lunes, 29 de octubre de 2018

COSMOS:RITO VERDUGO. Reseña

COSMOS
RITO VERDUGO
Necio Records
(2018)
Observamos con agrado que en los últimos años van haciendo su aparición dentro de la escena “stoner”, un singular número de destacadas bandas como El Jefazo o Ancestro, y los jóvenes Rito Verdugo con su placa debut “Cosmos”, no son la excepción, menos densos que sus colegas mencionados, pero más frenéticos y atmosféricos que estos, además su música exhibe mayor cercanía con el “heavy metal”.
Rodrigo Chávez (Guitarra y voz), Luis Rodríguez (Batería), Carlos Del Castillo (Bajo) y Álvaro Gonzales Del Valle (Guitarra) formaron Rito Verdugo el año pasado (aunque sus ensayos datan desde el 2011), y desde entonces no han parado de tocar, siendo convocados para abrir el próximo concierto de Earthless en Lima, este once de noviembre.
La inicial “Sombras”, con su retorcido riffs y portentosos redobles con coge del cogote para arrojarnos a un ambiente visceral de robustas melodías plenas de frenesí y psicodélicos punteos. Luego en “Cosmos”, un macizo preámbulo nos expulsa hacia una vorágine de distorsiones y corrosivas cuerdas, donde la adrenalina fluye a mil, para posteriormente ser atrapados por sus guitarras siderales y más tambores reventándonos los oídos. Un caótico preludio precede a los pesados guitarrazos de “Inerte”, mutando en pos delirantes arpegios que se intercambian sendos golpes de batería.    
Foto: Facebook de RV
En “Resurrección”, somos capturados por unos lisérgicos punteos a lo Black Sabbath, y una “destructora” percusión que en conjunto emprenden una galopante marcha. “Prisionero”, nos presenta nuevamente esa adictiva composición en base a un sólido engranaje de guitarras, en esta ocasión marcando de manera desacelerada, pero sin perder un ápice de vigor, y más bien retorciéndonos los sentidos de a pocos.    
Ruidos inconexos discurren por algunos segundos antes que las exaltadas percusiones y volátiles guitarras de “Inviernos”, nos pateen los sesos, saltando influencias Maiden de inmediato, y esos instantes donde nos refriegan en nuestras caras con sus guitarras, percusión y voces “Inviernoooo…”, resultan realmente abrasivos. Luego cuando ensayan ese ascenso de ásperos riffs, nos entrega a la euforia. Sin duda, uno de nuestros episodios favoritos del álbum.      
“Navegante” arranca con una etérea ambientación, donde se dejan escuchar arpegios y riffs transcurriendo en el vacío, pero luego al conectarse con la batería, fluye un enfermo riffs y el “fuzz” rajando estructuras. La garagera “Esclavo”, es otro viaje en ácido, donde se desatan furiosas guitarras, de adictivos punteos que nos retuercen una y otra vez, además de sus vertiginosas percusiones. Para cerrar, la sesión rítmica de “Andas por andar”, tras su confuso arranque, resulta espectacular, imposible no ensayar una endiablada danza con tremendo juego de punteo y batería, para luego narcotizarnos con siderales “wah-wah” y voces atmosféricas que terminan por alterarnos aún más. Esplendido final para nueve cañonazos directos al cerebro.
“Cosmos” es un registro corrosivo, enajenado, que apasiona de principio a fin, que es imposible no conectarlo con nuestros recuerdos del heavy de los 70s y la psicodelia de finales de los 60s. Estamos ante uno de los mejores discos del año, pues tan pocas veces en los últimos años, un trabajo de este género nos ha provocado un tremendo desmadre en nuestros sentidos.  

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