Sin la misma emoción de años anteriores, pues siento que este 2016 no ha sido bueno dentro del panorama mundano, no solo por el paso a la inmortalidad de algunos de nuestros ídolos, sino por las pocas obras que realmente han calado, si bien el internet y las diferentes plataformas nos ofrecen la oportunidad de explorar y disfrutar de una infinidad de actos sonoros, ¿cuántos de estos discos los volveremos a escuchar con devoción, cuántos ocuparán el lugar privilegiado de nuestra colección física o virtual, cuántos de ellos nos seguirán emocionando de aquí al próximo año? De verdad muy pocos.
Bueno compartimos con ustedes los actos que sí nos llegaron…al alma, que como verán no alcanzan ni los treinta, ahí vamos.
Bueno compartimos con ustedes los actos que sí nos llegaron…al alma, que como verán no alcanzan ni los treinta, ahí vamos.
22.
BIG BLACK COAT
JUNIOR BOYS
City Slang
Tras un silencio discográfico de cinco años, para dedicarse a sus proyectos personales, Jeremy Greenspan y Matt Didemus pegan la vuelta como Junior Boys, y nos entregan este vigoroso álbum, donde transitan sonoridades techno, house, synth-pop y disco, y como dicen en su empaque “influenciado en el Techno de Detroit”.
Una acelerada secuencia de percusión se enfrenta a desorientados teclados en “You Say That”, luego la compacta base rítmica de “Over It”, resulta idónea para que se deslicen una serie de sonidos discotequeros, en la extraña “C’mon Baby On It”, sobre una fina capa de percusiones y ligeros beat, emerge un canto arrullador en clave soul, que contrasta con las ruidosas distorsiones finales. Los golpes cibernéticos de “Baby Give Up On It” nuevamente buscan alianza con las suaves voces.
De la mitad hacia el final, el techno macizo de “M&P”, la somnífera “No One’s Business”, el techno-pop expuesto en la versión de Bobby Caldwell, “What You Won’t Do For Love”, el universo plagado de sintes y programaciones en “And It’s Forever”, la sensualidad de “Baby Don’t Hurt Me”, la intensidad de “Love Is A Fire”, y la juguetona “Big Black Coat”, son muestra de unos Junior Boys renovados, más sensibles, excitantes con sus toques de soul, pero maquinales y duros con sus cajas de ritmo y techno Detroit.
21.
HOPELESSNESS
ANOHNI
Antony Hegarty, ahora Anohni, la cantante transgénero hace su debut con un gran álbum de la mano de Daniel Lopatin, A.K.A Oneohtrix Point Never, y Hudson Mohawke, para a través de delicada y ensoñadora electrónica, nos comparta su desesperanzador mensaje como lo manifiesta su título, denunciando el ecocidio, la pena de muerte, el capitalismo, Obama, el machismo, la violencia, la guerra y todos los males de vivimos en la actualidad.
A pesar de tratarse de un disco de protesta, Anohni lo hace con solemnidad, elegancia y dramatismo, ni qué decir de su música, sacada de otro planeta, que por momentos también luce ambigua como en “Violent Men”. Un conmovedor trabajo dispuesto a sacudirnos de la indiferencia pero también a renovar nuestra esperanza en un mundo mejor y elevarnos al paraíso con su endiosadas sonoridades. Paradójicamente este disco me ha llenado de optimismo.
A pesar de tratarse de un disco de protesta, Anohni lo hace con solemnidad, elegancia y dramatismo, ni qué decir de su música, sacada de otro planeta, que por momentos también luce ambigua como en “Violent Men”. Un conmovedor trabajo dispuesto a sacudirnos de la indiferencia pero también a renovar nuestra esperanza en un mundo mejor y elevarnos al paraíso con su endiosadas sonoridades. Paradójicamente este disco me ha llenado de optimismo.
20.
STRANGERS
MARISSA NADLER
Bella Union
Luego de apoteósico July (2014), qué podíamos esperar de Marissa. Bueno los auspiciosos singles promocionales y su presentación en KEXP, nos entusiasmaron sobre lo que podría ser Strangers, llegado el estreno, entramos en razón que será una tarea pendiente llegar por lo menos al nivel de su majestuoso álbum. Y es que no estamos ante un disco ni siquiera malo, sino todo lo contrario, se trata de un buen trabajo, pero en donde sí se extrañan aquellos elementos sonoros que convergieron junto con su voz a lograr la perfección musical.
Uno de los pilares de July, sus ambientaciones espectrales, no están presentes en el inicio y justamente sus dos primeras piezas lucen poco convincentes, pero felizmente el álbum va creciendo conforme avanza las pistas, además de presentarnos algunas novedades, por ejemplo en “Katie I Know” se usa percusión, y en las pistas anteriores guitarras eléctricas.
En “Skyscraper” retorna a las cuerdas acústicas y esas voces desoladas, además de aterradores teclados, impregnándole cierta atmósfera criptica al tema. “Hungry Is The Ghost” y su combinación de sonoridades agridulces, con sus teclados psicodélicos, chirridos, capas de feebacks, acoples, creando sensaciones delirantes, en una especie de mezcla shoegaze-folk-espectral, es de lo mejor de Strangers.
La melancólica “All The Color of the Dark”, con sus adormecedoras cuerdas, que nos van acurrucando, donde la voz de Marissa, pareciera cantarnos nostálgicamente sobre nuestras penas, es otro pico del álbum. Las cuerdas etéreas de “Strangers”, donde se deja escuchar un flotante pedal Steel, nos pinta paisajes desérticos, mientras que el fantasmal romanticismo de “Janie In Love”, pieza de toque goth folk, nos ofrece un relato de desamor.
Finalmente las delicadas cuerdas de “Waking”, nos hace sentir algo de esperanza en medio del dolor, y la desnuda acústica de “Dissolve” pone el punto final. Strangers presenta melodías ensoñadoras en medio de las tinieblas, donde el protagonista de sus liricas ya no es la propia Nadler con sus penas, sino los desesperanzadores relatos de terceros. Por ahora seguimos con la velita encendida para Marissa en nuestro altar, esperamos que no tengamos que apagarla para su siguiente producción.
Finalmente las delicadas cuerdas de “Waking”, nos hace sentir algo de esperanza en medio del dolor, y la desnuda acústica de “Dissolve” pone el punto final. Strangers presenta melodías ensoñadoras en medio de las tinieblas, donde el protagonista de sus liricas ya no es la propia Nadler con sus penas, sino los desesperanzadores relatos de terceros. Por ahora seguimos con la velita encendida para Marissa en nuestro altar, esperamos que no tengamos que apagarla para su siguiente producción.
19.
LOVE STREAMS
TIM HECKER
4 AD
Para su debut con el emblemático sello 4 AD, Hecker tomó como punto de partida el abuso de auto-tune y los patrones que fue siguiendo la estética sonora que existe en Yeezus de Kanye West. Un claro ejemplo es lo realizado para “Music Of The Air”, utilizando un fragmento vocal sumergido en auto-tune para ahogarlo en una capa de noise, creando una melodía a base de distorsiones.
Además de este relevante aspecto, Hecker transgrede con cantos gregorianos, drones, sonidos yuxtapuestos y capas noise, además de reclutar a la Icelandic Choir Ensemble (dirigido por Jóhan Jóhansson para la ocasión) pero trastocando tanto su sonido, que vaya uno a saber lo realmente que se grabó o en qué ruido terminó convirtiendo esa participación vocal este insano de la música digital. No en vano ha dicho “hago música pagana”.
Inspirado en la música sacra del siglo XV, desde su borrosa portada no da pista de lo que intenta presentarnos. La flauta pan irrumpiendo en medio de una maraña electrónica en “Obsidian Counterpoint”, luce confusa y compleja, “Obsidian Counterpoint, exhibiendo ambientes complejos. En “Castrati Stack”, con sus ruidos de ondas sonoras, drones y muestras sonoras deambulando por el espacio. Los ambientes gélidos insertados por capas de voces ininteligibles e interferencias, creando extrañas atmósferas en la ya comentada “Music In The Air”, asomándose punteos de guitarra, ruidos caóticos, cuál ráfaga de sintetizador, recreando una catástrofe. En “violent Monumental” nos vemos acorralados por inquietantes voces, cual pesadilla. Mientras lo menos complicado del disco se encuentra en “Up Red Bull Creek”, una laxante sonoridad de suave ambient.
Con Love Streams, Hecker se presenta como un iconoclasta, un artesano del caos sonoro, sin llegar a ser estridente sino yuxtaponiendo y crear impensados collages sonoros, que finalmente se las arregla para darle cuerpo y armonía.
Con Love Streams, Hecker se presenta como un iconoclasta, un artesano del caos sonoro, sin llegar a ser estridente sino yuxtaponiendo y crear impensados collages sonoros, que finalmente se las arregla para darle cuerpo y armonía.
18.
TOO MANY VOICES
ANDY STOTT
Modern love
El productor Mancuniano, un anárquico escultor sonoro, improvisa con texturas oscuras, vaporosas e inquietantes, además de alternar en los momentos menos esperados, voces sampleadas, siguiendo modelos de otros marcianos electrónicos como Daniel Lopatin.
Su quinto álbum abre fuego, con la corta, “Waiting for You”, donde juega con las capas sonoras de un teclado, yendo de un ambiente a otro, como si estuviera narrando varias historias en paralelo. En “Butterflies” su destreza lúdica se dispara con una variedad de golpes sintéticos, mezclándose con sonoridades soul y teclados ambient, logrando un híbrido genial. En “New Romantic” nos introduce de lleno a un enigmático universo sonoro, emergiendo desde sus profundidades una amenazante y retumbante percusión, para luego dar paso a ligeros beats, sonoridades cercanas al house, pausadas e introspectivas, bordeando entre lo terapéutico y lo claustrofóbico.
El misterioso e intenso golpe de teclado de “First Nigth”, combinándose con aletargados beats, disonantes synths, un repetitivo sampleo de voz y palmas, crean una amodorrada marcha de rasgos bizarros. “Forgotten” con su retorcido preludio electrónico, pareciera querer sacarnos del letargo, pero nos mantiene en ese estado laxante, desorientándonos aún más con sus bruscos giros sonoros de clara influencia Lopatin.
El sonido de metales sampleados, intentan emprender una marcha, pero lo que inician es una caótica comparsa de aporreantes ruidos, improvisaciones con voces sampleadas y sus infantiles distorsiones, luciendo enajenadas, esta pieza experimental recibe el nombre de “Selfish”. Mientras que en “On My Mind” reproduce una serie de percusiones a dowtempo y otros teclados que resultan relajantes. En “Over” primero un tambor espacial, luego golpes, nuevamente palmas sampleadas, voces, y sinuosos teclados, nos recrean otra extraña pieza. Sobre unos intrigantes teclados, se desliza por fin un canto, donde su acompañamiento se compone de un lúdico arreglo coral, por supuesto que sampleado, yuxtaponiéndolos y haciendo collages sonoros con ellos.
Andy Stott nos narcotiza con sus melodías duptstep y vaporwave, jugando con las texturas, voces sampleadas, ambientes brumosos, líquidos, logrando un disco anormal, propia de un alucinado.
Andy Stott nos narcotiza con sus melodías duptstep y vaporwave, jugando con las texturas, voces sampleadas, ambientes brumosos, líquidos, logrando un disco anormal, propia de un alucinado.
17.
LIFE OF PAUSE
WILD NOTHING
Bella Union
Luego del contundente Nocturne (2012) y el auspicioso Empty State (2013) la expectativa sobre lo nuevo que podía ofrecernos Jack Tatum, estaba al tope. Life Of Pause, como lo sugiere su título es un disco para apreciarlo sin apuro, detenidamente, haciendo una pausa para asimilarlo, con menos synth-pop, dream-pop y shoegaze que sus antecesores, erigiéndose la figura del eclecticismo como figura principal, y más bien enriqueciendo su sonido con sintetizadores saturados e instrumentación exótica y étnica, pero siempre ambientándolas dentro de un espacio ochentas. No es de extrañar influencias Byrne, Talk Talk o Prefab Sprout.
La marimba que sale a relucir en “Reichpop”, es ya un claro aviso del músico por la fusión para evitar caer en lo mismo, sobre esa ecléctica sonoridad se deslizan guitarras ondulantes y ligeros arreglos electro. Luego, el pop sintético de “Lady Blue”, los saturados arreglos de “A Woman’s Wisdom” mutando hacia una densa e hipnótica instrumentación, seguida del acelerado ritmo de “Japanese Alice”, sacudiéndonos de la hipnosis, los oníricos parajes sonoros recorridos en “Alien” empujándonos nuevamente hacia el trance, son muestras de la versatilidad anhelada por Tatum para esta obra.
Para la segunda parte del álbum, una ambigua introducción de sintetizadores abrirán paso a un galopante bajo y guitarras oscilantes en “To Know You”, seguida de “Adore”, donde un teclado melodramático se ve encimado por ensoñadoras cuerdas, en “TV Queen” su inocente pop nos causa sensaciones laxantes, además de poseer un “gancho” Nocturne, dándonos a entender Tatum, que aún no ha enterrado dichas sonoridades en su repertorio. Posteriormente el brumoso saxofón en “Whenever”, las psicodélicas y nebulosas programaciones para la ecléctica “Love Undermeath My Thumb”, resaltan el arriesgado rol asumido por el músico para este ambicioso proyecto, reinventando su sonido a través de un híbrido de su propia trayectoria e influencias.
16.
THE FOLLOWER
THE FIELD
Kompakt
Son seis extensas piezas de electrónica lisérgica, de rasgos experimentales pero dispuesta a saciar los deseos de la carne por la pista de baile, es la que nos entrega el productor sueco Axel Wilner, A.K.A The Field, que ha señalado a su alias como “el campo de la música adónde voy y elijo”. The Follower, es su quinto álbum en diez años de carrera
La pieza que da nombre al disco, se inicia con un ritmo avasallador y sonoridad psicodélica, como un manifiesto de su rumbo trazado. Los ritmos progresivos de la bizarra “Pink Sun” y sus enfermas voces flotantes, por donde se suceden tonos de bailables beats, ambientan un hipnótico techno. El estilo tenebroso y misterioso de “Monte Verita”, resulta cautivador, dejándonos con las ganas de emprender una danza que nunca despega sino permanece en ese estado hasta su final, donde distorsiones y percusiones enriquecen su textura.
Unos monstruosos sonidos de fondo, que resultan tétricos, sirven de plataforma para que las oscuras melodías de “Soft Streams” se desplacen, y sus delicadas programaciones nos conduzcan por atmósferas lunáticas.
De los vaporosos teclados de “Raise The Dead”, repetitivos cuasi “drone”, se irán desprendiendo ligeras secuencias de percusión, ensayando un ritmo constante. Posteriormente, los reconfortantes teclados de “Reflecting Lights”, de dimensiones espaciales sostienen un ritmo contagioso que se seguirá hasta su consumación, regalándonos sonoridades tan cíclicas como sus palabras para describir su obra: “viejos mitos y la búsqueda de la utopía y cómo el ser humano comete los mismo errores una y otra vez”.
Otra declaración de The Field sobre su disco ha sido “es el toro del techno que corre en el espacio en busca del mismo destino de los escuchas que lo montan”, así que no te hagas el sueco y dale una escuchada para que comprendas al buen Wilner.
Otra declaración de The Field sobre su disco ha sido “es el toro del techno que corre en el espacio en busca del mismo destino de los escuchas que lo montan”, así que no te hagas el sueco y dale una escuchada para que comprendas al buen Wilner.
15.
ADORE LIFE
SAVAGES
Matador
Las chicas salvajes del rock oscuro retornan menos brutales que en su incendiario debut, pero exhibiendo mayor libertad para explorar con el ruido, presentando como temática el lado ruin del amor, donde las distorsiones y acoples de Gemma Thompson en las guitarras suenan terroríficas, los desvaríos de Fay Milton en la batería lucen impresionantes, el bajo de Ayse Hassan derrocha cadencia en medio del caos sonoro y Jehnny Beth con su angustiosa voz, contribuye a recrear esa adictiva atmósfera de tinieblas que se experimenta en el disco, además de traer a la memoria la endiosada figura de Siouxsie.
Sendos guitarrazos y golpes de percusión dispuestos a triturarnos, nos asedian en la caótica “The Answer”, la influencia Joy Division se hace presente con el post-punk de “Evil”, una cautivadora introducción de distorsión a lo Bauhaus, sumándose el maquinal ritmo del bajo, para luego darnos a latigazos sónicos, se suceden en “Sad Person”. Las oscilantes distorsiones de “Adore”, nos conducen por los lúgubres senderos de la melancolía. Tras un breve preludio plagado por acoples, emerge la pausada pero consistente “Slowing Down The World”. En “I Need Something New”, se alternan feedbacks y percusiones, que por ratos suenan etéreos hasta que colisionan con su explosivo cierre.
En “When In Love”, otro portentoso tema, la Milton de nuevo se sale del cuadro con sus batería, reventándonos los odios con sus macizos tarolazos y enredándose con los acoples. Seguirá las hipnóticas distorsiones de “Surrender”, con sus tintes góticos. En la infernal “T.I.W.Y.G.”, con sus veloces bajos y guitarras, además de una arrolladora batería, Savages nos hacen estallar el sonido contra el rostro, ambientando todo lo necesario para el desborde, la locura y el pogo más feroz. Finalmente la siniestra “Mechanics”, con sus embrujados y crípticos sonidos, elaborado sobre acoples, feedbacks y reverberaciones, nos deja desorientados. Son pues diez cortes que nos alertan que la agresividad del cuarteto permanece intacta, aunque con menos decibeles.
En “When In Love”, otro portentoso tema, la Milton de nuevo se sale del cuadro con sus batería, reventándonos los odios con sus macizos tarolazos y enredándose con los acoples. Seguirá las hipnóticas distorsiones de “Surrender”, con sus tintes góticos. En la infernal “T.I.W.Y.G.”, con sus veloces bajos y guitarras, además de una arrolladora batería, Savages nos hacen estallar el sonido contra el rostro, ambientando todo lo necesario para el desborde, la locura y el pogo más feroz. Finalmente la siniestra “Mechanics”, con sus embrujados y crípticos sonidos, elaborado sobre acoples, feedbacks y reverberaciones, nos deja desorientados. Son pues diez cortes que nos alertan que la agresividad del cuarteto permanece intacta, aunque con menos decibeles.
14.
VISIONS OF US ON THE LAND
DAMIEN JURADO
Secretly Canadian
Este nuevo acto del músico folk completa la trilogía emprendida en Maraqopa (2012) y continuada en Sister of The Eternal Son (2014), cuando de ser el artista lo-fi, que se inició con la soledad de su guitarra acústica grabando casetes caseros, paso a arriesgarse por las sonoridades grandilocuentes, de toques psicodélicos y espectrales, construyendo su majestuoso imaginario surreal.
Nuevamente con la participación de Richard Swift en la producción, uno de los gestores de su grandioso sonido, e inspirado por el Espíritu Santo, según su él, pues Jurado es un confeso cristiano, además su primer casete lo editó con un sello religioso, Jurado sigue cautivándonos con lo que nos resulta familiar en su música, su delirante folk.
La ambientación in crescendo de “November 20”, luego enrarecida en “Mellow Blue Polka dot”, la psicodelia retro, a lo Santana, de “Qachina”, estratosférica en “Sam and Davy”, nos dan aviso sobre los diversos territorios sonoros por el que transita Jurado. Donde persisten los sofisticados arreglos de su anterior disco, en pos de la fantasía y lo onírico, como en “Onalaska”, “Cinco Tomorrow”, la ensoñadora “A.M.A.M” o “Taqoma”, con sus teclados triunfalistas, disonancias, distorsiones y orquestación, celebrando el ascenso a mundos mágicos y parajes místicos, pero siempre teniendo la figura de la guitarra acústica como personaje principal de su sonido.
A pesar de lo exquisita de su nueva producción, todavía hay lugar para las piezas de cantautor como en “Prisms”, “On The Land Blues”, “Orphans in The Sky of E.”, “Sam And Davy” y “Kola”, además de mantenernos cautivados con su gruesa voz de falsete.
Jurado nos sigue regalando a través de sus laberintos psicodélicos, pistas caseras, íntimas, expansivas y rockeras a pesar de sus complejidades.
Jurado nos sigue regalando a través de sus laberintos psicodélicos, pistas caseras, íntimas, expansivas y rockeras a pesar de sus complejidades.
13.
IS THE IS ARE
DIIV
Captured Records
El newyorkino Zachary Cole Smith y su banda, durante su paso por Lima en 2015, ya habían hecho degustar a sus fans algunos temas de su segundo álbum- han pasado cuatro años desde que conmocionó el mundo indie con el genial Oshin- así que la expectativa y el caluroso recibimiento al nuevo acto sonoro estaba asegurado.
Is There Is Are, es una extensa producción de 17 piezas, transitando entre el dream-pop y el shoegaze, material más que suficiente para dejar satisfechos a sus seguidores, diríamos que hasta empachados, de tanto manjar ensoñador.
Atmósferas festivas, se suceden desde su contundente inicio con “Out Of Mind”, prosiguiendo en “Dopamine”, donde encandila sus juegos de guitarras, gracias a la dupla Cole Smith y Andrew Baley, además del bajo bien pisado por Rubén Pérez. Otra pista de corte dancístico es la sideral “Under The Sun”. Mientras que “Bent” posee el toque lo-fi, para luego en “Valentine” ofrecernos sombríos ambientes, con unas volátiles guitarras que nos regalan momentos para el delirio.
La contraparte viene con la atmósfera cavernosa, de toques psicodélicos y post-punk en “Is The Is Are”, lo más alucinante del disco, trayéndonos instantes que resultan demoledores. En “Mire”, donde se realza al ruido, genera sensaciones cadenciosas, oscuros momentos que perduran en la introspectiva “(Napa)”, las guitarras torrenciales de “Dust” y “Waste of Breath” con sus siniestros parajes, son otros momentos vibrantes del plástico.
Aunque las participaciones de su novia Sky Ferreira y otros pasan desapercibidas, Cole Smith recorre a lo largo del disco, las diversas sonoridades que ofrece el shoegaze, bajo un aura íntima, de manera discreta, sin mucha pompa pero de manera efectiva.
Aunque las participaciones de su novia Sky Ferreira y otros pasan desapercibidas, Cole Smith recorre a lo largo del disco, las diversas sonoridades que ofrece el shoegaze, bajo un aura íntima, de manera discreta, sin mucha pompa pero de manera efectiva.
12.
Everywhere at the end of time
The Caretaker
History Always Favours The Winners
Quien sino Leyland Kirby, para hacer viajar nuestra mente por parajes inhóspitos, ajenos a nuestro espacio y tiempo, y esta vez con su proyecto The Caretaker, entregándonos la primera parte de seis entregas, influenciadas en un relato sobre un hombre que sufre de demencia y en su búsqueda de recuperar la razón inicia una travesía.
Los diversos sonidos explorados en cada pista, son pues recorridos a través de la demencia, recreando su progresión, The Caretaker es ese personaje. En esta primera parte lo que se deja escuchar son sampleos de grabaciones de música de la década de los 30s o 40s, que Kirby las ha procesado y trabajado para hacerlas sonar fantásticamente espectrales, de ultratumba, como si uno fantasmas estuvieran ejecutando sus piezas favoritas. Aun la ambientación que logra Leyland para su disco es magnífica, haciéndonos sentir que estamos dentro de un añejo salón disfrutando de la banda fantasmagórica. Otro aspecto que nos dice mucho de la obsesión del músico por el detalle, son los strach o la popular “canchita” que emiten los viejos discos de vinilo, que se oyen a lo largo del álbum.
Everywhere at the end of time es un viaje alucinante a través de los tiempos, recolectando gratos recuerdos, que vale la pena emprender para los que desean emociones diferentes. Esperamos con ansias la segunda entrega, anunciada para marzo de 2017.