viernes, 27 de junio de 2014

JOY DIVISION: 35 AÑOS DE PLACERES (DES)CONOCIDOS



UNKNOWN PLEASURES
JOY DIVISION
FACTORY RECORDS (1979)
FAC 10
Unknown Pleasures atestigua la trasformación sonora de la banda, su mutación del visceral punk inicial ejecutado bajo el nombre de Warsaw, al innovador y ralentizado post-punk exhibido con su nueva identidad como Joy Division, sumergiéndonos a las profundidades de la oscuridad, gracias a esas sombrías y gaseosas atmosferas sónicas, que tiene en el productor Martin Hannet al principal responsable, consiguiendo una obra que continúa sonando vigente. 
Ian Curtis (voz y guitarra), Bernard Sumner (guitarra), Stephen Morris (batería) y Peter Hook (bajo) plasmarían en el vinilo, sentimientos de furia, dolor y desolación emanados del interior de sus almas (sobre todo del vocalista) y que el oyente podría fácilmente adoptarlos como suyos. Es pues la condición humana y sus ambigüedades, el principal postulado expuesto en el primer larga duración de los mancunianos.
La historia de Unknown Pleasures, es un relato verídico de la surrealista relación entre la banda, Tony Wilson, Martin Hannet y Manchester.
MANCHESTER: UN LUGAR “INCREÍBLEMENTE LÚGUBRE”
Manchester: Un lugar "increíblemente lúgubre"
Manchester la ciudad que alumbraría a Joy Division, fue descrita por el periodista Jon Savage como un lugar “increíblemente lúgubre”, pues en eso se había convertido la que alguna vez había sido capital mundial de la manufactura algodonera mecanizada. La riqueza del ayer se había esfumado y la desolación ocupaba su lugar, síntomas del inminente arribo de la era post-industrial. Es así que la voz y palabras de Curtis reciclan una y otra vez ese panorama de oscuridad, crisis, fracaso, colapso, frustración e incertidumbre, dentro de un ambiente sonoro inhóspito y ralo, que gira alrededor del bajo de Peter Hook.
En cierta manera Unknown Pleasures es como realizar una travesía por la ciudad, la de una sociedad en decadencia. Para Ian Curtis, Manchester era semejante a una ruina vacía, presta a ser explorada, cuyo inhumano panorama estaba embargado por el engaño y la intriga. De la misma manera el sonido y las líricas ofrecidas en una manera fueron recogidos de las ruinas del punk. En donde Joy Division no pretendía ofrecer explicaciones ni respuestas fáciles a tanta desolación.
PACTO DE SANGRE:
Peter Saville - Tony Wilson - Alan Erasmus - Febrero de 1979
Cuando los Joy Division aún tenían dudas sobre si debían grabar este álbum con Factory Records, en Marzo de 1979 fueron a Eden Estudios en Londres para grabar 5 demos con el productor de aquel momento Martin Rushent. “Inicialmente nos fueron ofrecidos entre 40 mil y 50 mil libras esterlinas. Esto era muy poco pero salía de nuestra real comprensión, tanto que en verdad no nos importó. Rob Gretton (manager de la banda) sólo decidió que el trato con Tony Wilson fuera: a) más interesante y b) más frustrante pero c) finalmente más recompensado” recuerda Hook. En mayo de 1978, Tony Wilson presentador de tv y dueño de Factory Records había firmado literalmente con su propia sangre un contrato con la banda ofreciéndoles plena libertad para hacer lo que quisieran, así que tenían además de su palabra, su sangre como señal del pacto.
El 1 de abril de 1979, Joy Division llegó a Strawberry Studios en Stockport para iniciar su primer extenso periodo de trabajo con el productor, Martin Hannet quien sabía de la existencia de la banda desde inicios de octubre de 1977, cuando los vio tocar en el Salford Technical College.  Bernard Sumner manifestaría que para ellos “el estudio fue como un nuevo mundo…” pero no imaginarían que se toparían con Martin Hannet y su peculiar manera de ver ese “mundo”.
EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS: MARTIN HANNET Y JOY DIVISION
Hannet un amante de la psicodelia, el dub y otras "hierbas"
Tony Wilson la tenía clara, Martin Hannet era el hombre ideal para producir el álbum debut de Joy Division, según el dueño de Factory, el productor “Podía ver el sonido, darle forma y reconstruirlo”. Hannet un amante de la psicodelia, el dub y la marihuana, estaba dispuesto a capturar e intensificar la inquietante espacialidad de la banda. Alguna vez manifestó que la hierba era “buena para los oídos” y que “los espacios públicos y desiertos y los edificios de oficinas vacíos” le ocasionaban un “subidón”.
Hannet usaba un delay digital AMS y otros efectos digitales para conseguir un “control atmosférico”, además poseía una fascinación por envolver los sonidos de un instrumento en un “aura” espacial. Hannet hablaba de crear “hologramas sonoros” a través de la yuxtaposición de capas  de “sonidos y reverbs”. Hannet se encargaría de poblar los discos de Joy Division con sonidos subliminales colindantes con lo espectral.
Para Martin Hannet los Joy Division “eran buenos en verdad” pues “existía un montón de espacio en su sonido”. Los vio como “un regalo para producir porque ellos no tenían una pista [de cómo hacerlo]. Ellos no discutían. The Factory Samples fue la primera cosa que hice con ellos.  Pensé que tendría un nuevo Advance Music System delay line por cerca de dos semanas y de ese trabajo salió ‘Digital’. Esto era un envió del cielo”. Joy Division caería como anillo al dedo para sus experimentaciones sónicas.  
Hannet, hizo grabar la batería de Morris, pieza por pieza.
Ese lado visionario de Hannet quizás era la único bueno que tenía y que realmente valía la pena de su persona, pues era un tipo difícil y déspota con los músicos, capaz de generar los sentimientos más encontrados. Peter Hook lo recuerda así “Trabajar con Martin en el Strawberry fue mejor porque podías largarte de él… El problema fue que él asumía que solo éramos un puñado de idiotas, que solo existía por la gracia de él. Ahora sé que se ponía así por el efecto de las drogas. Derek BrandWood siempre decía que ninguna banda pasaría una semana con Martin HannettA él le gustaba todo lo que sea atrevido. El era malévolo, pero un genio”.
Una de sus “víctimas” fue el baterista Stephen Morris, a quien en su afán de exigir una “separación de sonidos” totalmente limpia y clara-sin filtraciones del sonido del ambiente- le hizo “desmantelar” toda su batería, para grabar por separado cada una de sus partes (el redoblante, el bombo, el hit-hat), haciendo que el proceso de grabación fuese más largo y sin fluidez, pues la manera normal de tocar la batería es con todas sus partes a la vez. Morris terminaría con las piernas llenas de moretones, producto de golpeárselas silenciosamente con las palmas para ayudarse como una simulación del acompañamiento del resto de las partes de la batería mientras cumplía con la sesión grabación. Gracias a la tiranía de Hannet, Stephen Morris se convertiría prácticamente en una caja de ritmos humana.  En otra ocasión porque Hannet manifestó que había vibración indeseable le pidió a Morris que desarmara la batería. “Martin estaba siempre buscando por alguna cosa” recuerda Hooky; “él solía decir: ‘esta canción necesita algo más y te largaba’. Nunca sabías que diablos tú estabas haciendo. Él escucharía algunas veces, y aún te consultaría, pero nunca admitiría que alguien estaba en lo correcto” cuenta Stephen Morris.
La tortura psicológica resultaba estimulante para Hannet. Algunas veces solía dormir debajo de la consola de mezcla solo para crear pánico entre los músicos y después imponerles su voluntad, logrando alterar y poner furiosos a los músicos.
El principal artífice del sonido del álbum debut de Joy Division
Con la finalidad de que los músicos no lo molestaran en el proceso de mezcla, ponía el aire acondicionado a temperaturas de extremado frío, que solo él podía soportar, utilizando la excusa que lo hacía por la diabetes del ingeniero de sonido Chris Nagle. Aprovechando la ausencia de los músicos, Hannet utilizó el Marshall Time Modulator para extinguir deliberadamente las guitarras y el bajo, privilegiando las voces de Ian Curtis y la batería de Stephen Morris con delay y reverb. Para las voces de Ian en “Insight”, Hannett grabó la voz del cantante bajo una línea de teléfono para alcanzar el requisito de la distancia, “los arreglos fueron sólo reforzamiento de ideas básicas” diría el productor; la idea era tratar “hacer aparente, todo lo que rodeaba. Alcanzar algo de su potencial”.
La expectativa de la banda sobre el resultado final del álbum era grande, Hooky había sentido “rockeaban” mientras grababan, esperaban que el registro replicara el sonido del grupo en sus conciertos. Sin embargo se llevarían una gran sorpresa.
Hooky y yo lo detestamos en un inicioLa música era dura y pesada y sentimos que Martin lo había tirado abajo, especialmente con las guitarras, sacando fuera elementos estridentes y más bien amansándolos. La producción de Martin influyó en la oscuridad del álbum. Dibujábamos una pintura en blanco y negro y él la coloreo por nosotros. Pero Rob lo amaba, y Wilson la amo, y la prensa la amo, y el público la amo, tanto, que nosotros sólo fuimos los pobres estúpidos músicos que la escribieron!” recuerda Sumner.
Morris, Hook, Curtis y Bernard
Mientras que Peter Hook confesaría “No podía esconderles mi desaliento, esto sonaba como Pink Floyd. Ahora pienso que Martin estaba en lo correcto. Si hubiéramos hecho el sonido como tocábamos en vivo, no podría haber lugar para la melancolía ni la depresión”. El único que se sintió cómodo con el resultado final del álbum fue Stephen Morris quien manifestaría que “Joy Division era muy crudo en vivo. Martin desafío algo de eso. Esto no era lo que esperábamos de nosotros pero era grandioso. Era psicodélico…más negro de lo que era.”
Hannet redefinió el sonido de la banda hasta lo impensable. Agregó efectos sonoros que los músicos nunca hubiesen concebido, dándole ese sonido angustiado que caracteriza al álbum. El esplendor de la sociedad Hannet/Joy Division es sin duda “She’s Lost Control”, en las palabras del crítico Simon Reynolds, el tema es “un loop de batería mecano-disco; tom-toms que suenan como rulemanes; una línea de bajo que parece cable de acero ondeando estrictamente a tempo y unas guitarras que son como una explosión contenida, como si el único elemento verdaderamente rockero del tema hubiese sido sujetado de pies y manos.” A este comentario agregarle el majestuoso efecto fantasmal en la voz de Curtis, quien parece estuviera cantando desde ultratumba, logrando una sensación escalofriante.     
EL FATALISMO ¿EL PLACER DESCONOCIDO?
Ian Curtis, fotografía de Martin O'Neil.
El contexto que rodeó las sesiones de grabación era peculiar para Ian Curtis: había sufrido un ataque severo de epilepsia a finales de diciembre de 1978 y éstos se manifestarían con más frecuencia conforme pasaban los meses, y su hija Nathalie nacería en abril de 1979.
Ian nunca escribió nada de música pero él fue un gran orquestador…nos dio la dirección”, recuerda Bernard Summer. Curtis vivía con apasionamiento aquella etapa de la banda, que llegaría a grabar 16 canciones. Un par fueron escritas durante las sesiones de grabación, como “Candidate” que fue compuesta mientras el resto del grupo esperaba a que Ian retornara del baño, y “From Safety To Where” y “Autosuggestion” que fueron producto del jamming. Otro grupo de canciones procedían de las sesiones de Mayo del 78, pero el nuevo material mostraba una dramática perfección tanto lírica como musical.
Curtis no tenía reparos ni restricciones en plasmar en sus cuadernos de notas sus pesadillas, tormentos y preocupaciones. Como artista entendía que sus letras podían generar un cambio y de paso ser alguien. En “Interzone” transformó Manchester en una ciudad imaginaria e indeseable, un espacio donde jóvenes olvidados podrían congregarse; un cruce de vías donde podían perder o ganar su alma. En “Wilderness”, lo agobia la obsesión por sus espontáneas visiones, en “Insigth” lleva el pesar de un hombre joven a causa de sus precoces experiencias psicóticas, en “Shadowplay” yace la autopista reducida a un lóbrego transito y el centro de la ciudad donde Curtis espera a alguien que nunca llegará.
Mientras Joy Division se estaba formando como banda Ian Curtis trabajaba en un centro de rehabilitación para personas con discapacidades físicas y mentales. Esto afectaría bastante en su vida –llevándolo a pasar horas leyendo y reflexionando sobre la miseria humana- allí conocería a una chica que usualmente venía al centro para encontrar trabajo. Ella sufría de epilepsia y perdía mucho tiempo por su mal, entonces un día dejó de venir, Curtis asumió que había encontrado un empleo, pero más tarde se enteraría que había muerto, esta “anécdota” según Bernard y Deborah Curtis (la viuda de Ian) lo inspiraría a componer el tema “She’s Lost Control”.
A diferencia del Punk, que proponía largarse de lo mundano- de las noticias, de la realidad social- la voz y líricas de Curtis tenían la cualidad de buscar un intenso propósito, el monólogo interior. Sus composiciones poseían la oscuridad de la ciencia ficción de autores como William Burroughs y J.G. Ballard pero inmersas en emociones controladas por la culpa, el temor, la rabia, la claustrofobia, el disgusto, y una cuota de fatalismo.
LA PORTADA Y EL ARTE BIZARRO DE PETER SEVILLE
Un vacio negro irrumpido por unas líneas ondulantes y pendientes empinadas que se asemejan a una cordillera fue la peculiar portada que diseñó el director artístico de Factory Records, Peter Saville para la portada del primer álbum de Joy Division. La imagen, descubierta por Bernard Sumner y propuesta por Stephen Morris, corresponde a un diagrama de la Cambridge Encyclopaedia of Science, que muestra 100 espasmos lumínicos sucesivos del primer púlsar descubierto, el CP 1919.  El periodista Simon Reynolds plantea una interesante reflexión sobre la aparente relación entre Ian curtis y la carátula del disco, haciéndose la siguiente pregunta: “¿Podría haber sabido (Curtis) que los púlsares forman parte de una clase especial de cuerpos celestes conocidos como ‘estrellas de neutrones misantrópicas o aisladas’?”
Otro aspecto peculiar y original del arte del empaque, es que la cubierta posterior no presenta la lista de las canciones, éstas figuraban en el sobre interno del vinilo; las tradicionales denominaciones Lado A y Lado B, fueron reemplazadas por Outside  e Inside respectivamente.
PLACERES (RE)CONOCIDOS
Outside : El punzante bajo de Peter Hook, la bizarra guitarra de Bernard Sumner, los golpes secos de la batería de Stephen Morris van y vienen de manera ondulante entorno a la claustrofóbica voz de Ian Curtis, además de los efectos de sonidos espaciales añadidos por Hannet en “Disorder” nos introduce desde el inicio a un extraño mundo sonoro, que nos invita al desenfreno e imitar los peculiares pasos de baile de Curtis. Con “Day of The Lords” asoma un ambiente de pesadez y lamento, llegando a su clímax con esas tormentosas capas de feedback sobre el final, ni qué decir de la tortuosa interpretación vocal de Curtis y la tétrica línea de teclado que lo acompaña. El panorama se ralentiza y se vuelve aún más funesto con la pesada “Candidate”. Las lóbregas atmósferas sonoras de “Insight” son irrumpidas por el aporreo de efectos de sintetizador y otros artilugios electrónicos, logrando un efecto psicodélico en su escucha, (¡gracias Martin Hannet!). Los rarísimos efectos sonoros al principio de “New Dawn Fades” que luego dan paso a una retorcida y pesada guitarra nos conduce a un ambiente fatalista y mortuorio.
Inside: se apertura con la magistral y ya comentada “She’s Lost Control”. El esplendor de la combinación Joy Division/Hannet. El agudo bajo de Hook y la vibración progresiva de los platillos de la batería de Morris, se aúnan al pesado riffs de la guitarra de Sumner, sumergiéndonos a un ambiente siniestro en “Shadowplay”, en donde para variar la voz de Curtis resulta ideal para dibujarnos imágenes mentales de decadencia urbana y paranoia. “Wilderness” es una extrañísima pieza de rock psicodélico. Mientras que la vertiginosa y desenfrenada “Interzone” es una magnifica muestra de toda la energía que la banda podía ofrecer en sus directos, pieza musical retorcida, alucinante, ideal para maltratar el cuerpo y dejarnos llevar al compás de sus psicodélicos ambientes sonoros. Finalmente “I Remember Nothing” nos ubica en un ambiente lóbregamente cautivador, en donde se oyen de fondo fúnebres teclados y estallidos de vidrios.  
INTERZONE
8/02/79 YMCA, Prince Of Wales Conference Centre, London
Lanzado el 15 de junio de 1979  con un  presupuesto mísero, que repercutió en una escasa promoción y una edición limitada de tan solo 5 mil copias, Factory Records, dejaba en claro que sus productos no estaban hechos para los charts sino para un público abierto a nuevos sonidos, el post-punk, había llegado. Paradójicamente Unknown Pleasures alcanzó el puesto número 71 de ventas de las listas inglesas en agosto de 1980. Desde su lanzamiento el álbum recibió elogios por parte de la crítica especializada, NME lo colocó en el puesto número 3 en su lista de los mejores discos de 1979. 
Unknown Pleasures sobrepaso todas las expectativas de la banda, los catapultó a una avalancha de conciertos y presentaciones por el resto de 1979. “No podía creer el montón de trabajo que teníamos…era absolutamente increíble, sentías que todo estaba yendo bien, quería más de esto, fue la plenitud para uno mismo. Esto fue creciendo más y más” recuerda Morris. 
El progresivo éxito de Unknown Pleasures logró que la banda agrupara seguidores cada vez más obsesivos, que se comenzarán a vestirse con sobretodos grises y se expandiera su distintivo de banda de culto, el álbum debut de Joy Division marcó el punto inicial de su leyenda. Treinta y cinco años después Unknown Pleasures nos sigue cautivando con sus extraños placeres sonoros, que para muchos son conocidos.  
 

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