PSYCHOCANDY
THE
JESUS AND MARY CHAIN
Blanco
y Negro
(1985)
El álbum debut de los Jesus sin duda rompió
los paradigmas musicales de la época, demostrando que se podía ser pop siendo
anárquicos, agridulces, construyendo melodías apelando al ruido,
creando ambientes sónicos por medio del feedback, logrando conciliar
sonoridades infernales con angelicales, erigiendo la muralla de distorsión como
vanguardia, teniendo al nihilismo sonoro como bandera, marcando un antes y
después en la historia del pop contemporáneo. Estableciendo las bases para el
“noise” e influyendo a bandas futuras que también señalarían el camino a
seguir, como My Bloody Valentine. Treinta años han pasado ya y aquí los celebramos.
TASTE THE FLOOR
Bobby, William, Jim y Douglas |
Los hermanos William y Jim Reid naturales de
Glasgow, Escocia, vivieron su infancia en East Kilbride. Su adolescencia fue
influenciada por el Glam Rock, hasta que cierto día de 1977, William llega a
casa con un viejo bajo y se formulan los planes para crear una banda, pero los
años pasaron y éstos nunca se concretaron hasta que a inicios de los 80s,
comienza a escuchar The Velvet Underground y sienten que su música les
proporciona los elementos necesarios para diseñar la propia.
Un día los esposos Reid se fueron de viaje
dejando a sus jóvenes hijos por un par de semanas y un dinero para que
solventarán sus gastos tras sus ausencias. Los hermanos no tuvieron mejor idea
que invertir en música, comprando un porta estudio. Jim escribiría la primera
canción para la banda, “Upside Down”, conocerían a Douglas Hart (bajo), y ante
la insatisfacción de no encontrar un baterista que se ajuste a sus lineamientos
musicales, optan por Bobby Gillespie (años más adelante líder de Primal Scream)
para que los acompañe en las “tarolas” al compás de las descargas de feedbacks,
acoples, distorsiones y ecos.
Gillespie se contactaría con Alan McGee
de Creation Records, quien tras escuchar el demo del grupo y verlos en vivo
decide sacarles un single, Upside Down (1984) dejando
impactados al público y a la prensa por la originalidad de su propuesta, de
feedbacks y peculiar percusión. Tras un año de accidentadas presentaciones como
la protagonizada en el North London
Polyechnic, son fichados por la subsidiaria de Warner, Blanco y Negro para
lanzar su primer LP.
Psychocandy
Lanzado el 18 de noviembre de 1985, su pieza inicial, “Just Like Honey” es el
corolario perfecto de lo que los hermanos Reid anhelaban, simboliza su manifiesto sonoro, la plasmación utópica que
habían concebido en sus mentes, de experimentar Einstürzende Neubaten con
Shangri-Las, de combinar sus influencias Velvet Underground y Beach Boys, resultando imposible no sentirse atraído por su cavernosa instrumentación y agridulce
melodía de putrefacto romanticismo. Los rompedores “tarolazos” de Gillespie,
reventándolos a más no poder, sobre una marcha acelerada a la que enturbian con
atmosféricas capas de feedback, son realmente adrenalínicas en “The Living
End”, el ruidismo corrosivo y rítmico de
“Taste The Floor” acompañado por el cansino canto de Jim, y los chirriantes
acoples de la guitarra son adictivos. El ruido melódico y hasta bailable
de “The hardest Walk” es contagioso, además
de su punzante bajo. Sonoridades electroacústicas aplacan en algo las distorsiones
y ecos que los Reid nos aventaron sin piedad a lo largo de sus primeras
piezas, constituyéndose en una muestra de lo caóticamente dulces que podían
sonar.
Pero tal calma será solo un breve respiro
pues el ruido infernal de “In A Hole”, las distorsiones de “Taste Of Cindy”,
las ensordecedoras guitarras de “Never Understand”, a las que se une la primitiva y salvaje
percusión de Gillespie, escuchándose sobre el final los gritos esquizofrénicos
de Jim y la oscura “Inside Me”, continuarán dándonos a mansalva a nuestros oídos.
Proseguirá “Sowing Seeds”, la hermana melliza de “Just Like Honey”, la caótica
“My Little Underground”, el decadente bajo de “You Trip Me Up” abriendo paso para que
se desparramen radicales experimentaciones de ruido guitarrero, la nostálgica “Something’s
Wrong” disparando afiladas distorsiones
a diestra y siniestra, sobre una base de percusión cavernícola, y la crujiente
e hiriente “It’s So hard”, causándonos la sensación de estar sintiendo el
bisturí sobre la piel, firman un disco auténtico, sin más pretensión que la expresar su psicótico pop, como nadie
lo había hecho antes, innovación inspirada por el panorama tenso y desalentador que reinaba en Escocia y el resto de UK, pues la sensación del “no futuro” punk, se continuaba respirando dentro de la juventud británica. Psychocandy es una obra maestra de arte contemporáneo y crucial para comprender los sonidos de vanguardia.
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