ECHO AND THE BUNNYMEN
429 RECORDS (2014)
Durante el primer año de la
secundaria, quedé impactado al observar a un grupo de chicos dos o tres años
mayores que yo, vestidos de negro, luciendo en sus polos imágenes lúgubres y
sombrías de una banda, cuyas figuras calzaban a la perfección con el ambiente
grisáceo y frío del invierno limeño era Echo & The Bunnymen, una banda que
hasta ese entonces nunca había escuchado.
El flechazo inicial me llevó
inmediatamente a pedirle a mi abuelita que me acompañara a buscar material del
grupo en la avenida La Colmena (exactamente en la puerta de la Universidad
Villareal, que era el punto donde un escolar de 13 años y escasos recursos
económicos podía encontrar una copia pirata en los 80s, una zona nada santa para
un menor de edad a partir del atardecer). Así fue que en parte la madre de mi
progenitora se convertiría en la cómplice de mi romance con los de Liverpool. El
recopilatorio Songs To Learn & Sing fue el elegido para inaugurar mi
idilio con los Bunnymen.
Ya en casa, el disfrute no pudo
ser más sublime, merced a las exóticas sonoridades de “A Promise” y “The
Cutter”, la tenebrosidad melancólica de “The Killing Moon”, el rock’n’roll
psicodélico de “The Puppet” y “Do It Clean”, el elegante pop orquestal de “Silver”,
la delicadeza de “Seven Seas”, la yuxtaposición sonora de “Never Stop” y la
nostalgia ensoñadora de “Bring On The Dacing Horses”, sin duda la sideral (y
por ratos arabesca) guitarra de Will Sergeant y la épica y fantasmal voz de Ian
McCulloch, se erigían como los estandartes de la obra del grupo. El álbum
sencillamente me hizo experimentar inéditas sensaciones. Echo & The
Bunnymen había llegado a mi vida, con su deslumbrante post-punk neopsicodélico,
para quedarse por siempre.
Will Sergeant 13/10/10 en BsAs |
Mi romance con los Bunnymen, tras
años de incertidumbre luego de la partida de su vocalista Ian McCulloch (1988),
la muerte de su gran baterista Pete de Freitas (1989), el intento de continuar siendo
un remedo de ellos mismos, con un nuevo vocalista -Reverberation 1990)-, y su
espectacular retorno con los tres miembros originales en 1997 con el álbum Evergreen,
llegaría a su clímax el miércoles 13 de octubre del 2010, cuando por fin pude
verlos en vivo en Buenos Aires, Argentina. Aquella gloriosa noche, como parte
de su gira The Fountain, Echo nos ofreció un “Songs To Learn & Sing” más
otros clásicos temas, como “Going Up”, “Zimbo”, “Villiers Terrace”, “All That Jazz”
“Nothing Lasts Forever” o “My Kingdom” cerrando con una extensa versión de “Do
It Clean”, canción que no la tocaban en vivo por años.
Echo & The Bunnymen tuvo
todos los méritos para ser considerada una mejores bandas de la música
contemporánea sobre la tierra, sus producciones fueron superiores a lo hecho por
gente como U2, pero la gloria le resultó esquiva, conformándose con su aura de
banda de culto, ajena al éxito comercial.
Este año Echo & The Bunnymen,
nos presenta Meteorites, que a diferencia de su predecesor, sus empresarios han optado por darle mayor promoción,
gracias al auge de la redes sociales y sitios de música en línea, apariciones en la Tv americana como en el famoso programa de David Letterman, y recurriendo también al merchandinsing, a fin de
que este buen álbum no pase desapercibido como The Fountain. Anhelando también llegar a más gente en el globo, conquistar nuevos seguidores que se interesen por escarbar en el
majestuoso pasado de la banda y
encuentren en ella razones más que suficientes para considerarla entre sus favoritas.
METEORITES
METEORITES
El haber tenido una para discográfica
de cinco prolongados años, a pesar de una respetable actividad en lo que se
refiere a presentaciones en vivo y producciones paralelas de sus integrantes -Will
Sergeant con Poltergeist y Ian McCulloch
con su álbum orquestal Holy Ghost- así
como el contar con la participación del bajista de Killing Joke, Martin “Youth”
Glover en la producción del nuevo material, hicieron crecer la expectativa alrededor
de este nuevo álbum de los Bunnymen, el décimo segundo en su extensa carrera. A
todo esto sumarle las consabidas declaraciones de su vocalista -conocido por
ser “Mac The Mouth”- ante la salida de cada nuevo disco de los Bunnymen, que ya
suenan a cliché: “lo mejor desde….” Y
es que este tipo de comentarios por parte de McCulloch, cuenta con antecedentes
remotos, cuando en 1997 salió Evergreen, y lo señaló como “lo mejor desde Ocean Rain”, en esa
ocasión acertó. En el 2009 antes del lanzamiento de The Fountain volvió a
repetir “lo mejor que hemos hecho desde
Ocean Rain”, una exageración. En esta ocasión ha manifestado que Meteorites
es un “álbum creado con el alma…el mejor
disco de la banda en mucho tiempo, a la altura de Crocodiles, Heaven Up Here.,
Porcupine y Ocean Rain…me ha
cambiado la vida” ¿le creemos esta vez?
Reducidos a dúo desde la partida
del bajista Les Pattinson en plena creación de What Are You Going To Do With
Your Life (1999) -para atender la salud de su madre y cansado de
maltratos, como el ganar un sueldo menor al de músico de sesión - el protagonismo
sonoro se reparte entre los múltiples efectos de guitarra de Will y la voz de
Ian, cumpliendo un papel notablemente superior al realizado en The
Fountain, quienes han sabido suplir con su talento a lo largo de todos
estos años, la ausencia de la portentosa base rítmica que impregnaban Pattison
y De Freitas al sonido de la banda.
Aunque sin llegar a ser un disco sorprendente,
Meteorites
ofrece razones de sobra para disfrutarlo al máximo. Gracias a su emotivo y
brillante sonido edificado sobre los majestuosos arreglos de cuerdas y la épica
voz de su cantante, creando diversos parajes sónicos que permiten la convivencia
de sensaciones tan disimiles como la nostalgia, la esperanza o el misterio.
Las delicadas y dolorosas cuerdas
iniciales de “Meteorites”, cuyos desgarradores crescendos combinándose con los
sonidos lamentosos del teclado y la angustiosa y a la vez fantasmagórica voz de
McCulloch, crean un impresionante ambiente dramático, que luego mutará hacia un
estallido de sonoridad épica, dibujándonos paisajes ensoñadores que golpean la
sensibilidad de nuestras almas. Un comienzo por demás espectacular, entusiasmo
que prosigue al deleitarnos con el luminoso pop de “Holy Moses”, virtud a sus cautivantes
capas de voces, melodiosas guitarras y pegajoso ritmo. La fascinante “Constantinople”
nos lleva de regreso a ese sonido oscuro, en donde góticas, arabescas y
distorsionadas guitarras más las múltiples voces de Ian llenando el espacio, termina
arrancándonos por ahí algún movimiento de baile, ante el acoso de envolventes ondas
sonoras provenientes de diferentes direcciones. Una muestra del mejor Echo
neopsicodélico.
Tras un arranque demoledor, el
disco baja sus revoluciones con “Is This A Brekadown?” en donde los Bunnymen
exploran sonoridades “alegres”, sin temor a equivocarme jamás visitadas por la
banda, saliendo bien librados. Sigue la monótona “Grapes Upon The Vine”, poco
para comentar, pero felizmente la endiosada guitarra de Will y la épica voz de
Ian, nos trasladan a los oníricos parajes del Ocean Rain, con “Lovers
On The Run”. Tema que con gran tacto fue elegido como single promocional del
álbum, antes de su lanzamiento. La sombría balada de rigor llega con la
emotividad ralentizada de “Burn It Down”. Más pop edulcorado y efectivo vendrá con
“Explosions” y por ahí algunos “chispasos” de la guitarra de Sergeant. Mientras
que la extensa “Market Town” y sus variadas sonoridades de guitarra (wah wah a
por mayor) se asemeja a lo hecho en su epónimo álbum del 87 y al Evergreen
(97). Reducirle 1 o 2 minutos a la pieza la hubiera hecho perfecta, pues los
repetitivos minutos finales se vuelven algo sosos. Llegamos al final, con la melancólica
y paradójicamente relajante “New Horizons” y sus alucinantes atmosferas sonoras,
colindante con el shoegaze, una belleza de canción que le pone un lindo final a
este buen álbum.
Pete de Freitas, Les Pattinson, Ian McCulloch, Will Sergeant (1980) |
¿Meteorites está a la altura de
sus cuatro emblemáticos álbumes? Creo que no alcanza. Desde su retorno, la
banda nunca ha podido retomar la divinidad creativa de sus álbumes ochenteros,
que de sobra – y nuevamente lo afirmo- lo sindicarían como la mejor banda del
planeta. Sin duda Echo And The Bunnymen es una de las bandas menos valoradas que han salido del Reino Unido. A pesar de ser una referencia obligada de los 80s y una banda cuya obra influenció en muchos actos sonoros que aparecieron posteriormente. Con esto no estoy afirmando que
todo lo realizado desde Evergreen en adelante no sirva, salvo
el descolorido Flowers del 2001, es más estoy convencido que la banda se ha esforzado por mantener una propuesta
fresca y honesta, al no intentar sacar un “Ocean Rain 2” o “Porcupine 2” o
temas que suenen a “The Killing Moon” o “The Cutter”. Nunca ha intentado el “refrito”
ni el copiarse a ellos mismos. Todos esos álbumes pertenecientes a su segunda etapa, han superado el promedio 7/10. Demostrando con transparecnia sus dones.
Meteorites es uno de los mejores discos de
su carrera desde su retorno, muy cerca a Evergreen y What Are You Going To Do With
Your Life?, mostrándonos a unos Echo en vigencia, para nada anacrónicos. Algo de lo que no podrían jactarse muchos
vejestorios con fama y dinero que se resisten a morir, además de no presentar
una sola producción decente en décadas. Meteorites, es sin duda uno de los mejores lanzamientos
del año.