PAPA
INDEPENDIENTE
(2015)
Mañana la banda de
hardcore “positivo” Futuro Incierto celebrará en nuestra Arequipa sus bodas de
plata. Justamente hace unos días llegó a mis manos el trabajo solista de su
guitarrista Gian Carlo Romano “Papa”, el entusiasta y punk-rockero Gente
Chamba, que tras su escucha uno no
pude ser ajeno a experimentar añoranza, pues transmite aquel espíritu sincero,
casero y callejero a la vez, de las maquetas de antaño –claro, me entenderán solo
los que vivimos aquellas lejanas épocas- pero que además resulta emotiva la
vena poética y social que se despacha el experimentado músico en su debut.
“El disco es
producto de una auto-producción realizada en Madrid, temas que reflejan el
fruto de diez años viviendo como inmigrante, trabajando pero a la vez soñando
mantener vivo el ideal de hacer música y tocar el corazón de mis semejantes.
Las letras y la música las fui puliendo a base de grabar repetidas veces hasta
encontrar el ritmo y el espíritu que en ellas se encontraba oculto, es
nostalgia de haber dejado tu tierra, esa aceptada pero dura realidad que nos
toca, día a día tener que buscarse la vida y los sacrificios de amor que
tenemos que realizar para mantener y pagar nuestras deudas” nos confiesa “Papa”
sobre el contexto, concepto y el proceso de grabación de su álbum. Etapa que
según la información del empaque duro dos años (2013-2015).
La rockera “Coste
Social” da el punto de partida al disco, enganchándonos en una a su veloz
sonido, y a la vez sintonizándonos con sus reflexivos mensajes como “…somos el tanto por ciento del coste social”
o “seremos
humanos renunciando a ser dioses”. Debo confesar que hace mucho tiempo una
producción no concitaba mi atención y meditación hacia sus liricas. “Papa” ha expresado
al respecto “busco con este disco
transmitir mis sentimientos frente a un mundo que tropieza repetidamente con
piedras de guerra, hambre y esa dificultad humana de alcanzar la paz”.
Una saturada armónica
avanzando en paralelo con corrosivas guitarras nos siguen agitando el cuerpo en
la contagiosa “Las Cosas Son como Son”, cuyo fraseo suena genial, y estimulante
el repetirlo, sin duda uno de los mejores temas del año. El sonido artesanal que
acompaña a la poética “Ruiseñor” resulta esperanzador, mientras que la precaria
instrumentación de percusión y los melódicos guitarreos de “Romance de Barrio”
por momentos nos hace evocar a la obra solista ochentera de los hermanos leucémicos,
Daniel F y Kimba Vilis.
Más guitarrazos entrelazándose
con bluseras armónicas nos deleitan en “El Discurso de Luzbel”, reclamando “muéstrame la cara dulce de esta ciudad”.
“Cuarenta” nos trae melódico hardcore, guitarras viscerales propias de un demo
casero en “Nunca Más”, parajes algo más relajados en “La Carne es Débil” a
punta de guitarra y voz, para luego a través de punteos espaciales construir
delirantes atmósferas en la instrumental “Puentes”. Pesadas guitarras nos sacan
del trance en la frenética “Patera” llevándonos a rockear nuevamente y pisar
tierra. Sin embargo el hipnótico punteo inicial de “Cuéntame”, su oscura
interpretación manifestando hastío, acompañado por una lóbrega instrumentación
y ciertos ruidos electrónicos (¿de un Atari? Por lo menos es lo que se deja
entrever en los créditos) que se vuelven psicodélicos hasta el final, marcan
distancias con el resto de la obra y sus postulados sonoros. Impensable cierre,
pero que me parece efectivo el que la última pieza de un disco, siempre nos
deje algo para alucinar y también la especulación.
Resulta refrescante que en épocas como la nuestra donde la tecnología permite aún al ruido hacer sonar “limpio”, escuchar producciones autogestionarias como esta que permitan exhibir en “puro”, el rock’n’roll, punk-rock o hard-rock directamente expulsado de las tripas, o de las venas, sin retoques ni adornos, “logrando tocar nuestros corazones”.
Resulta refrescante que en épocas como la nuestra donde la tecnología permite aún al ruido hacer sonar “limpio”, escuchar producciones autogestionarias como esta que permitan exhibir en “puro”, el rock’n’roll, punk-rock o hard-rock directamente expulsado de las tripas, o de las venas, sin retoques ni adornos, “logrando tocar nuestros corazones”.