COSMOS
RITO
VERDUGO
Necio Records
(2018)
Observamos
con agrado que en los últimos años van haciendo su aparición dentro de la escena
“stoner”, un singular número de destacadas bandas como El Jefazo o Ancestro, y
los jóvenes Rito Verdugo con su placa debut “Cosmos”, no son la excepción,
menos densos que sus colegas mencionados, pero más frenéticos y atmosféricos
que estos, además su música exhibe mayor cercanía con el “heavy metal”.
Rodrigo
Chávez (Guitarra y voz), Luis Rodríguez (Batería), Carlos Del Castillo (Bajo) y
Álvaro Gonzales Del Valle (Guitarra) formaron Rito Verdugo el año pasado
(aunque sus ensayos datan desde el 2011), y desde entonces no han parado de
tocar, siendo convocados para abrir el próximo concierto de Earthless en Lima,
este once de noviembre.
La
inicial “Sombras”, con su retorcido riffs y portentosos redobles con coge del
cogote para arrojarnos a un ambiente visceral de robustas melodías plenas de
frenesí y psicodélicos punteos. Luego en “Cosmos”, un macizo preámbulo nos
expulsa hacia una vorágine de distorsiones y corrosivas cuerdas, donde la
adrenalina fluye a mil, para posteriormente ser atrapados por sus guitarras
siderales y más tambores reventándonos los oídos. Un caótico preludio precede a
los pesados guitarrazos de “Inerte”, mutando en pos delirantes arpegios que se intercambian
sendos golpes de batería.
Foto: Facebook de RV |
Ruidos
inconexos discurren por algunos segundos antes que las exaltadas percusiones y volátiles
guitarras de “Inviernos”, nos pateen los sesos, saltando influencias Maiden de
inmediato, y esos instantes donde nos refriegan en nuestras caras con sus
guitarras, percusión y voces “Inviernoooo…”, resultan realmente abrasivos. Luego
cuando ensayan ese ascenso de ásperos riffs, nos entrega a la euforia. Sin
duda, uno de nuestros episodios favoritos del álbum.
“Navegante”
arranca con una etérea ambientación, donde se dejan escuchar arpegios y riffs
transcurriendo en el vacío, pero luego al conectarse con la batería, fluye un
enfermo riffs y el “fuzz” rajando estructuras. La garagera “Esclavo”, es otro
viaje en ácido, donde se desatan furiosas guitarras, de adictivos punteos que
nos retuercen una y otra vez, además de sus vertiginosas percusiones. Para
cerrar, la sesión rítmica de “Andas por andar”, tras su confuso arranque,
resulta espectacular, imposible no ensayar una endiablada danza con tremendo
juego de punteo y batería, para luego narcotizarnos con siderales “wah-wah” y
voces atmosféricas que terminan por alterarnos aún más. Esplendido final para
nueve cañonazos directos al cerebro.
“Cosmos”
es un registro corrosivo, enajenado, que apasiona de principio a fin, que es
imposible no conectarlo con nuestros recuerdos del heavy de los 70s y la
psicodelia de finales de los 60s. Estamos ante uno de los mejores discos del
año, pues tan pocas veces en los últimos años, un trabajo de este género nos ha
provocado un tremendo desmadre en nuestros sentidos.
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