Como ya es costumbre, iniciamos nuestro recuento anual
de los mejores discos mundanos comenzando por lo nuestro.
Este ha sido un año recargado de producciones en sus
diferentes formatos, representando para nuestra persona una tarea titánica sus
respectivas audiciones y selección, además que cada vez mis distintas ocupaciones seculares me impiden reseñar con prontitud los lanzamientos, teniendo en espera una considerable lista, en fin.
Entusiasma la cantidad y variedad de propuestas, algo que viene cuesta arriba desde el 2013, sin embargo la calidad musical no está en esa misma proporción u algunas fórmulas carecen de innovación. Es plausible el empeño que le ponen tanto músicos como no-músicos en subir su material a la nube, pero creemos debe haber un mayor esmero en la presentación final, total nadie los apura ni existe disquera que les exija cumplir con plazos.
Sin
más palabrería, iniciemos nuestro recuento.Entusiasma la cantidad y variedad de propuestas, algo que viene cuesta arriba desde el 2013, sin embargo la calidad musical no está en esa misma proporción u algunas fórmulas carecen de innovación. Es plausible el empeño que le ponen tanto músicos como no-músicos en subir su material a la nube, pero creemos debe haber un mayor esmero en la presentación final, total nadie los apura ni existe disquera que les exija cumplir con plazos.
STONEARTH
Iniciamos nuestro ¿ranking? Con la
producción del músico arequipeño Ricardo Rodríguez, quien lidera el proyecto
Stonearth, acompañado por Hugo Velásquez en el bajo y Jorge Infantas en la batería, quienes disparan a mansalva a lo largo de su EP, todas sus influencias
psicodélicas, hard-rock, stoner, heavy metal y space-rock.
En la instrumental “Cocacho”, somos capturados
por la vorágine adictiva de sus “bosques” de guitarras, mientras que en la
pesada “Entre Mis manos”, tras varios minutos de retorcidas guitarras, el tema
sufre un interesante cambio sonoro, impulsado por la intensidad de sus
guitarras psicodélicas y un palpitante bajo, llevándonos sus galopantes
melodías hacia el delirio extremo.
La oscura “Mientras Estoy Aquí” es otra densa marcha, poblada por corrosivas guitarras, densidad que se repite con mayor dureza en la extensa “Ve a lo Profundo”, así como en “Llévalo en Tu Ser”. Finalmente la saturación y feedbacks primarios de “Cuatro Labios Mil Pétalos” abren paso a volátiles guitarras, edificando delirantes capas sonoras.
La oscura “Mientras Estoy Aquí” es otra densa marcha, poblada por corrosivas guitarras, densidad que se repite con mayor dureza en la extensa “Ve a lo Profundo”, así como en “Llévalo en Tu Ser”. Finalmente la saturación y feedbacks primarios de “Cuatro Labios Mil Pétalos” abren paso a volátiles guitarras, edificando delirantes capas sonoras.
39. EP -#1
POOOW!
Este primer trabajo de Pooow!, que
contó con la auspiciosa producción del músico chileno C-Funk, ex Los Tetas, es
una incitación a sacudir el esqueleto, “explorando la relación del ser humano
con la tecnología”. Electro-funk es la aproximación más acertada para definir
al disco, donde las guitarras se ausentan y los synths suplen esa función,
dándole ese toque sintético y pegajoso a sus piezas.
Los juguetones teclados cibernéticos de
“Escuatro” nos hipnotizan y su lirica nos refriega una y otra vez las diversas
formas en que la tecnología nos ha estresado la vida con sus “demandas”.
Prosigue “Sin Dormir”, tema que ofrece las claves necesarias para clasificar a
su propuesta como electro-funk, exhibiendo al bajo como el eje central sobre el
cual transitan los diversos sonidos que exploran los músicos.
Los bocinazos y el abrasivo
sonido sintetizado de “Hora Punta”, se encargan de golpearnos la cabeza y
mentarnos el dominio del egoísmo y la lucha frente al tiempo en nuestra
tortuosa rutina de ser parte de la congestión vehicular. Finalmente “Ponte en
Off”, que por momentos nos recuerda a Devo, los Pooow! predican contra la
“sobre-comunicación”, proponiendo el escapismo y el ponernos en “modo avión” ante
la parafernalia tecnológica que nos rodea.
Atrevidos, desenfadados y sinvergüenzas
se muestra el trío para dar rienda suelta a su peculiar irreverencia,
expresando bajo sus sarcásticas líricas nuestra caótica cotidianidad, venida a
menos paradójicamente por la modernidad tecnológica y la búsqueda del tan
necesario vil dinero.
ASTEROIDE
Napalm
Sound Records
Desde Puno, los hermanos David y Marco
Rivarola, apoyados por el músico David Acuña Sanguinetti (Fifteen Years Old,
Kinder, Autobus, La Mudafónica, entre otros) en la producción, quien también
metió la mano en algunos temas, nos entregan un más que aceptable EP, donde
sobresalen sus atractivas melodías ruidosas, apoyadas por interesantes arreglos
de teclados, cajas de ritmo, loops y demás aparatos electrónicos, y esas voces
desencantadas y tortuosas que imponen los Rivarola a sus canciones,
otorgándoles cuotas de densidad a los mismos.
David y Marco Rivarola |
Cuando ya esperábamos el primer álbum
de estos “indie”, tras su auspicioso EP debut, este año se asoman con otro disco
de similar formato. Una producción de seis breves piezas, diseñadas y
perfiladas dentro del corte “indie-pop”, mostrándonos a un cuarteto que ha madurado
su propuesta con creces, tras explorar con nuevas sonoridades.
Desde el inicio, el pegadizo riff de la
melódica “Oso”, no pasa desapercibido, resaltando su atmósfera retro y su
interpretación vocal derrochando inocencia. El “bowiesco” pop de “Temor al
Vacío”, en virtud de su abrasivo saxofón y su bajo de rasgos funk, se encargan
de transmitir ambientes bohemios y festivos. Las dulzonas cuerdas de
“Radioterapia”, resultan atrayentes mientras que el coqueto bajo de “Estambul”,
nos conduce hacia una dancística marcha noise-pop. Más pop agridulce sale a flote con “Debajo
del Agua”, de distorsiones cautivadoras, para luego una reposada “Duerme y
escucha”, va arrojándonos de a pocos sugestivas ráfagas de feedback.
Ahora sí esperemos que con estos dos
buenos antecedentes, el siguiente trabajo sea el álbum.
KINDER
Anti-Rudo
Records
Guardo gratos recuerdos de las lejanas
presentaciones de la banda en la primera etapa del Jammin, donde me cautivo su
fusión de guitarras con artilugios electrónicos, cultivando una especie de pop
experimental. Tomaría algunos años todavía para que la banda lance su primera
producción, un mini EP en el 2006 y posteriormente sus álbumes, Kinder (2010) y
Archipiélago (2012), y cuando tuve la oportunidad de verlos en vivo como
teloneros de The Cure, era claro que su música no era la misma, había sufrido
una transformación hacia el post-rock y lo instrumental.
Tras cuatro años de silencio
discográfico, el ahora quinteto, nos entrega un álbum de diez cortes, donde
repasan sus diversas sonoridades exploradas a lo largo de su carrera, pero
siempre tomando como estandarte la experimentación con las cuerdas, donde lo
lúdicos y virtuosismo de sus músicos,
sostienen el pendón sonoro de Migraciones, que además cuenta la participación vocal de
Sergio Saba (Cecimonster Vs. Donka) imponiendo rabia en los sacudones sonoros
de “Oakland”, Cristina Valentina ofreciendo ensueño en los momentos ruidosos de
“Regresar” y Santiago Pillado (El Hombre Misterioso) otorgando densidad a
ambientes oscuros y vertiginosos de “Ballenas”.
Si bien el virtuosismo, los arreglos de
cuerdas y la improvisación son los baluartes del disco, éstas por momentos
resultan previsibles, ocasionado que por momentos el material nos parezca
monótono (paradójico ¿no?) pero justamente en ese afán experimental de poseen
músicos, anhelamos en sus futuras producciones tomen nuevos aires.
M.A.S.A.C.R.E.
A Tutiplén
Records
Luego de una década sin novedad discográfica y cambios en su alineación, M.A.S.A.C.R.E pega la vuelta con un trabajo que desde su siniestra y aterradora portada nos da un claro aviso de lo que aquí escucharemos, además de su explicito título, apelando al talento de sus integrantes para sacar al inframundo del subsuelo y traerlo a la tierra.
Coqui Tramontana (guitarra), Miguel Tuesta (bajo), Charlie Parra del Riego (guitarra) y Capi Baigorria (batería) se encargan de crear aplastantes ambientaciones, donde somos avasallados por sus amenazantes y galopantes cuerdas, así como sus asfixiantes aporreos, imponiéndonos ritmos que nos golpean sin piedad.
Luego de una década sin novedad discográfica y cambios en su alineación, M.A.S.A.C.R.E pega la vuelta con un trabajo que desde su siniestra y aterradora portada nos da un claro aviso de lo que aquí escucharemos, además de su explicito título, apelando al talento de sus integrantes para sacar al inframundo del subsuelo y traerlo a la tierra.
Coqui Tramontana (guitarra), Miguel Tuesta (bajo), Charlie Parra del Riego (guitarra) y Capi Baigorria (batería) se encargan de crear aplastantes ambientaciones, donde somos avasallados por sus amenazantes y galopantes cuerdas, así como sus asfixiantes aporreos, imponiéndonos ritmos que nos golpean sin piedad.
Fotografía: Roberto Rossi-Fiorella Velasquez Photography. |
El disco exhibe momentos vibrantes, de
una intensidad alucinante como en la
acelerada “Sombras de la Humanidad”, donde desde el arranque nos meten un
puñetazo sonoro, con sus vertiginosas y abrasivas guitarras y opresivas percusiones,
para luego recrear por ciertas sonoridades Maiden. Sin duda estamos ante uno de
los mejores inicios de álbum de nuestra escena. Otro episodio de estallido
infernal, se vive en la agobiante
“Ríos de Sangre”, donde las guitarras
de Charlie de Parra y Coqui de Tramontana nos conducen por tiránicas atmósferas
que nos dejan sin aire, además de un trabajo espectacular de Capi Barroiga en
la batería, ejecutándola con tal marcialidad que pareciera como que sus tarolas
y bombos quisieran replicar el sonido atronador de una ametralladora. Mención aparte
para la densa interpretación que el vocalista Adrián Del Águila le impone al
tema.
En la demente “Morir de Pie” nuevamente
nos trituran los sentidos con otro brutal inicio, pero dicha fórmula se irá
repitiendo en el disco, lo que irá quitándole sorpresa a algunos temas. Dejando
de lado este aspecto, hay que resaltar la gran labor de los músicos como banda,
presentando un trabajo compacto y que seguramente sus seguidores sentirán que
su larga espera ha sido altamente recompensada.
En esta nueva entrega, el músico
experimental de Los Olivos, nos prepara un enajenado menú más espacial y
cósmico, distante de los abstractos sonidos terrestres presentados en Lima Norte Metamúsica (2014), llegando
aun a lo alienígena, persistiendo en sonar insano, arriesgado y complejo,
apoyándose en sonoridades IDM y ciertos trazos ambient.
Un repetitivo y desconcertante “men”, es
replicado de principio a fin por una enfermiza voz robótica, marcando desde el
arranque la insania de la propuesta de Gonzáles, sucediéndose sobre su
interpretación androide, una serie de beats, descoloridos teclados, coquetas
sonoridades a lo Chemical Brothers, además de extraños y densos ruidos y voces
(suenan como a robot con arcadas) tan dementes que gozan de su predilección. La
metálica “MF3”, constituida por una serie de sonidos metálicos que resuenan
inconexamente, crean una ambientación maquinal, sobre la cual Wilder proclama
delirantemente “mental…mental es toda” y sus armoniosas (y lunáticas)
onomatopeyas, conciben realmente una “marcianada”.
La cosa se torna algo mágica con los
fantasiosos sonidos iniciales de “Wil Volador”, pero estos se vuelven cada vez
más enigmáticos hasta llegar a lo misterioso, algunos toques de piano free-jazz
por ahí y cíclicos golpes sintéticos que logran incrustarse en el subconsciente.
Tras la sensación soporífera, irrumpe la extraterrestre, “Ultratawa: Trans
Andean Express”, cuyas sonoridades ufológicas se asemejan a las desarrolladas
por los Boards of Canada, expulsándose chispazos IDM y la electrónica
desarrollada por Silvania en su etapa terminal, pre-mutación Ciëlo, además de
algunos ruidos maquinales dispuestos a lacerar los oídos y darnos de mazazos
con sus atronadores golpes electrónicos.
Sobre terrenos inhóspitos y colindantes
con lo espeluznante, se dispara la compleja “Himeneo”. Luego, la sísmica “I
Will Never Forget You 90’s”, de la que salen expulsados teclados cósmicos, se
replican siniestras líneas de “synth” sobre ambientaciones desérticas,
asomándose sobre el minuto siete, un escalofriante estallido maquinal (¿hemos
sido encontrados por “aliens”?), logrando una sugestiva recreación de lo
desconocido. La misteriosa “Ø”, edificada sobre lóbregos teclados, como Wilder
lo dice en su letra, intenta recrear la sensación del vacío, hacer una
descripción musical de este, envolviéndonos con su lúgubre sonoridad.
Nuevamente este artesano de la
experimentación consigue otro disco “impuro”, alejado de los paradigmas sonoros
convencionales, pero radical y de vanguardia.
KYLERAN
Superspace Records
Javier Fernández, Kyleran, músico
electrónico partidario del no uso de la laptop para su creación musical sino la
aplicación de tecnologías tradicionales como los sintetizadores e instrumentación
analógica, nos presenta un disco de coloridas piezas, pensadas en la pista de
baile.
La house “Amarillo” abre el disco,
prosiguiendo “Instantes”, donde el músico improvisa y juguetea con sus aparatos
electrónicos en medio de una atmósfera festiva. En la techno “The Weekend”,
somos atrapados por sus envolventes percusiones sintéticas, tan adictivas como
claustrofóbicas,
Los hipnóticos teclados de la
experimental “The Weekend Pt.2” se tornan enigmáticos e insanos hasta llevarnos
al borde de la demencia, para nuevamente transportarnos a parajes dancísticos.
Una secuencia de percusión espacial sirve de preludio para las intervenciones
lúdicas de Kyleran con sus teclados en “Vamos esta vez (Instrumental)”.
Los macizos golpes sintéticos de
“Amarillo (Ymola Mix)”, alternándose con sonoridades cibernéticas y lacerantes
percusiones, se transforman en una delirante pieza de baile. En la versión
virtual clausura la fiesta, la prolongada “Tomorrow Never Ends (bonus track)”,
la pista más experimental y aletargada en relación con sus antecesoras.
DREAMS ON BOARD
Surrounding Label
La añoranza es lo que uno experimenta
tras la escucha de este nuevo trabajo de Diego Meneses Suárez como Dreams On
Board, añadiéndole una mayor dosis de melancolía a su impecable sonido, ya
exhibido en Wishes (2015).
La ligera resonancia de la orilla del
mar y de algunas gaviotas haciendo su aparición por allí, sirven como prólogo
de lo que vamos a disfrutar a lo largo de este EP, iniciada con los
melancólicos teclados de “With You”. Las íntimas atmósferas de “Mornings”, de rasgos
ambient, evocan ternura y traen a nuestra mente los paisajes sónicos visitados
en el Home (2014) de Brock Van Wey.
La delicada e intensa “Forever” genera
otro momento de requiebro sonoro mientras que en “Elis” somos hipnotizados por
las sonoridades de percusión minimalista entrelazándose con un cíclico y
finísimo teclado. Clausuran el EP, los brasileros de Sentidor con su versión
del tema “With You”, suculenta pieza
IDM, con ciertos aires Jon Hopkins, despojándonos de las capas de “nostalgia”
sonora con las que hemos sido cubiertos para ahora envolvernos con intrigantes
synths, loops, beats, y demás artilugios dispuestos a ponernos en trance.
Mornings es
un trabajo convincente de principio a fin, estimulante para seguir con atención
las futuras entregas de Meneses.
CHOLO VISCERAL
Cuaderno Roto Producciones/Necio Records/Tóxico Producciones
Espontaneidad, experimentación e
improvisación constituyen los postulados sobre los que se sostiene el sonido de
Vol. II, un disco nada convencional,
ni fácil de explorar, donde el stoner, la psicodelia, el free-jazz, el
progresivo, el space y hard-rock transitan aleatoriamente para fusionarse y
recrear ambientes delirantes, por momentos enajenados, colindando con lo
inclasificable.
Los Cholo Visceral nos conducen por una
serie de ambientes cargados de inestabilidad sonora, como en “Explosión del
Misti”, cuya amenazante avalancha sónica conformada por guitarra, saxofón y
percusión, nos revuelca de un lado a otro. En “Muca” (hacer añicos en quechua),
tras una “intro” de rugosas guitarras enmarañadas, un “descontrolado” saxofón
sobre el pináculo dirige una instrumentación inconexa, construyendo pacientemente un atmosférico huaylas
del Mantaro, consiguiendo una espectacular sonorización, sin duda el momento
más brillante del disco, que tras una pugna entre guitarrazos y sonoridad
vernacular muta hacia ambientes free-jazz.
El sinuoso bajo de la delirante
“Cholacos”, colisiona contra cuerdas, saxofones y percusión, transitando hacia
parajes espectrales. La sutil pero
trastornada “Jarjacha” (en los andes, así se le conoce al demonio del incesto)
pretende capturar la cosmovisión andina a través de sus cuerdas acústicas que
se combinarán con guitarras noise, theremin y las sugestivas onomatopeyas de
Silvana Tello, logrando otro genial momento del LP, mientras que en la enigmática
“Cholo Visceral”, iniciada por un atrayente huayno, servirá para catapultarnos
hacia ambientes espaciales, alternándose nuevamente con sonoridades andinas, el
posterior desvarío de space rock, el revuelco de percusiones con osciladores y
demás instrumentos.
En la misteriosa “10 años de terror”, ensayan
una jornada de ultratumba, cuyas fantasmagóricas sonoridades se tornan
asfixiantes, sucumbiendo ante los sombríos guitarrazos del cierre. Ese ambiente
lóbrego proseguirá en la aterradora “El paso entre las lomas”, de genial aura
siniestra, empujada por unos “embrujados” pianos y teclados.
Vol.
II
ofrece pues una serie de lisérgicos parajes sonoros, inspirados en el
subconsciente y sus complejidades, donde el deliro, la paranoia, el terror, el
pánico y los “excesos”, intentan ser representados a través de sus siete actos,
transmitiendo sensaciones caóticas, por
momentos incompresibles pero nunca superfluos.
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