En esta sección de nuestra revista, recordamos los aniversarios de los discos más emblemáticos de todos los tiempos. A través de artículos, reseñas y semblanzas.
Para que termines de familiarizarte con el contenido que será parte de nuestra edición especial, aquí algunos vídeos/audios.
Para que te sigas familiarizando con el material de nuestra edición especial N° 0. Te dejamos estos audios/vídeos correspodientes a la sección de reseñas de álbumes. Espero lo disfrutes.
GHETTOVILLE- ACTRESS
SHELTER - ALCEST
BROTHERS AND SISTERS OF THE ETERNAL SON - DAMIEN JURADO
Nuestra revista desea ofrecerte un viaje sónico por la historia del rock, desde nuestros días hasta épocas remotas. A través de los discos, nuestros tesoros mundanos. Por tal razón la dividimos en tres partes:
1raContiene artículos sobre los artistas más interesantes del presente. Así como crónicas de conciertos y otras notas de actualidad.
2da Está dedica a la reseña de discos.
3ra Efemérides de los discos más emblemáticos de todos los tiempos.
Para que te vayas familiarizando con el material de la primera parte de nuestra edición especial N° 0. Te dejamos estos vídeos
Estuvieron por la capital, en su
segunda visita al país, el pasado mes de agosto para ofrecernos un célebre
concierto, presentando su último álbum La Petite Mort, lanzado en junio en
Uk y por estos días en USA. Luego de cuatro años desde sus últimas producciones
(dos Mini-LP), la legendaria banda de Manchester renueva su sonido
zambulléndose en el house y el dance, para sacar a flote un disco de placentero
latigazo pop. Diez melodías perfectas que tienen su origen en la muerte, pues
tanto la madre de Tim Booth como su mejor amigo fallecieron durante su
concepción. Booth y compañía han creado en esta oportunidad arte colorido desde
las profundidades de la pena.
La Petite Mort presenta
la paradoja o la intencionada ambigüedad de abordar lo funesto a ritmo de baile
desenfrenado, escuchándose en cada una de las piezas de la obra, instrumentos
de viento, teclados y sonoridades electrónicas, consolidándose como la columna
vertebral del sonido del álbum. Los
ensayos de James con la electrónica se remiten a los tiempos del Whiplash
(1997) aunque solo en algunos
temas como “Greenpace”, “Go To The Bank” y “Play Dead” y en aquella ocasión se
podría decir lo hicieron de manera algo más abstracta. En esta ocasión la experimentación
con dicha sonoridad sirve para fortalecer el característico sonido pop desarrollado
por el grupo, consiguiendo un disco impecable. El que la formación sea la misma
que la del gloriosoSeven, a ello sumadala acertada participación del
productor Max Dingel, seguramente fueron vitales en la obtención de tremendo
resultado.
El impacto emocional con el disco es
inevitable desde su inicio con la marcha ascendente de los teclados de Mark
Hunter, la atractiva voz de Tim, el violín de Saul Davies y la trompeta del
gran Andy Diagram, el gancho perfecto para
quedarnospegados al disco. Las
sonoridades house de “Curse Curse” se convierten en ideales para la pista de
baile, como para ensayar los epilépticos pasos de Tim, realmente esplendida la
pieza. “Moving On” con su bajo a lo Joy Division, nos sigue dando donde más nos
gusta, el apoteósico sonido de la banda más teclados y trompeta en tonalidades siderales,
estupenda canción. Pero todavía hay más. “Gone Baby Gone” trae al presente un
poco del ya añejo “Madchester”, que a pesar de los años, sigue sonando tan
moderno y fresco a los oídos. El sólido sonido de “Frozen Bitter” servirá de correcta plataforma para la
apreciar la conmovedora voz de Booth. Mientras que sonidos post-punk confluyen
con toques electrónicos en la correcta “Interrogation”. Una
temeraria y reflexiva “Bitter
Virtue” es un ejemplo de la seguidilla de “baladas” experimentales que James
practicará sobre el cierre del álbum con “All My Mind” y “Quicken The Dead”,
presentando los momentos más reposados e introspectivos del trabajo, aunque
también de estructuras y sonidos más arriesgados. Siguiendo por ese modelo esta
la pieza de cierre, “All I’m Saying” aunque más extrovertida que sus
antecesoras.
James sigue
destilando la misma energía y pasión de antaño, cautivándonos con sus
endiosadas melodías, llevándonos con sus letras y musicalidad (en esta ocasión
murallas sinfónicas mezclándose con efectos electrónicos) fácilmente de la
melancolía a la danza. Nuestros admirados mancunianos siguen anunciando al
mundo que están más vivos que nunca con este maravilloso álbum, simplemente siendo
ellos mismos, sin necesidad de ver al resto, de lo mejor de este año.
Durante el primer año de la
secundaria, quedé impactado al observar a un grupo de chicos dos o tres años
mayores que yo, vestidos de negro, luciendo en sus polos imágenes lúgubres y
sombrías de una banda, cuyas figuras calzaban a la perfección con el ambiente
grisáceo y frío del invierno limeño era Echo & The Bunnymen, una banda que
hasta ese entonces nunca había escuchado.
El flechazo inicial me llevó
inmediatamente a pedirle a mi abuelita que me acompañara a buscar material del
grupo en la avenida La Colmena (exactamente en la puerta de la Universidad
Villareal, que era el punto donde un escolar de 13 años y escasos recursos
económicos podía encontrar una copia pirata en los 80s, una zona nada santa para
un menor de edad a partir del atardecer). Así fue que en parte la madre de mi
progenitora se convertiría en la cómplice de mi romance con los de Liverpool. El
recopilatorio Songs To Learn & Sing fue el elegido para inaugurar mi
idilio con los Bunnymen.
Ya en casa, el disfrute no pudo
ser más sublime, merced a las exóticas sonoridades de “A Promise” y “The
Cutter”, la tenebrosidad melancólica de “The Killing Moon”, el rock’n’roll
psicodélico de “The Puppet” y “Do It Clean”, el elegante pop orquestal de “Silver”,
la delicadeza de “Seven Seas”, la yuxtaposición sonora de “Never Stop” y la
nostalgia ensoñadora de “Bring On The Dacing Horses”, sin duda la sideral (y
por ratos arabesca) guitarra de Will Sergeant y la épica y fantasmal voz de Ian
McCulloch, se erigían como los estandartes de la obra del grupo. El álbum
sencillamente me hizo experimentar inéditas sensaciones. Echo & The
Bunnymen había llegado a mi vida, con su deslumbrante post-punk neopsicodélico,
para quedarse por siempre.
Will Sergeant 13/10/10 en BsAs
Mi romance con los Bunnymen, tras
años de incertidumbre luego de la partida de su vocalista Ian McCulloch (1988),
la muerte de su gran baterista Pete de Freitas (1989), el intento de continuar siendo
un remedo de ellos mismos, con un nuevo vocalista -Reverberation 1990)-, y su
espectacular retorno con los tres miembros originales en 1997 con el álbum Evergreen,
llegaría a su clímax el miércoles 13 de octubre del 2010, cuando por fin pude
verlos en vivo en Buenos Aires, Argentina. Aquella gloriosa noche, como parte
de su gira The Fountain, Echo nos ofreció un “Songs To Learn & Sing”más
otros clásicos temas, como “Going Up”, “Zimbo”, “Villiers Terrace”, “All That Jazz”
“Nothing Lasts Forever” o “My Kingdom” cerrando con una extensa versión de “Do
It Clean”, canción que no la tocaban en vivo por años.
Ian McCulloch 13/10/10 en Bs As
Echo & The Bunnymen tuvo
todos los méritos para ser considerada una mejores bandas de la música
contemporánea sobre la tierra, sus producciones fueron superiores a lo hecho por
gente como U2, pero la gloria le resultó esquiva, conformándose con su aura de
banda de culto, ajena al éxito comercial.
Este año Echo & The Bunnymen,
nos presenta Meteorites, que a diferencia de su predecesor,sus empresarios han optado por darle mayor promoción,
gracias al auge de la redes sociales y sitios de música en línea, apariciones en la Tv americana como en el famoso programa de David Letterman, y recurriendo también al merchandinsing, a fin de
que este buen álbum no pase desapercibido como The Fountain. Anhelando también llegar a más gente en el globo, conquistar nuevos seguidores que se interesen por escarbar en el
majestuoso pasado de la banda y
encuentren en ella razones más que suficientes para considerarla entre sus favoritas. METEORITES
El haber tenido una para discográfica
de cinco prolongados años, a pesar de una respetable actividad en lo que se
refiere a presentaciones en vivo y producciones paralelas de sus integrantes -Will
Sergeant con Poltergeist y Ian McCulloch
con su álbum orquestal Holy Ghost- así
como el contar con la participación del bajista de Killing Joke, Martin “Youth”
Glover en la producción del nuevo material, hicieron crecer la expectativa alrededor
de este nuevo álbum de los Bunnymen, el décimo segundo en su extensa carrera. A
todo esto sumarle las consabidas declaraciones de su vocalista -conocido por
ser “Mac The Mouth”- ante la salida de cada nuevo disco de los Bunnymen, que ya
suenan a cliché: “lo mejor desde….” Y
es que este tipo de comentarios por parte de McCulloch, cuenta con antecedentes
remotos, cuando en 1997 salió Evergreen, y lo señaló como “lo mejor desde Ocean Rain”, en esa
ocasión acertó. En el 2009 antes del lanzamiento de The Fountain volvió a
repetir “lo mejor que hemos hecho desde
Ocean Rain”, una exageración. En esta ocasión ha manifestado que Meteorites
es un “álbum creado con el alma…el mejor
disco de la banda en mucho tiempo, a la altura de Crocodiles, Heaven Up Here.,
Porcupine y Ocean Rain…me ha
cambiado la vida” ¿le creemos esta vez?
Reducidos a dúo desde la partida
del bajista Les Pattinson en plena creación de What Are You Going To Do With
Your Life (1999) -para atender la salud de su madre y cansado de
maltratos, como el ganar un sueldo menor al de músico de sesión - el protagonismo
sonoro se reparte entre los múltiples efectos de guitarra de Will y la voz de
Ian, cumpliendo un papel notablemente superior al realizado en The
Fountain, quienes han sabido suplir con su talento a lo largo de todos
estos años, la ausencia de la portentosa base rítmica que impregnaban Pattison
y De Freitas al sonido de la banda.
Aunque sin llegar a ser un disco sorprendente,
Meteorites
ofrece razones de sobra para disfrutarlo al máximo. Gracias a su emotivo y
brillante sonido edificado sobre los majestuosos arreglos de cuerdas y la épica
voz de su cantante, creando diversos parajes sónicos que permiten la convivencia
de sensaciones tan disimiles como la nostalgia, la esperanza o el misterio.
Las delicadas y dolorosas cuerdas
iniciales de “Meteorites”, cuyos desgarradores crescendos combinándose con los
sonidos lamentosos del teclado y la angustiosa y a la vez fantasmagórica voz de
McCulloch, crean un impresionante ambiente dramático, que luego mutará hacia un
estallido de sonoridad épica, dibujándonos paisajes ensoñadores que golpean la
sensibilidad de nuestras almas. Un comienzo por demás espectacular, entusiasmo
que prosigue al deleitarnos con el luminoso pop de “Holy Moses”, virtud a sus cautivantes
capas de voces, melodiosas guitarras y pegajoso ritmo. La fascinante “Constantinople”
nos lleva de regreso a ese sonido oscuro, en donde góticas, arabescas y
distorsionadas guitarras más las múltiples voces de Ian llenando el espacio, termina
arrancándonos por ahí algún movimiento de baile, ante el acoso de envolventes ondas
sonoras provenientes de diferentes direcciones. Una muestra del mejor Echo
neopsicodélico.
Tras un arranque demoledor, el
disco baja sus revoluciones con “Is This A Brekadown?” en donde los Bunnymen
exploran sonoridades “alegres”, sin temor a equivocarme jamás visitadas por la
banda, saliendo bien librados. Sigue la monótona “Grapes Upon The Vine”, poco
para comentar, pero felizmente la endiosada guitarra de Will y la épica voz de
Ian, nos trasladan a los oníricos parajes del Ocean Rain, con“Lovers
On The Run”. Tema que con gran tacto fue elegido como single promocional del
álbum, antes de su lanzamiento. La sombría balada de rigor llega con la
emotividad ralentizada de “Burn It Down”. Más pop edulcorado y efectivo vendrá con
“Explosions” y por ahí algunos “chispasos” de la guitarra de Sergeant. Mientras
que la extensa “Market Town” y sus variadas sonoridades de guitarra (wah wah a
por mayor) se asemeja a lo hecho en su epónimo álbum del 87 y al Evergreen
(97). Reducirle 1 o 2 minutos a la pieza la hubiera hecho perfecta, pues los
repetitivos minutos finales se vuelven algo sosos. Llegamos al final, con la melancólica
y paradójicamente relajante “New Horizons” y sus alucinantes atmosferas sonoras,
colindante con el shoegaze, una belleza de canción que le pone un lindo final a
este buen álbum.
Pete de Freitas, Les Pattinson, Ian McCulloch, Will Sergeant (1980)
¿Meteorites está a la altura de
sus cuatro emblemáticos álbumes? Creo que no alcanza. Desde su retorno, la
banda nunca ha podido retomar la divinidad creativa de sus álbumes ochenteros,
que de sobra – y nuevamente lo afirmo- lo sindicarían como la mejor banda del
planeta. Sin duda Echo And The Bunnymen es una de las bandas menos valoradas que han salido del Reino Unido. A pesar de ser una referencia obligada de los 80s y una banda cuya obra influenció en muchos actos sonoros que aparecieron posteriormente. Con esto no estoy afirmando que
todo lo realizado desde Evergreen en adelante no sirva, salvo
el descolorido Flowers del 2001, es más estoy convencido que la banda se ha esforzado por mantener una propuesta
fresca y honesta, al no intentar sacar un “Ocean Rain 2” o “Porcupine 2” o
temas que suenen a “The Killing Moon” o “The Cutter”. Nunca ha intentado el “refrito”
ni el copiarse a ellos mismos. Todos esos álbumes pertenecientes a su segunda etapa, han superado el promedio 7/10. Demostrando con transparecnia sus dones.
Meteorites es uno de los mejores discos de
su carrera desde su retorno, muy cerca a Evergreen y What Are You Going To Do With
Your Life?, mostrándonos a unos Echo en vigencia, para nada anacrónicos. Algo de lo que no podrían jactarse muchos
vejestorios con fama y dinero que se resisten a morir, además de no presentar
una sola producción decente en décadas. Meteorites, es sin duda uno de los mejores lanzamientos
del año.
La existencia de Ben Hasen dentro de mi mundo sonoro había pasado
desapercibida desde los lejanos tiempos del Sea Change (2002)o
épocas más remotas comola desu joya noventera Odeley
(1997). ¿Quién es Ben Hansen? El creador de uno de los mayores megahits de la
historia pop, “Loser”, ¿ya te acordaste? Exacto, se trata de Beck, que este 2014
está de vuelta con Morning Phase su primer disco en seis años, donde exhibe un
sonido que oscila entre el folk, country y lo etéreo, logrando ambientar una increíble
atmosfera intimista.
Además de su sorprendente álbum retorno, Beck terminó por captar
nuevamente mi atención, gracias a su apoteósica presentación en el reciente
festival de Coachella, iniciando su show con las demoledoras “Devil’s Haircut” y
“Loser”, haciéndome revivir aquellos felices momentos noventeros, renovando mi
romance con su singular música. Pero volviendo a Morning Phase, este no
tiene nada que ver con el estilo desarrollado por Beck en los noventas, sino
como él mismo lo ha manifestado, es una prolongación o “acompañante” de Sea
Change, donde ensoñadoras capas de folk son decoradas por arreglos
orquestales, que sirven como el fondo musical perfecto para sus melancólicas y
taciturnas liricas, quizás influenciadas por la para forzada que sufrió a raíz
de una lesión en la espalda, tiempo que aprovechó para reflexionar sobre un
mundo en decadencia y desarrollar sonidos tan introspectivos y sombríos.
BEK DAVID CAMPBELL=BECK HANSEN=BECK
Bek David Campbell nace el 8 de Julio de 1970 en Los
Ángeles, California. Hijo del músico de blues, director y arreglista orquestal
David Campbell y la artista visual, Bibbe Hansen quien fue miembro activa del
movimiento de Andy Warhol. Sus padres se separan cuando él tenía 10 años de
edad, quedándose con su madre y hermano en L.A. al marcharse de su casa para
iniciar “su vida”, reemplaza su apellido paterno por el materno y le agrega una
“c” a su nombre. Siendo un adolescente, Beck se vuelve un músico callejero, con
apenas 19 años se marcha a New York, donde vive publicando folletos de poesía
underground y se une al movimiento anti-folk. Todo este bagaje cultural lo
vuelca hacia sonoridades punk-rock y hip-hop, creando alucinantes collages sonoros,
siendo testigos de sus primeros atrevimientos musicales, lugares comoel Raji’s, Al’s Bar o Jabberjaw. Beck había
producido para esa época una regular cantidad de demos, inspirados en sus
fracasos laborales, chicas o cualquier cosa que emprendiera, experiencias que
se plasmarían en su éxito “Loser”, en donde además exhibiría su español
malhablado, adquirido de sus tratos con amistades de origen latino.
De vuelta en Los Ángeles, Beck busca hacerse un nombre dentro de la
escena tocando en diferentes bares, es así que Margaret Mittleman de BMG lo
llega a descubrir y lo pone en contacto con la gente del sello Bongload, quien
a su vez le asigna a Karl Stephenson como productor, trabajando el tema
“Loser”. El éxito sería inmediato y la transnacional Geffen Records lo
ficharía, lanzando Mellow Gold. El resto de la historia ya es conocida.
ANTES DE LA FASE MAÑANA
Los orígenes del Morning Phase, se remonta al 2005
cuando el músico empezó a grabar material para un futuro álbum en Nashville,
pero éste estuvo flotando por allí durante un par de años hasta que en el 2012 Beck
retomó al proyecto, lanzando dos singles: “I Just Started Hating Some People
Today” y “Blue Randy”. De esas sesiones saldrían
“Blackbird Chain”, “Country Down” y
“Waking Light”. Comenzando el 2013, la estancia en su natal Los Ángeles,
le serviría de inspiración para componer y grabar más temas, además de contar
con el apoyo de su padre David Campbell, en los arreglos orquestales, quien ya
lo había hecho en Sea Change.Se cuenta que
Beck demoraría tres días en terminar el álbum; se sabe también que algunas de
las sesiones fueron grabadas en la casa de Jack White.
Presentado como un “compañero” de Sea Change, Morning Phase guarda
mucha relación con el disco del 2002, por ejemplo se ha agrupado nuevamente a
casi la misma formación que participaron en esa jornada, así como el mostrarnos
un sonido cálido pero a la vez triste, y es que el primero de ellos estuvo
influenciado en una época difícil para Hansen, la de su divorcio, y en esta
nueva, tras su periodo prolongado de discapacidad para a ofrecer shows. Es así
que las sonoridades acústicas, ralentizadas y de gran carga emocional del
disco, son testimonio de aquella etapa, dejando de lado la disparidad musical tan
característica de su obra, así las liricas absurdas. Ahora siguiendo con su
estirpe camaleónica, Beck retorna a aquel sonido intimista y desnudo, aunque no
tan sombrío del Sea Change, sino irradiando algo de luminosidad etérea en esta
ocasión, pues el momento del escapar del aislamiento había llegado, el iniciar
un nuevo amanecer, dejando que la luz del sol ingrese por la ventana y descomponiendo
sus partes a través de los trece temas que forman el disco.
MORNING PHASE
Algunas canciones del álbum nos
remiten a Nick Drake y a lo
realizado por otros íconos durante los 60s como The Beatles (en Abbey Road), Byrds o Simon &Garfunkel, ofreciendo un sonido
que ofrece una sensación de desamparo y soledad, merced a su intensidad
acústica, a pesar de los arreglos orquestales –que si bien no acaparan la
atención, sí incorporan elegantes fondos musicales-donde la voz de Beck, suena lejana
y con eco, envuelta en melodías de añeja psicodelia. Morning Phase suena
mágico, ensoñador, de serenidad inquietante, donde cada canción es una
invitación a escuchar la siguiente, sobresaliendo “Morning” y “Wave”, cuya
música se convierte en un perfecto soundtrack para apreciar cuando los primeros
rayos del sol caen sobre la naturaleza.
La majestuosidad sonora de la breve e instrumental “Cycle” es tan apoteósica
como cuando rompe el alba,
dándonos una idea clara de hacia dónde irá la música del álbum.De inmediato sin pestañar sigue otra joya, la
preciosa “Morning”, es Beck sacudiéndose de la pereza para ponerse de pie,
abrir las cortinas y dejar que la luz del sol ingrese a la habitación, dicha escena es dibujada por las guitarras
acústicas, ligeras reverberaciones, piano, sintetizadores y la voz de Hansen
por todo lo alto. La delicada “Heart Is
A Drum” luego de un reposado inicio, va aumentando en revoluciones de
sonoridades etéreas, otra maravilla de
tema. En “Say Goodbye”, el músico exhibe de manera sencilla, su lado folk, matizándolo
con efectos que vienen y van, llegando a coquetear con la psicodelia. “Blue Moon”
es una canción que a pesar de su apesadumbrada lirica, resulta delicadísima,
cuya sonoridad blusera y psicodélica gira en espiral, sonando por momentos
espacial. Otro gran tema del disco. En “Unforgiven”,
David Campbell presenta peculiares y envolventes arreglos sinfónicos para que
la voz de Beck transite a melancólico placer.
La segunda parte del disco se inaugura con la impresionante y épica “Wave”,
retomando sonoridades de la pieza instrumental inicial, alcanzando la voz de Beck niveles imponentes, emergiendo
por sobre los arreglos de cuerdas, llegando esa unión de voces y arreglos
orquestales a otorgarnos momentos por demás emotivos. Ese melodrama sonoro se semeja por momentos a un mantra religioso.La guitarra acústica de “Don’t
Let It Go” prosigue con ese clima de tranquilidad impuesto para este álbum, por
esa misma senda va “Blackbird Chain” y sus atmosferas “beatles”. La
instrumental “Phase” y su magistral orquestación nos lleva al cielo, mientras
que en “Turn Away” la sonoridad del tema anterior se va desvaneciéndose para
irrumpir envolventes sonidos a lo Simon & Garfunkel,
logrando una belleza elemental, colocándose como la mejor muestra cuando nos referíamos
a folk-etéreo. La pedal steel y la armónica en “Country Down” se encargan de dibujar cálidos paisajes. Finalmente la
espacial “Walking Ligth” pone un inmejorable epilogo para esta gran obra.
Beck en Coachella
Morning Phase es un disco que de
manera tranquila, plácida y pausada, asimila la adversidad para confiar en el
futuro de un nuevo día, donde la melancolía luce relajada y resignada, cuya
tristeza no deprime, y su belleza radica en su delicado equilibrio sonoro, no
en vano Beck declara en sus primeras palabras “Me desperté esta mañana.
Encontré una luz de amor en la tormenta”.
Estamos pues ante un trabajo
homogéneo que a pesar de no moverse por ningún instante del curso planteado
desde el principio a lo largo de sus 47 minutos de duración, las canciones
fluyen de manera impecable. Un segundo disco ha sido anunciado también para
este año así que estaremos a la espera y ver si Beck retorna a su variopinta
sonoridad.