viernes, 28 de marzo de 2014

SNOWBIRD: EMPATÍA MUSICAL BAJO LA LUNA VÍA MAIL



MOON
SNOWBIRD
BELLA UNION (2014)
Empatía, palabra tan mentada y necesaria en nuestros días, es descrita como un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra. En la antigüedad Aristóteles  afirmaba que el ser humano sentía la necesidad de juntarse con otros semejantes para poder realizarse como tal. Es así que este sentimiento se vuelve vital en las relaciones humanas, y llevándolo al ámbito musical concibe actos sonoros tan maravillosos como Snowbird, proyecto conformado por el ex Cocteau Twins Simon Raymonde y la extraordinaria voz de Stephanie  Dosen quienes a través de su esplendido álbum debut  Moon plasman bellas y conmovedoras melodías. Antes de la salida del álbum Raymonde había puesto la voz de alerta: “sería raro que no les haga acordar a Cocteau Twins.”
Cuando Cocteau Twins dejó de existir, durante muchos años solo nos quedó consolamos con las remasterizaciones de sus obras y compilados. Ante la sequía de artistas de similar calibre, nos cae como una refrescante y revitalizadora gota de agua  este álbum de once extraordinarias canciones nacidas de la empatía musical, Raymonde confirma este postulado al señalar lo siguiente sobre su compañera sónica: “Ella es una cantante muy especial y siento que la simpleza de mi música fue el fondo  perfecto para sus historias y su increíble arreglos vocales…Stephanie fue la primera cantante con quien trabaje desde Elizabeth Fraser (Cocteau Twins) con la que realmente tenía empatía musical.”
“NUNCA INTENTÉ QUE COCTEAU TWINS SEA MI ÚLTIMA BANDA” Simon Raymonde
Después de haber sacado sus discos con 4AD los Cocteau Twins Robin Guthrie y Simon Raymonde decidieron formar su propio sello, Bella Union en 1997, convirtiéndose en una de las principales responsables de la difusión de los proyectos más interesantes de la escena independiente como Dirty Three, Fleet foxes, The Czars, Beach House, Wild Nothing, así como los discos solistas de John Grant, entre otros. Volviendo a los orígenes de Bella Union, ésta continúo a pesar de la separación del trío escocés y la posterior partida de Guthrie de  la discográfica en el 2000, dejando a Raymonde en la dirección completa del sello.
El último trabajo de Raymonde fue Blame Someone Else (1997), también participó en el pretencioso y bien logrado proyecto de 4AD  This Mortal Coil. Pero su cargo directivo lo había alejado un poco de los estudios para dar rienda suelta a su instinto creativo. Sin embargo ese estado cesó cuando conoció a Stephanie Dosen, la cantante norteamericana proveniente de Wisconsin, quien no es ninguna novata, lleva una carrera musical de dos décadas, resaltando su participación en la gira del 2008 de los Massive Attack, anecdóticamente los británicos también le habían pedido a Elizabeth Fraser que los acompañara, y su colaboración para los Chemical Brothers en el track “Futher”.   
La historia musical de Dosen se inicia en 1994 con su banda techno-ambient Virus. En el 2002 lanzaría su álbum en solitario Ghost, Mice & Vagabonds, Raymonde quedaría cautivado con la cantante y produciría su segundo disco A Lily For The Espectre (2007) distribuido a través de Bella Union. Producto de la ya mentada empatía musical entre ambos artistas, nació snowbird, ofreciendo un concierto debut en junio del 2009 en el Union Chapel, Islington. La banda grabaría ese mismo año un cover de Pink Floyd “Goodbye Blue Sky”, que aparecería en el The Wall Re-Built! Una compilación tributo al legendario álbum The Wall que apareció gratuitamente con la revista Mojo en diciembre de ese mismo año.

MOONLIT+ TECNOLOGÍA= MOON
Establecido en Londres, Raymonde adquiriría un piano pequeño (baby grand piano) en una subasta on-line y encontrando espacios dentro de su apretada agenda para tocarlo a la luz de la luna, sería el inicio de Moon. “Escribí cada pieza de música en la noche, casi en la oscuridad para no sentirme que estaba en el living room…la luna fue muy importante por la luz que reflejaba” confesaría Raymonde. Al respecto Stephanie Dosen manifestaría “toda la historia del registro son relatos nocturnos,  bosques e iluminaciones bajo la luz de la luna”.
Stephanie establecida en North Carolina (EEUU), recibiría por mail piezas cortas de piano, cada noche por 12 días  de parte del ex Cocteau, mientras la cantante devolvería cada mañana al músico asombrosos registros vocales. Después de dos semanas, Snowbird tenía las bases de lo que sería su primer álbum.  Gracias a la tecnología las ideas musicales de ambos músicos, separados por el Atlántico, lograron unirse y plasmarse finalmente en once bellas composiciones, que además contaron con la colaboración del baterista Philip Selway y guitarrista Ed O’Brien, ambos de Radiohead, del guitarrista Eric Pulido y el baterista  McKenzie Smith, ambos de Midlake  y dos más guitarristas Paul Gregory (Lanterns On The Lake)  y Jonathan Wilson.
A pesar de tan importantes participaciones Raymonde declararía que “…habiéndoles añadido su magia al registro fue fascinante, pero en verdad. Pienso que es más un registro de Stephanie”, y razón no le falta al buen Simon, pues la voz de Dosen, se convierte en la pieza clave para que este álbum suene tan hermoso y sea el principal foco de atención de la obra, robándole el protagonismo a su magnífica instrumentación.
El finalmente se lanzó el 27 enero de este año, en una impecable edición de lujo, de elegante digipakc, conteniendo dos discos, el primero titulado Moon  trayendo el álbum original y el segundo denominado Luna, bonus disc con los remixes hechos por RxGibbs de todos los temas de la obra, el natural de Michigan, ha logrado unas espectaculares versiones de las canciones, al añadirle beats, creando paisajes de otro mundo, esculpiendo en cada toma su particular visión de lo que para él es belleza, a través de la electrónica, mostrándonos el otro lado de la luna.
MOON (2014)
Sobre las bases del piano de Raymonde transita durante todas las canciones la bella voz de Stephanie, logrando once tiernas y luminosas baladas que de principio a fin nos introducen por en medio de ensoñadores paisajes sonoros embargados de calma, melancolía y serenidad, nacidos del amor, de la intimidad, y de la  empatía musical (sí otra vez lo menciono). En donde sus exquisitas melodías irradian cierto misterio respecto a ese objeto llamado luna.
A pesar de la separación física de sus compositores al momento de su creación, Moon  se caracteriza por su uniformidad e intimo sonido. Cuando apenas escuchamos los primeros acordes de “I Heard The Owl Call My Name”, resulta imposible no empezar con las (¿odiosas?) comparaciones con Cocteau Twins e imaginar cómo hubiera sido un nuevo álbum del fenecido grupo, pues el tema posee esa mágica combinación de voces propia de los escoceses y sus efectos ondulantes de guitarra. En la hermosísima balada “All Wishes Are Ghosts” Simon Raymonde  pone su rúbrica con su piano, mostrándonos sus grandes dotes como músico, que junto a la voz de Dosen, golpea con fuerza al corazón,  de los mejores temas del álbum. El pedal Steel, el piano y la etérea voz de Stephanie en  “Charming Birds From Trees” nos llevan por parajes de ensueño.  
La suave acústica de las guitarras, percusión y piano más la dulce voz de Stephanie se convierten en una agradable caricia para nuestros oídos en “Where Foxes Hide”, en temas como “Amelia”, “Bears On My Trail” y “Porcelain” prosigue el trato con cariño a nuestros sentidos, destacar la última pieza en mención, nostálgica canción escogida con justicia como single del álbum. Susurrantes voces yuxtapuestas van en ascenso hasta ser irrumpidas por rasgueos de guitarra que nos trasladan a oníricos ambientes en la etérea “Come To The Woods”, “We Carry White Mice” se convierte casi en un canto a capella, donde la voz de la dosen solo es acompañada por el piano. El piano de Raymonde y los efectos de guitarra de O’Brian crean una trágica atmosfera para un triste canto en “In Lovely”. Finalmente “Heart Of The Woods” la pieza que cierra el disco se sale un poco fuera del cuadro, al contrastar con la simpleza de los temas anteriores, por su beat inicial y sus programaciones, convirtiéndose en una buena introducción de lo que será el disco extra. Llevándonos por otras latitudes sonoras.
Snowbird consigue con Moon transportarnos a lugares mágicos y misteriosos, en donde lo angelical se mezcla con lo fantasmagórico, cuyos once temas exhiben un atmosférico y gaseoso pop, lleno de música elegante, delicada y celestial. Hecho por alguien como Raymonde   que sabe cómo hacer dream pop, y de quien espero pase más tiempo en los estudios de grabación que en la oficina: y aunque parezca exagerado este álbum terminará con la nostalgia de encontrar música semejante a la realizada por los Cocteau Twins, sin ser una fiel imitación de ella, y se erige desde ya como un firme candidato a disco del año.  


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