morris (batería) y Peter Hook (bajo)
plasmarían en el vinilo, sentimientos de furia, dolor y desolación emanados del
interior de sus almas (sobre todo del vocalista) y que el oyente podría fácilmente
adoptarlos como suyos. Es pues la condición humana y sus ambigüedades, el
principal postulado expuesto en el primer larga duración de los mancunianos.
La historia de Unknown
Pleasures, es un relato verídico de la surrealista relación entre la
banda, Tony Wilson, Martin Hannet y Manchester.
MANCHESTER: UN LUGAR
“INCREÍBLEMENTE LÚGUBRE”
Manchester: Un lugar "increíblemente lúgubre" |
Manchester la ciudad que alumbraría
a Joy Division, fue descrita por el periodista Jon Savage como un lugar
“increíblemente lúgubre”, pues en eso se había convertido la que alguna vez
había sido capital mundial de la manufactura algodonera mecanizada. La riqueza
del ayer se había esfumado y la desolación ocupaba su lugar, síntomas del
inminente arribo de la era post-industrial. Es así que la voz y palabras de
Curtis reciclan una y otra vez ese panorama de oscuridad, crisis, fracaso,
colapso, frustración e incertidumbre, dentro de un ambiente sonoro inhóspito y
ralo, que gira alrededor del bajo de Peter Hook.
En cierta manera Unknown
Pleasures es como realizar una travesía por la ciudad, la de una
sociedad en decadencia. Para Ian Curtis, Manchester era semejante a una ruina
vacía, presta a ser explorada, cuyo inhumano panorama estaba embargado por el
engaño y la intriga. De la misma manera el sonido y las líricas ofrecidas en
una manera fueron recogidos de las ruinas del punk. En donde Joy Division no
pretendía ofrecer explicaciones ni respuestas fáciles a tanta desolación.
PACTO
DE SANGRE:
Peter Saville - Tony Wilson - Alan Erasmus - Febrero de 1979 |
Cuando los Joy Division aún tenían
dudas sobre si debían grabar este álbum con Factory Records, en Marzo de 1979
fueron a Eden Estudios en Londres para grabar 5 demos con el productor de
aquel momento Martin Rushent. “Inicialmente
nos fueron ofrecidos entre 40 mil y 50 mil libras esterlinas. Esto era muy poco
pero salía de nuestra real comprensión, tanto que en verdad no nos importó. Rob
Gretton (manager de la banda) sólo
decidió que el trato con Tony Wilson fuera: a) más interesante y b) más
frustrante pero c) finalmente más recompensado” recuerda Hook. En mayo de 1978, Tony Wilson presentador
de tv y dueño de Factory Records había firmado literalmente con su propia sangre
un contrato con la banda ofreciéndoles plena libertad para hacer lo que
quisieran, así que tenían además de su palabra, su sangre como señal del pacto.
El 1 de abril de 1979, Joy
Division llegó a Strawberry Studios en Stockport para iniciar su primer extenso
periodo de trabajo con el productor, Martin Hannet quien sabía de la existencia
de la banda desde inicios de octubre de 1977, cuando los vio tocar en el
Salford Technical College. Bernard
Sumner manifestaría que para ellos “el
estudio fue como un nuevo mundo…” pero no imaginarían que se toparían con
Martin Hannet y su peculiar manera de ver ese “mundo”.
EL
ENCUENTRO DE DOS MUNDOS: MARTIN HANNET Y JOY DIVISION
Hannet un amante de la psicodelia, el dub y otras "hierbas" |
Tony Wilson la tenía clara,
Martin Hannet era el hombre ideal para producir el álbum debut de Joy Division,
según el dueño de Factory, el productor “Podía
ver el sonido, darle forma y reconstruirlo”. Hannet un amante de la
psicodelia, el dub y la marihuana, estaba dispuesto a capturar e intensificar
la inquietante espacialidad de la banda. Alguna vez manifestó que la hierba era
“buena para los oídos” y que “los espacios públicos y desiertos y los edificios
de oficinas vacíos” le ocasionaban un “subidón”.
Hannet usaba un delay digital AMS
y otros efectos digitales para conseguir un “control atmosférico”, además poseía
una fascinación por envolver los sonidos de un instrumento en un “aura”
espacial. Hannet hablaba de crear “hologramas sonoros” a través de la
yuxtaposición de capas de “sonidos y
reverbs”. Hannet se encargaría de poblar los discos de Joy Division con sonidos
subliminales colindantes con lo espectral.
Para Martin Hannet los Joy
Division “eran buenos en verdad” pues
“existía un montón de espacio en su
sonido”. Los vio como “un regalo para
producir porque ellos no tenían una pista [de cómo hacerlo]. Ellos no discutían. The Factory Samples fue
la primera cosa que hice con ellos.
Pensé que tendría un nuevo Advance Music System delay line por cerca de
dos semanas y de ese trabajo salió ‘Digital’. Esto era un envió del cielo”.
Joy Division caería como anillo al dedo para sus experimentaciones sónicas.
Hannet, hizo grabar la batería de Morris, pieza por pieza. |
Ese lado visionario de Hannet
quizás era la único bueno que tenía y que realmente valía la pena de su
persona, pues era un tipo difícil y déspota con los músicos, capaz de generar
los sentimientos más encontrados. Peter Hook lo recuerda así “Trabajar con Martin en el Strawberry fue
mejor porque podías largarte de él… El problema fue que él asumía que solo éramos
un puñado de idiotas, que solo existía por la gracia de él. Ahora sé que se
ponía así por el efecto de las drogas. Derek BrandWood siempre decía que
ninguna banda pasaría una semana con Martin Hannett… A él le gustaba todo lo que sea atrevido. El era malévolo, pero un
genio”.
Una de sus “víctimas” fue el
baterista Stephen Morris, a quien en su afán de exigir una “separación de
sonidos” totalmente limpia y clara-sin filtraciones del sonido del ambiente- le
hizo “desmantelar” toda su batería, para grabar por separado cada una de sus
partes (el redoblante, el bombo, el hit-hat), haciendo que el proceso de
grabación fuese más largo y sin fluidez, pues la manera normal de tocar la
batería es con todas sus partes a la vez. Morris terminaría con las piernas
llenas de moretones, producto de golpeárselas silenciosamente con las palmas
para ayudarse como una simulación del acompañamiento del resto de las partes de
la batería mientras cumplía con la sesión grabación. Gracias a la tiranía de
Hannet, Stephen Morris se convertiría prácticamente en una caja de ritmos
humana. En otra ocasión porque Hannet
manifestó que había vibración indeseable le pidió a Morris que desarmara la
batería. “Martin estaba siempre buscando
por alguna cosa” recuerda Hooky; “él solía decir: ‘esta canción necesita algo
más y te largaba’. Nunca sabías que diablos tú estabas haciendo. Él escucharía algunas veces, y aún te consultaría,
pero nunca admitiría que alguien estaba en lo correcto” cuenta Stephen
Morris.
La tortura psicológica resultaba
estimulante para Hannet. Algunas veces solía dormir debajo de la consola de
mezcla solo para crear pánico entre los músicos y después imponerles su
voluntad, logrando alterar y poner furiosos a los músicos.
El principal artífice del sonido del álbum debut de Joy Division |
Con la finalidad de que los
músicos no lo molestaran en el proceso de mezcla, ponía el aire acondicionado a temperaturas de extremado frío, que solo él podía soportar, utilizando la
excusa que lo hacía por la diabetes del ingeniero de sonido Chris Nagle. Aprovechando la
ausencia de los músicos, Hannet utilizó el Marshall Time Modulator para
extinguir deliberadamente las guitarras y el bajo, privilegiando las voces de
Ian Curtis y la batería de Stephen Morris con delay y reverb. Para las voces de
Ian en “Insight”, Hannett grabó la voz del cantante bajo una línea de teléfono
para alcanzar el requisito de la distancia, “los arreglos fueron sólo reforzamiento de ideas básicas” diría el
productor; la idea era tratar “hacer
aparente, todo lo que rodeaba. Alcanzar algo de su potencial”.
La expectativa de la banda sobre
el resultado final del álbum era grande, Hooky había sentido “rockeaban”
mientras grababan, esperaban que el registro replicara el sonido del grupo en
sus conciertos. Sin embargo se llevarían una gran sorpresa.
“Hooky y yo lo detestamos en un inicio…La música era dura y pesada y sentimos que Martin lo había tirado
abajo, especialmente con las guitarras, sacando fuera elementos estridentes y
más bien amansándolos. La producción de Martin influyó en la oscuridad del
álbum. Dibujábamos una pintura en blanco y negro y él la coloreo por nosotros.
Pero Rob lo amaba, y Wilson la amo, y la prensa la amo, y el público la amo,
tanto, que nosotros sólo fuimos los pobres estúpidos músicos que la
escribieron!” recuerda Sumner.
Morris, Hook, Curtis y Bernard |
Mientras que Peter Hook
confesaría “No podía esconderles mi
desaliento, esto sonaba como Pink Floyd. Ahora pienso que Martin estaba en lo
correcto. Si hubiéramos hecho el sonido como tocábamos en vivo, no podría haber
lugar para la melancolía ni la depresión”. El único que se sintió cómodo con
el resultado final del álbum fue Stephen Morris quien manifestaría que “Joy Division era muy crudo en vivo. Martin desafío
algo de eso. Esto no era lo que esperábamos de nosotros pero era grandioso. Era
psicodélico…más negro de lo que era.”
Hannet redefinió el sonido de la
banda hasta lo impensable. Agregó efectos sonoros que los músicos nunca hubiesen
concebido, dándole ese sonido angustiado que caracteriza al álbum. El esplendor
de la sociedad Hannet/Joy Division es sin duda “She’s Lost Control”, en las
palabras del crítico Simon Reynolds, el tema es “un loop de batería mecano-disco; tom-toms que suenan como rulemanes;
una línea de bajo que parece cable de acero ondeando estrictamente a tempo y
unas guitarras que son como una explosión contenida, como si el único elemento
verdaderamente rockero del tema hubiese sido sujetado de pies y manos.” A
este comentario agregarle el majestuoso efecto fantasmal en la voz de Curtis,
quien parece estuviera cantando desde ultratumba, logrando una sensación
escalofriante.
EL FATALISMO ¿EL PLACER
DESCONOCIDO?
Ian Curtis, fotografía de Martin O'Neil. |
El contexto que rodeó las
sesiones de grabación era peculiar para Ian Curtis: había sufrido un ataque
severo de epilepsia a finales de diciembre de 1978 y éstos se manifestarían con
más frecuencia conforme pasaban los meses, y su hija Nathalie nacería en abril
de 1979.
“Ian nunca escribió nada de música pero él fue un gran orquestador…nos
dio la dirección”, recuerda Bernard Summer. Curtis vivía con apasionamiento
aquella etapa de la banda, que llegaría a grabar 16 canciones. Un par fueron
escritas durante las sesiones de grabación, como “Candidate” que fue compuesta mientras
el resto del grupo esperaba a que Ian retornara del baño, y “From Safety To
Where” y “Autosuggestion” que fueron producto del jamming. Otro grupo de
canciones procedían de las sesiones de Mayo del 78, pero el nuevo material
mostraba una dramática perfección tanto lírica como musical.
Curtis no tenía reparos ni
restricciones en plasmar en sus cuadernos de notas sus pesadillas, tormentos y
preocupaciones. Como artista entendía que sus letras podían generar un cambio y
de paso ser alguien. En “Interzone” transformó Manchester en una ciudad
imaginaria e indeseable, un espacio donde jóvenes olvidados podrían
congregarse; un cruce de vías donde podían perder o ganar su alma. En
“Wilderness”, lo agobia la obsesión por sus espontáneas visiones, en “Insigth” lleva
el pesar de un hombre joven a causa de sus precoces experiencias psicóticas, en
“Shadowplay” yace la autopista reducida a un lóbrego transito y el centro de la
ciudad donde Curtis espera a alguien que nunca llegará.
Mientras Joy Division se estaba
formando como banda Ian Curtis trabajaba en un centro de rehabilitación para
personas con discapacidades físicas y mentales. Esto afectaría bastante en su vida
–llevándolo a pasar horas leyendo y reflexionando sobre la miseria humana- allí
conocería a una chica que usualmente venía al centro para encontrar trabajo.
Ella sufría de epilepsia y perdía mucho tiempo por su mal, entonces un día dejó
de venir, Curtis asumió que había encontrado un empleo, pero más tarde se
enteraría que había muerto, esta “anécdota” según Bernard y Deborah Curtis (la
viuda de Ian) lo inspiraría a componer el tema “She’s Lost Control”.
A diferencia del Punk, que
proponía largarse de lo mundano- de las noticias, de la realidad social- la voz
y líricas de Curtis tenían la cualidad de buscar un intenso propósito, el
monólogo interior. Sus composiciones poseían la oscuridad de la ciencia ficción
de autores como William Burroughs y J.G. Ballard pero inmersas en emociones
controladas por la culpa, el temor, la rabia, la claustrofobia, el disgusto, y
una cuota de fatalismo.
LA PORTADA Y EL ARTE BIZARRO
DE PETER SEVILLE
Un vacio negro irrumpido por unas
líneas ondulantes y pendientes empinadas que se asemejan a una cordillera fue
la peculiar portada que diseñó el director artístico de Factory Records, Peter
Saville para la portada del primer álbum de Joy Division. La imagen,
descubierta por Bernard Sumner y propuesta por Stephen Morris, corresponde a un
diagrama de la Cambridge Encyclopaedia of
Science, que muestra 100 espasmos lumínicos sucesivos del primer púlsar descubierto,
el CP 1919. El periodista Simon Reynolds
plantea una interesante reflexión sobre la aparente relación entre Ian curtis y
la carátula del disco, haciéndose la siguiente pregunta: “¿Podría haber sabido (Curtis) que los púlsares forman parte de una clase
especial de cuerpos celestes conocidos como ‘estrellas de neutrones
misantrópicas o aisladas’?”
Otro aspecto peculiar y original
del arte del empaque, es que la cubierta posterior no presenta la lista de las
canciones, éstas figuraban en el sobre interno del vinilo; las tradicionales
denominaciones Lado A y Lado B, fueron reemplazadas por Outside
e Inside respectivamente.
PLACERES
(RE)CONOCIDOS
Outside : El punzante bajo de Peter Hook,
la bizarra guitarra de Bernard Sumner, los golpes secos de la batería de Stephen
Morris van y vienen de manera ondulante entorno a la claustrofóbica voz de Ian Curtis,
además de los efectos de sonidos espaciales añadidos por Hannet en “Disorder”
nos introduce desde el inicio a un extraño mundo sonoro, que nos invita al
desenfreno e imitar los peculiares pasos de baile de Curtis. Con “Day of The
Lords” asoma un ambiente de pesadez y lamento, llegando a su clímax con esas
tormentosas capas de feedback sobre el final, ni qué decir de la tortuosa interpretación
vocal de Curtis y la tétrica línea de teclado que lo acompaña. El panorama se ralentiza y se vuelve aún más funesto con la
pesada “Candidate”. Las lóbregas atmósferas sonoras de “Insight” son irrumpidas
por el aporreo de efectos de sintetizador y otros artilugios electrónicos, logrando
un efecto psicodélico en su escucha, (¡gracias Martin Hannet!). Los rarísimos efectos
sonoros al principio de “New Dawn Fades” que luego dan paso a una retorcida y
pesada guitarra nos conduce a un ambiente fatalista y mortuorio.
Inside: se apertura con la magistral y ya
comentada “She’s Lost Control”. El esplendor de la combinación Joy
Division/Hannet. El agudo bajo de Hook y la vibración progresiva de los
platillos de la batería de Morris, se aúnan al pesado riffs de la guitarra de
Sumner, sumergiéndonos a un ambiente siniestro en “Shadowplay”, en donde para
variar la voz de Curtis resulta ideal para dibujarnos imágenes mentales de decadencia
urbana y paranoia. “Wilderness” es una extrañísima pieza de rock psicodélico.
Mientras que la vertiginosa y desenfrenada “Interzone” es una magnifica muestra de
toda la energía que la banda podía ofrecer en sus directos, pieza musical retorcida,
alucinante, ideal para maltratar el cuerpo y dejarnos llevar al compás de sus psicodélicos
ambientes sonoros. Finalmente “I Remember Nothing” nos ubica en un ambiente lóbregamente
cautivador, en donde se oyen de fondo fúnebres teclados y estallidos de
vidrios.
INTERZONE
8/02/79 YMCA, Prince Of Wales Conference Centre, London |
Lanzado el 15 de junio de
1979 con un presupuesto mísero, que repercutió en una escasa
promoción y una edición limitada de tan solo 5 mil copias, Factory Records,
dejaba en claro que sus productos no estaban hechos para los charts sino para
un público abierto a nuevos sonidos, el post-punk, había llegado.
Paradójicamente Unknown Pleasures
alcanzó el puesto número 71 de ventas de las listas inglesas en agosto de 1980.
Desde su lanzamiento el álbum recibió elogios por parte de la crítica
especializada, NME lo colocó en el
puesto número 3 en su lista de los mejores discos de 1979.
Unknown
Pleasures sobrepaso
todas las expectativas de la banda, los catapultó a una avalancha de conciertos
y presentaciones por el resto de 1979. “No
podía creer el montón de trabajo que teníamos…era absolutamente increíble,
sentías que todo estaba yendo bien, quería más de esto, fue la plenitud para
uno mismo. Esto fue creciendo más y más” recuerda Morris.
El
progresivo éxito de Unknown Pleasures logró que la banda agrupara seguidores cada
vez más obsesivos, que se comenzarán a vestirse con sobretodos grises y se
expandiera su distintivo de banda de culto, el álbum debut de Joy Division marcó
el punto inicial de su leyenda. Treinta y cinco años después Unknown
Pleasures nos sigue cautivando con sus extraños placeres sonoros, que
para muchos son conocidos.