MAGIC WHIP
BLUR
(2015)
El
tan esperado nuevo álbum de Blur tras su reunión el 2008, vio por fin la luz el
pasado 25 de abril. Magic Whip se convierte
en el disco más ecléctico, experimental y psicodélico de una de las bandas más
emblemáticas del pop británico, una prolongación de lo desarrollado por Albarn
en su auspicio debut solista, el introspectivo y minimalista Everyday Robots, donde los músicos experimentan a su antojo con
múltiples sonoridades apelando a las libertades y licencias que solo la fama y
los años pueden otorgar.
El
reinventarse es el estandarte que muchas bandas enarbolan en su esfuerzo por
seguir vigentes y ofrecer a sus adeptos nuevas experiencias, así como en su afán
de capturar nuevos, algunos lo hacen con éxito mientras que a otros los manda
al retiro. Sin embargo, la experimentación ha sido parte de la carrera de los
británicos, si es que uno revisa detalladamente sus producciones dejando a un
lado sus “hits”, encontrándonos con exploraciones hacia sonoridades sinfónicas,
electrónicas, elementos dub, jazzísticos y orquestales. En esta ocasión los
ingleses se han atrevido a ir un poco más allá de sus límites.
Abre
el disco la nostálgica “Lonesome Street”, un resumen perfecto de las
sonoridades exploradas por la banda a lo largo de su carrera, pop ligero y
listo para el consumo. “New World Towers”, da un vuelco en dirección opuesta
con su antecesor, ofreciéndonos ambientes
introspectivos con ciertos rasgos orientales,
coqueteos de minimalismo electrónico matizados con cuerdas acústicas y el
apesadumbrado canto de Albarn. Los sugestivos riffs y distorsiones de Coxon, la
maquinal percusión de Rowtree y la insolente voz de Albarn nos atrapan en la
ruidosa “Go Out”, imposible no derretirnos ante sonidos tan adictivos. Más
desfachatez es expuesta en la hibrida “Ice Cream Man”, cuyos sonidos fluctúan entre
lo exótico, lo acústico y la electrónica, más eclecticismo combinándose con
ciertos ambientes espectrales se exhiben en la genial “Thought I Was A Spaceman”,
envolviéndonos con sus relajantes atmosferas, que sucumbirán ante la base rítmica
impuesta por James en el bajo y Rowntree en la batería, y el despegue psicodélico,
merced a los sonidos emitidos por la guitarra y efectos de Coxon.
En
“I Broadcast”, los Blur dejan por un momento los sonidos experimentales para entregarnos
un explosivo tema pop, que nos remite a
su época dorada pero solo será una pausa, pues con melancólica “My Terracota
Heart” retornan a las ambientaciones introspectivas, y en épica “There Are Too
Many Of Us”, repasan sus intentos de alear su magistral pop con lo sinfónico.
En la elemental “Ghost Ship”, nos entregan cálidos momentos gracias a los
básicos pero a la vez hipnóticos riffs de Coxon.
En
la recta final desfilan: “Pyongyang” cuya citara china se encargan de crear una
tensa y misteriosa atmosfera, para que luego unos teclados ascendentes en
combinación con la voz de Albarn e indescriptible ruidos electrónicos nos introduzcan
hacia una delirante bruma psicodélica, la festiva “Ong Ong”, de peculiares
voces desganadas en los coros, y “Mirror Ball” cuyas cuerdas nos hace
experimentar añoranza y describirnos un frío atardecer frente al mar observando
una tenue puesta del sol.
Blur durante la conferencia de prensa del anuncio de Magic Whip |
Un
buen retorno de Blur, el eclecticismo y la variedad sonora expuesta por los
británicos a lo largo de Magic Whip, quizás esté en gran parte influenciada en su
estancia en Hong Kong donde iniciaron la grabación del álbum, y el arte de su
portada parece afirmar (además que la conferencia de prense donde se anunció el
lanzamiento del trabajo se realizó en un restaurante de comida china), pero
también es producto de la madurez alcanzada por los consagrados músicos, a la
que hay que sumarle la conducción del productor Stephen Street (The Smiths, Morrissey),
el compañero ideal de los ingleses durante su época dorada. Este disco no hace
sino abrigarnos la esperanza de que una obra maestra está todavía por arribar.
Escucha completo el álbum aquí https://open.spotify.com/album/0nSzBICzQHea8grwfqa5Gb