Miércoles 30 de marzo del 2011, a pesar que disfrutaba
del show de U2 en el estadio único de la Plata, en Argentina, no podía dejar de
experimentar cierta frustración al saber que esa misma noche James ofrecía un
concierto en Lima. La banda inglesa que con su majestuoso Seven me había acompañado durante mi último año de
la secundaria. Aquella que me hacía delirar y ensayar desenfrenados pasos de
bailes, tratando de imitar a su vocalista Tim Booth, al compás de canciones tan
celebres como “Born Of Frustration”, “Ring The Bells”, “Sound”, “Bring A Gun”,
“Laid” o “Sometimes”. La herida estaba abierta y no podía cicatrizar al pensar
que no volvería a presentarse semejante oportunidad. Felizmente el pasado
martes 5 de agosto, James estuvo nuevamente en Lima, y a decir de muchos de los
que estuvieron en los dos recitales, éste superó al primero, y por fin la
angustia que me acompañó por largos tres años, llegó a su fin.
A las 8 en punto de la noche, bajo un intenso frío
invernal, provocado por la cercanía del local a playas Chorrillanas, James hizo
su aparición en el escenario del gran estelar de la “renovada” Feria del Hogar.
La formación, la misma que la del legendario Seven y que volvió a
reunirse para grabar su reciente álbum La Petite Mort, con Tim Booth
(vocales), James Glennie (bajo), James Gott (guitarra), Saul Davies (guitarras,
violín, percusión, coros), David Bayton Power (batería), Mark Hunter (teclados)
y el esperadísimo trompetista Andy
Diagram, carismático personaje cuyo instrumento es uno de los artífices sonoros
del cautivante sonido que lució la banda a inicios de los noventas.
“Frozen Britain”
extraída de su último álbum, fue la encargada de abrir la noche, pero recibida con algo de tibieza por parte del
público, pero éste se enganchó de inmediato al escuchar los primeros acordes de
“Ring The Bells”-conexión que no se perdería hasta el final del show- mención aparte,
los excelentes equipos que acompañaron a la banda, que lograron que el sonido
luciera impecable y que algunos irónicamente comentáramos “¿a qué hora sacan el
disco?” o “¿cuándo terminan con el
playback?”. En un nivel superlativo estuvo la voz de Tim, la cual permanece
intacta, realmente increíble al interpretar “Say Something”, tan magistral como
escucharlo en el stereo. Además señalar la entrega literal en cuerpo y alma del
cantante a su público en este tema (y a lo largo del concierto), al descender del escenario superar las
barreras de protección y cantarlo en medio de una eufórica fanaticada. “Born
Of Frustration” y esos “uh-uh-uh-uh-uh….” coreados
a más no poder por el respetable o el encore acapella ensayado por el público
en “Sometimes” (animado por los integrantes de la banda), manifestaban
claramente la empatía existente entre James y sus fans. De los nuevos temas (que fueron una buena
cantidad), la promocionada “Moving On” y
“Curse Curse” fueron las que más entusiasmaron a los asistentes.
Entre otros temas para destacar de la noche, está la retorcida
y atronadora “Jam J” de su disco Wah Wah, resultando un golpe certero
para nuestros sentidos. “Come Home” con sus delirantes teclados y trompeta, de
la mano con el efecto wah wah de la guitarra, nos transportó hacia aquella
magistral etapa del pop-rock británico entre finales de los 80s e inicios de 90s. El
fin se iría acercando con la festiva “Laid”, la emotiva “Getting Away With It”
en donde Tim nuevamente se “entregó” al público que lamentablemente no supo
aprovechar la ocasión, al dejarse llevar
por el desenfreno, llegando a incomodar al
cantante que no tuvo mayor reparo en retornar al escenario. Para mi suerte, alcancé a tocarle la mano derecha,
cuando los fans lo “levantaron en peso”.
Al final, James nos hizo elegir entre “Tomorrow” o “Sound”, ejecutando
la primera, de una manera magistral, despidiéndose entre aplausos y suplicas de una canción
más por parte de sus seguidores, con un generoso Tim Booth levantando los
brazos y agradeciendo el cariño recibido. James no regresaría por el “encore” final.
A pesar de dejarnos con la miel en los labios, James ofreció una presentación memorable, de aquellas que ansiamos nunca terminen, que nos trasladó hacia
nuestros mejores recuerdos y nos despojó por un momento-que pareció
eterno- del presente. ¡Gracias Tim y James! Por hacer que mi frustración termine.
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