¿Valió la pena viajar 32 horas ida y vuelta todo un fin de semana solo para ver a los belgas? Por supuesto que sí. El show de Front 242 resultó mejor de lo esperado. Los vídeos de sus presentaciones durante la pasada década, con set-lists densos y sosos, nos creaban ciertas suspicacias con respecto a lo que veríamos la noche del pasado sábado, que sin duda fue espectacular, con unos geniales y "enteros" Richard 23 y Jean-Luc De Meyer en sus roles de frotman, un Patrick Codenys demostrando toda su sapiencia al remezclar con sabiduría los temas clásicos, haciéndolos sonar más vigentes que nunca y teniendo en Tim Kroker al complemento ideal en la percusión electrónica.
Luego de unos deslucidos Arian 1 por fallas técnicas y otros "caprichos" tecnológicos, hicieron su aparición unos enmascarados belgas, siniestros y uniformados de negro, con un look parecido con el que nos conquistaron en los 80s, aquel que encaja a la perfección con su detonante musical, es entonces que se deja escuchar los primeros sonidos de la envolvente "Moldavia" desatando la euforia de una enardecida masa, para luego continuar con una magistral y frenética versión de "Body To Body" coreada con entusiasmo por el respetable, una celebrada "No Shuffle" y sorprendernos con "Tragedy For You", canción que no era interpretada por la banda en años, para luego dar paso a temas más contemporáneos como "7rain" y "Together", pertenecientes a su álbum Pulse (2003).
Tras su breve repaso por temas del "2000", Front 242 continuo "complaciendo nuestros pedidos", con "Take One" bailada a más no poder por la audiencia, para luego entregarnos al bombardeo sonoro de "Im Rhythmus Bleinben" provocando mayor algarabía entre los fans.
Las oscuras atmósferas de "Quite Unusual" resultaron seductoras, mientras que la entrañable "U-Men", para muchos una pieza que significa nuestro primer encuentro con los belgas, nos mandó a sus épocas más lejanas, una remozada versión de "Until Death (Do Us Part)" nos hizo saltar sin parar nuevamente, para luego hacernos disfrutar con otra sorpresa de la noche "Lovely Day", ponernos "tensos" con la compacta "Commando Remix", logrando que nos dejemos llevar por el ritmo frenético de "Religion", y la esperada "Funkahdafi", para concluir con la más festejada de la noche "Headhunter" hasta resonar un ensordecedor "Four..You Catch the Man!", despidiéndose los músicos entre calurosos aplausos y gritos de ovación. Pero los belgas nos regalarían todavía un poco más de su peculiar arte.
Front 242 retornó al escenario con la recordada "Don't Crash" y cerrarían con la profana "Welcome To Paradise" y así despedirse de sus seguidores. Una noche apoteósica como pocas, en donde los belgas recompensaron con creces una la larga espera y aquel sueño utópico que parecía verlos en vivo.
Aquí el mejor resumen del concierto en el you tube.
Recuerdo
aquel jueves de pascua del 2007, cuando salté de alegría al ingresar a la
website de Front 242 y ver incluida a Lima dentro de su gira a nuestro
continente, la presentación sería un 25 de octubre, pero llegado el mes de
agosto el tour se canceló, dejándonos a los fans con los crespos hechos. Si
bien los belgas no habían hecho (y siguen sin hacer) nada del otro mundo hace
años, resultaba emocionante ver en vivo a una de las bandas pioneras y revolucionarias
del techno de vanguardia y una referencia obligada para entender la evolución
de la “electrónica”, precursores del EBM (Electronic Body Music) y a los que otros
catalogaron su música como industrial. Lo cierto es que en los 80s y aun
comenzando los 90s, los sonidos expuestos por los belgas en sus diversas piezas
musicales, se encargaba de recrear en nuestras juveniles mentes, paisajes futuristas,
galácticos o causar la sensación de estar sumergiéndonos en las profundidades
de un videojuego.
Mañana,
sábado 25 de abril, por fin mañana tendremos la oportunidad de hacer estrellar
el cuerpo al ritmo de sus sintetizadores, samplers, percusiones programas y
toda la parafernalia electro liderada por Codenys, y las voces transgresoras de
Jean-Luc de Meyer y Richard 23. Para las nuevas generaciones que desconocen de
Front 242 aquí una pequeña biografía.
La
ciudad de Aarschot, situada a 38 minutos de Bruselas fue el espacio elegido por
el destino, para que los programadores, Daniel Bressanutti y Dirk Bergen
(también diseñador) en 1981 dieran rienda suelta a sus instintos de innovación artística,
concibiendo música a partir de las herramientas electrónicas emergentes, esos
ideales se plasmarían ese mismo año por medio del single “Principles”.
Paralelamente otro programador, Patrick Codenys (Daniel B. Prothese) y el
cantante Jean-Luc De Meyer formaron Bajo Visor, ambos dúos terminaron uniéndose
en 1982. Al principio Bressanutti, Codenys y De Meyer alternaron voces, pero De
Meyer quedaría como vocalista y letrista principal.
Existen
diversas hipótesis sobre el origen del nombre del grupo. Se cree que proviene
de un levantamiento popular organizado, otra posición afirma que fue extraído
del decreto que estableció la ONU en 1979 para establecer lo que sería la
primera semana de paz después de la guerra de los seis días que tuvo su origen
en el conflicto árabe-israelí, Resolución 242 del Consejo de Seguridad, en la
que Israel debía retirarse de los territorios ocupados de Palestina, “o interpretado según la ideología del grupo,
sería el avance del débil sobre el fuerte”. En una entrevista para la
televisión belga, realizada a inicios de los 90s, Daniel Bressanutti dijo que “242”
se usaba en vez de la expresión “¡maldita sea!”. También podría ser, por los
242 ciudadanos belgas condenados a muerte por colaborar con los ocupantes
alemanes después de la Segunda Guerra Mundial. Para terminar con el origen del
nombre, se presume que sencillamente Front 242, no tiene ningún significado en
particular.
ESCULPIENDO
EL FUTURO DESDE LOS 80S
El
segundo single “U-Men”, precedería al lanzamiento del álbum debut Geography
(1982) y posteriormente Dirk Bergen dejaría la banda para dedicarse por
completo al diseño gráfico. En las presentaciones en vivo se sumaría a la
banda, el percusionista Geoff Bellingham y Richard Jonckheere, más conocido
como Richard 23 ingresaría formalmente como otro vocalista más.
Front
242 recogía la influencia de los alemanes Kraftwerk, pioneros de la música
electrónica, el hibrido punk y electrónico de Throbbing Gristle, la enajenación
techno expuesta por Cabaret Voltaire, y
reminiscencias del synthpop de comienzos de esa década, pero matizándolas con
alta dosis de agresividad y ambientaciones futuristas pero embargadas por la
angustia, dando origen al EBM, y cuyo EP No Comment (1984) se exhibe como influencia
principal de dicho estilo.
En
1987 Front 242 sería fichado por el sello norteamericano “industrial” Wax
Trax!, relanzando algunas de sus grabaciones previas y sacándolas a través de
la colección de rarezas Back Catalogue (1987). Ese mismo año
la banda lanzaría un nuevo álbum Official Version, mostrando un
sonido más sólido y contundente destacando la adictiva “Masterhit”. Al año
siguiente vería la luz, Front By Front, sin duda el mejor
disco de los belgas, teniendo en “Headhunter” su primer éxito, alcanzando el
puesto #13 en el Billboard Dance/Club Play Songs en los Estados Unidos. Durante
los 80s, los belgas marcaron el sendero por donde debía transitar el futuro de
la música electrónica.
Hacia
finales de los 80s Front 242 daría el gran salto al firmar con Epic Records, subsidiaria
de la transnacional Sony Music, siendo
el primer álbum en lanzarse con su nueva casa discográfica Tyranny (For You) (1991),
logrando escalar hasta la posición #95 en el Billboard 200. Posteriormente se
reeditarían todos sus álbumes con nuevos artes de portada y trayendo como bonus
tracks: Eps, singles, rarezas, demos y tomas en vivo.
UNOS
FUTURISTAS PERDIDOS EN EL FUTURO (1993-2015)
En
1993 la banda lanzaría dos álbumes, que podríamos decir seguían un mismo
concepto, sonar más experimentales, espaciales, arriesgados, incluyendo
guitarras sampleadas, voces femeninas y sonoridades más “ruidistas”. 06:21:03:11
Up Evil y 05:22:09:12 Off descritos
por la banda como “la dualidad del bien y
del mal”, mostraban ambientes más tensos, siniestros, abrasivos, tortuosos y perturbadores, pero
que no terminaron de cuajar ni mostrarse sólidos, el resultado fue poco convincente
e hizo que muchos seguidores dejarán de seguirle el rastro a Front 242 de ahí
en adelante, yéndose en pos las nuevas propuestas electrónicas que se asomaban
por la época que también combinaban la música de baile con sonidos violentos
como The Prodigy. Ese mismo año Richard
23 haría mutar su nombre a Richard J.K.
En
1994 se lanzaría Live Code, disco en vivo que recogería temas clásicos y del Up
Evil, luego el álbum de remixes, Mut@ge.Mix@ge (1996), a pesar del
auge de la música electrónica por aquella década, Front 242 optó por permanecer
dentro de los circuitos alternativos, aunque más por una cuestión de crisis
creativa que idealista. En 1998 saldría otra producción en vivo Re:Boot
(1998).
Durante
5 años a causa de los diversos proyectos en que se involucraron sus
integrantes, la banda no publico nada y sus apariciones en vivo se volvieron
esporádicas, hasta el lanzamiento de su EP Still & Raw (2003), con
el retorno de Daniel Bressanutti y la
aparición de un nuevo álbum Pulse, donde los músicos ensayaron
sin éxito reinventarse a través de sonidos glitch y voces procesadas, aún en el
look de sus protagonistas, hace rato habían colgado los atuendos militares y
agresivos, para lucir más “cool” y aún como inofensivos hip-hopers.
RETORNANDO DEL FUTURO
Desde
el lanzamiento de su compilatorio Moments (2008) hacia adelante, Front
242 está yendo a lo seguro, presentando en sus shows en vivo, sus temas
ochenteros más emblemáticos con ciertos arreglos aplicando la tecnología musical
de vanguardia, además de regresar sus integrantes a su estética “castrense”
pero no tan extrema como la de sus inicios, lo que ha significado que las
presentaciones de los belgas se conviertan en una especie de “revival”, sino
revisa sus conciertos en el youtube, sobre todo la de los dos últimos años, ocasionado que la banda
nos vuelva a emocionar y escarapelar el
cuerpo al escuchar su música. Sería engañarnos que los belgas hayan hecho algo decente
en dos décadas pero su legado futurista ha sido más que suficiente, pues aquellas
obras de arte bosquejadas por sus sintetizadores y computadoras sigue deslumbrándonos
como antaño y haciéndonos apreciar el futuro todavía algo distante, por lo que el poder verlos mañana en la capital se convierte en una cita obligada.
Los
avatares relacionados con accidentes en las pistas parecen perseguir al músico
de origen dominicano George Lewis Jr, mejor conocido en el mundo pop como Twin
Shadow, en su confesional “Five Seconds” nos relataba su coqueteo con la muerte
tras un incidente con su motocicleta, y hace una semana el bus que transportaba
a la banda como parte de la gira de su último álbum Eclipse, se estrelló con
un tráiler en Colorado, felizmente sin pérdidas humanas que lamentar, pero sí
con dos heridos de gravedad, el baterista Andy Bauer y el conductor del
vehículo que todavía están en recuperación y un Lewis que será sometido a una
cirugía reconstructiva en la mano ¿Casualidades del destino? Bueno dejémoslo
ahí y solo anhelar la pronta recuperación de los accidentados.
Pero
con lo que el que artista sigue dándose tumbos y para nuestro bien, es con su
pasión hacia el “radiable” pop-rock ochentero, masivo pero de buena factura. En
Confess
(2012) lo fue con las
sonoridades de la primera mitad de aquella época, con el new wave para ser más
exacto, en esta nueva entrega lo es con la parte final de aquel decenio, en
donde la balada pop “Alone”, interpretada con Lily Elise y sus referencias
Richard Marx (¿¡!?) O “To The Top” saltan más a la vista, Chicago,
Starship, son algunas influencias que se dejan entrever en esta nueva
producción dispuesta a entregarse sin miramientos a la “masa”, a la vez que
significa su estreno con Warner Bros, tras dejar la indie 4AD.
Su
evolución del brumoso pop sintetizado de Forget (2010) al macizo pop rock,
también bañado por “sintes”, de Confess (2012), y los dos años de
silencio discográfico nos hacían creer que el nuevo trabajo de Shadow tomaría
nuevos rumbos y afanes experimentales pero nos equivocamos (salvo las tres
pistas finales), pues Eclipse se convierte en una
prolongación de su grandioso antecesor, con menos revoluciones, intensidad y piezas
de baile, algo más reposado y melódico, pero también con momentos más
“sintéticos” pero igual de envolventes, donde las cajas de ritmos, guitarras
procesadas y “overdubs” siguen
“retumbando” en sus canciones, como en la inicial y elegiaca “Flatiners”.
"Whoa!" grita Lewis a todo pulmón en "To The Top"
En
“When the light turno out”, la ligera voz de Lewis flotando sobre
sintetizadores espaciales y percusiones sintetizadas nos hace evocar atmósferas
ochenteras. El épico grito-coro “whoa” en “To The Top” nos golpea con todo,
además de su portentosa sonoridad power-pop, lista para ser tocada en un
estadio. El ya comentado dúo con Lily Elise en la pieza romántica de corte
soul-pop, “Alone”, se convierte en una de las mejores del disco, por su
conmovedora interpretación y pulcro trabajo en su sonido.
A
partir de la tensa “Eclipse”, tema de atmosféricos y tribales tambores
acompañados por minimalistas teclados, el álbum adquiere tintes más sombríos,
como el sonido “seco” y compacto de la introspectiva “Turn Me Up” a pesar que
Shadow intenta una seductora interpretación. Luego las guitarras chirriantes de
“I’m Ready”, que van cambiando hacia sonoridades cada vez más sintetizadas y
ascendentes hasta que terminan estallando y conquistándonos con sus empalagosos
“I´m right here, i’m ready/ I need this love”,
causándonos cierta sensación triunfal.
El
house-beat de “Old Love/New Love” nos trae de nuevo la luz al álbum, tras
algunos minutos de oscuridad, con su fluido
dance-pop, de exquisitos riffs a lo Chic y pulsantes pianos. Tras ofrecernos
esta agradable pieza de baile, Shadow nos deja para recta final de Eclipse
sus temas más arriesgados, como los saturados sintetizadores en “Half Life”, la
inconexa electrónica de “Watch Me Go”, que por instantes se torna psicodélica y
enajenada, perfecto fondo musical para que Lewis, reproduzca la palabra “…insane”, otra de mis favoritas del
disco, y la finalmente la nostálgica y épica a la vez “Locked & Load”.
Twin
Shadow ha ido a la seguro, aunque con letras más dramáticas que buscan el amor
en medio de tanta desilusión, deseando el
efectivo “gancho” con sugestivos riffs, sintetizadores cautivantes, sonoridades
rock que suenan a “clásico”, música para estadios, todo ello matizándolo con ambientaciones
nebulosas.
El Eclipse Tour por ahora está suspendido hasta fines de mayo
Por
ahora Lewis y su banda están recuperándose del accidente y se ha cancelado las
fechas de la gira programas y se dice que se retomaría el tour a partir del 21
de mayo. Nuestras buenas vibras al músico que sigue demostrando que en el
reciclaje sonoro 80s parece estar garantizado su fuente de inspiración y clave del éxito.
Cuando William Doyle exterminó Doyle & The
Fourfathers también se alejó de las guitarras para refugiarse a un teclado
portátil y ensayar durante horas nuevos sonidos, presentándose bajo un renovado
nombre, East India Youth, y presentarnos el 2014 el mejor álbum debut que haya
salido del Reino Unido, Total Strife Forever, ganador del barclaycard Mercury Prize, donde el músico exploró con versátiles sonoridades
electrónicas, creando sonidos atmosféricos, siniestros y futuristas, logrando
piezas para la relajación “ambient”, de influencias Eno, así como otras para la
pistas de baile, donde confluía lo espacial con lo íntimo.
Toda aquella experimentación con sintetizadores
y percusiones programadas resultó hipnótica y nos dejó en latente espera con
respecto a lo que el inglés podría ofrecernos a futuro. Casi un año después
Doyle nos entrega Culture Of Volume, lanzado el pasado 6 de abril a través de su nuevo
sello, XL Recording.
Al igual que su anterior trabajo, el disco fue
grabado y producido por el propio músico en su hogar de Londres, que a decir de
sus liricas “el resultado no era lo que
estaba en mente en un comienzo”, ¿cuál habría sido el planteamiento inicial
del proyecto? Solo su creador lo sabe, pues en este nuevo álbum Doyle se apoya mayormente en sonidos más discotequeros y frenéticos, sostenidos por un sinfín de murallas
de ruidos electrónicos, pero que en medio de ellas siempre sobresale la
cristalina, cálida y por momentos angelical voz de “niño bueno” de su compositor,
la compañera ideal para ser más atrayente su propuesta musical.
En Culture Of Volume la
electrónica se colude con lo sombrío a través de ritmos propios de clubes
techno para conducirnos por las sendas del delirio, pero para nada embargados
por la frivolidad y lo profano sino a través de sus liricas atacarnos de
nostalgia, mostrándonos sentimientos descorazonados y luminosos como en “Carrousel”,
en medio de tanto sintetizador embriagador. COV cuya portada se asemeja a la de anuario de escuela
secundaria, pareciera un tributo a los héroes de la vanguardia art-electro-pop:
Warhol, Eno, Pet Shop Boys y Bowie.
El álbum se inicia con la
instrumental “The Juddering” cuyas aplastantes y ensordecedoras secuencias
cíclicas de abstractos ruidos electrónicos van alterando nuestros sentidos, toda
esa maciza sonoridad irá mutando hacia
sonidos de densos teclados que terminará
por transformarse en unos golpes “poperos” de piano que se entrelazarán con
percusiones y beats atemporales en “End Result”, creando seductores ambientes
de intriga y suspenso. Sintetizadores con el volumen al tope y otras
herramientas electrónicas nos llevan hacia el frenetismo “trance” en “Beaming
White”, ocasionando sensaciones psicodélicas teniendo en medio la interpretación
delicada y cándida de Doyle, tema que exhibe claras influencias Pet Shop Boys.
El promocionado single “Turn
Away”, nos atrapa y conduce hacia sutiles atmósferas gracias a su confortable
“suavidad” electrónica, que se irá convirtiendo en ambientaciones futuristas y
espaciales. Doyle sabe cómo hipnotizarnos y en “Hearts That Never” saca todo el
arsenal, pues sus palpitantes y acelerados beats sirven de plataforma perfecta para
que se desplacen sus avasalladores sonidos computarizados que irán moliendo
nuestro sentidos entregándonos hacia el frenesí, en donde la “tierna” voz del
artista trata de “ablandar” en algo
tanta rudeza dancística, que por un momento cambiará hacia sonoridades
minimalistas pero que cuando menos lo pensamos el músico vuelve a hacernos “despegar”
con sus artilugios “electro”, construyendo con toda esa amalgama de sonidos
electrónicos seis extensos minutos de éxtasis “dance”. Sin darnos cuenta
ingresa “Enterity”, más flagelación de instrumentación electrónica para el
cuerpo, simple y efectiva, que por momentos nos dará treguas con sonoridades
“ambient” más reposadas.
Tras tanto jolgorio, viene mi
canción favorita del álbum, “Carrousel”, hermosísima pieza edificada por
ambientaciones de teclados y sintetizadores, que junto a la espacial y
dramática interpretación de Doyle, se asemeja a una panorámica de bellos
paisajes vespertinos, toda una caricia para el alma y que por momentos nos hace
intentar ensayar la levitación. Emotiva y conmovedora.
En “Don’t Look Backwards” carismáticos
sonidos nos van “jalando” hacia ambientes místicos que por momentos adquiere
tientes “mantra”. La melódica “Manmner Words”, la pieza más prolongada del
disco, 10’18’’, posee unas particulares sonoridades electrónicas de manera replicantes
y ondulantes, que nos ánima a ensayar
ciertos pasos de valz, conduciéndonos hipnóticamente hacia sensaciones
delirantes que desembocarán hacia una atmósfera densa, tensa y misteriosa, sumándose
insoportables ruidos sobre el cierre. Finalmente en “Montag Resolution” nos
ofrece los pasajes más “ambient” del disco, golpes sintetizados cuasi metálicos
van sucediéndose progresivamente hasta desvanecerse.
Doyle nos ha vuelto a
cautivar con su delirante propuesta, donde nuevamente nos hace convivir lo
festivo con nuestro lado más íntimo y hacer
de la nostalgia algo para el disfrute.
El colectivo de bandas nacionales liderado
por el “hiperactivo” Josué Vásquez, nos presenta con la calidad que los
caracteriza y en menos de un año, su tercer compilatorio, mostrándonos
un loable progreso en cuanto a selección de las bandas y temas, así como la
consolidación de algunas de ellas, resaltando Irinumy su embelesado dance. Si bien en esta ocasión el disco está
más orientado con respecto a sus antecesores a sonoridades post-punk y new
wave, podemos encontrar grupos que ensayan la fusión comoAnkalliy posturas más rockeras como Estado Naranjay Stereocósmica,
habiendo también espacio para tonalidades más románticas.
El disco va con todo desde el arranque con
la bailable y discotequera “Cruel Corazón” de Irinum cuyo cautivador dúo practicado por sus cantantes aunándose a
los teclados y beats impregnan momentos de envolvente dramatismo. Por las
vertientes de la ternura melódica va “Tus sueños (en mi mente)” de Voz y Noz, por ese mismo sendero nos
conducen Refugio Interior y su
melodramática “Días de Despertar”. Mareacristal
con su suavidad pop y unos teclados que nos evocan al “Just Like Heaven” de
The Cure nos proporcionan ambientes más relajados en "Ella".
El bloque romántico del “plástico” lo
imponen las baladas “Deternerme” de Audiorama,
de tintes más rockeros, “Te veo partir” de Giovanni
Derteano, de aires más íntimos y “No podrás” de The Red Rojo,de corte
más pop. El ambiente festivo retorna al disco con el electro-pop de Noche Futura y su epónimo tema, los
arreglos guitarrísticos post-punk de Senderos
Sombríos en “Nubes Negras” y las compactas sonoridades dance de Videoteips en la instrumental “Tres
colores”.
Ankalli con su esperanzador
afro-andino “Pa’delante” y Toño López
con “Aniquilado”, construido sobre bases “bolerísticas” y criollas, irrumpen y sorprenden
gratamente en medio de tanto pop-rock.
Stereocósmica
con
su hard-rock nos comparte a través de su pieza, los postulados de su propuesta.
Por el lado pop-rock están Fernado Kno
& La corona con “Historias sobre los cuerpos”e Índole con “Sangre
nueva” que muestra ciertas reminiscencias con Mar de Copas y Cementerio Club,
si mencionamos “deudas con”, Ausencia con
su “hardcore positivo” en “Paradojas”, las tiene con los Inyectores.
Mención aparte (no porque sean de nuestra
tierra) los arequipeños de Entrenieblas
con su épico post punk “Llévame” se erigen como lo mejor del compilado, mostrándonos
la propuesta más madura y sólida, un plus tener dentro de este compilatorio a
una de las mejores canciones del 2014.
Finalmente cierran el compilatorio las
densas oscuridades sonoras de Mamífero
en “Así”, el rock ecléctico de Miguel
Ganggini en “100 años”, Pastizal
y su interesantísimo “The day i met you”, pieza de somnífero y delirante techno
y la dureza rockera de Estado Naranja
con “Trataré”.
Nuevamente son 21 tracks de impecable sonido
y de atractivas propuestas para mantenernos alertas y al día de las propuestas
del combo sónico dirigido por el baterista de Bocanegra y ex Dolores Delirio, haciendo
ya de las tres “B” (bueno, bonito y barato) un sello distintivo de las
producciones de Underpop. Esperamos con ansias el lanzamiento de la cuarta
edición que anhelamos siga experimentando esa senda ascendente por la que han
transitado sus tres entregas.