viernes, 19 de octubre de 2018

CÍRCULO:TRIBU. Reseña


CÍRCULO
TRIBU
(2018)
Resulta sorpresivo el advenimiento de este álbum debut del dúo conformado por Richard Nossar y Yazmín Cuadros, sobre todo por los antecedentes sonoros del guitarrista, quien ha ensayado con sus bandas Matus y Atropello!!, con algunos de los estilos más duros del “rock”, mientras que en esta ocasión se sumerge en la música de fusión, ecléctica y “new age” en su búsqueda de nuevos sonidos. En cambio, el bagaje de Yazmín se remonta como vocalista de Pastizal en su etapa inicial y una carrera solista bajo el nombre de Diáfana Bermellón, con el que ha hecho música y performances con fuego. De esta combinación sale un disco exquisitas texturas.  
La dupla se conoce en el otoño del 2016 a través de amigos en común. En diciembre de ese año, hicieron un viaje a Chavín de Huántar para recibir el solsticio de verano y fue durante esa jornada en la que decidieron hacer un disco juntos, el mismo que empezó a grabarse a fines de ese mismo mes y cuya influencia astral se ve reflejada en varios episodios del registro.   
Una minuciosa revisión a la ficha técnica que se observa en la edición digital del disco, publicada en el bandcamp, nos testifica de los dotes multinstrumentista de ambos músicos, quienes experimentan con una generosa cantidad de instrumentos de vientos y percusión de rasgos tribales, andinos y aún de diversas etnias del mundo, como el gong, pun, bolang gu, silbato de cerámica, kaossilator, maracas, flauta doble americana nativa, flauta del búho, ocarina, secuenciador, siku, shakapa, crotales tibetanos, entre otros, sobre todo Yazmín, quien además nos conquista con su ensoñadora voz. Hay que destacar que la tarea de revisar uno por uno los instrumentos que forman parte de la música de la obra, ha enriquecido notablemente nuestros conocimientos al respecto, sacándonos en algunos casos de la ignorancia. Lo cual agradecemos al dúo.
El álbum además contó con una nutrida relación de músicos invitados:  Dante Ayala (Mridanga, khomuz, didgeridoo, percusiones andinas y wind wand), Osmar Cubillas (Bajo, voces), Hugo Elías (Bajo), Manuel Garfias (Guitarras y bajo), Rodrigo Guimoye (Djembe), desde Arequipa Cocó Herrera (Batería), Cristóbal Pérez (Saxofón) Yagat Ruiz (Djembe) Roberto Soto (Percusión), Camilo Uriarte (Bajo y teclados) y Carlos Vidal (Bajo).   
Desde el saque, la “etiqueta” de música de fusión, salta a simple vista con el introspectivo sonido de una ocarina, como preludio de “El Camino de las Luciérnagas”, para luego desfilar instrumentación étnica para transformar el tema en una pieza que irradia misticismo, donde la ensoñadora voz de Yazmín, flota sobre cuerdas vernaculares, relatándonos su relación con la madre tierra, hasta que se ralentiza en pos de un tibetano final. Prosigue, “Llegando al Sol”, tema de guitarras “heavy”, que no encaja con el resto de la obra, no porque no se trate de una buena canción, sino porque creemos que se emparenta más con el repertorio de Matus, y no con el resto de Círculo.  
Foto: Richard Nossar
La etérea voz de Yazmín, sobre melodías mágicas, resultan sedantes en la onírica “Oiré”. Los enigmáticos teclados de Nossar mutando hacia sonoridades psicodélicas suenan delirantes en “After Dark”, donde el músico, con claustrofóbica entonación, da lectura a un texto que resulta ininteligible, en medio de un ambiente siniestro y dramático, para también transitar sonidos tensos e intrigantes, dejando para su final un solo de saxofón que consigue poner aún más densa la atmosfera experimentada, consiguiendo toda esa oscura instrumentación uno de los mejores momentos del registro.  
De los ambientes de metrópoli nebulosa en “After Dark”, pasamos a la exótica “Todos los Jaguares (Canto para Yana)” con la etérea voz de Yazmín, yuxtaponiéndose a la textura de percusiones tribales, entre otros instrumentos de viento, otorgándole al corte orientaciones amazónicas y hasta se podría decir cierta ambientación chamanística. Luego, la atmosférica “Viento”, cuyas melodías en ascenso, encabezada por sus intensos teclados, junto con el esplendoroso y épico canto de Yazmín, nos vuela los sentidos, poniéndonos en trance, en una marcha en franco ascenso hacia los cielos. En “Nube Roja”, sus teclados ensayando notas simples, pero efectivas, para aunarse con percusiones tribales logran hipnotizarnos de principio a fin a lo largo de su extensa duración, culminando con un delirante solo de órgano.  
Finalmente, el suave crujir de las olas que se dejan escuchar en “Dice Ser”, resulta arrullador, junto a las cuerdas acústicas y la cándida, pero a la vez espectral voz de Yazmin. Breve, pero contundente colofón para este disco que durante varios pasajes adquiere una ambientación ritualista.
Un gran trabajo de la dupla, donde su experimentación sonora logra escavar en las profundidades de nuestra alma, conducirnos por senderos inhóspitos y por momentos hacerlos levitar en pos de atmósferas oníricas. Su respectiva edición en disco compacto, que estará a cargo de los sellos Catrina Records y Luna Pagana, está planificada entre fines de octubre y los primeros días de noviembre.

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