sábado, 9 de enero de 2016

LOS MEJORES DISCOS MUNDANOS DEL 2015 - EPISODIO FINAL (4-0 [no es el próximo resultado de la selección])

A nuestro episodio final podríamos haberlo titulado el retorno de las Jedi, pues Björk después de muchos años vuelve a estar en la vanguardia de los ojos de la crítica mundial, recuperando el sitial que nunca debió dejar y Julia Holter regresa al lugar de honor, asumiendo lo que es suyo, pues sus obras están acostumbradas a barrer en nuestros recuentos anuales, estas chicas sí que son "superpoderosas", aunque en este año los varones han equilibrado un poco las cosas ante el predominio de obras realizadas por féminas durante los años anteriores. 
Mención a parte para Low, dos décadas regalándonos buenos álbumes, no hay ninguno malo, ni siquiera regular en toda su carrera. Y un asombroso trabajo de Sufjan Stevens demostrando que con muy poco pero harto corazón e inspiración se puede conmover multitudes. 
Aquí están las producciones de niveles superlativos del año que ya se fue....pero antes repasemos las posiciones anteriores...
33. Art Angels - Grimes
32. Sometimes I Sit and Think, And I Sometimes I Just Sit -  Courtney Barnett
31. The Epic - Kamasi Washington 
30. From Kinshasa - Mbongwana Star
29. Star Wars - Wilco 
28. Ghost Culture - Ghost Culture
27. Universal Themes - Sun kil Moon
26. Mutant - Arca 
25. The Magic Whip - Blur
24. Panda Bear Meets The Grim Reaper - Panda Bear
23. Grey Tickles, Black Pressure - John Grant
22. Culture of Volume – East India Youth
21. Eclipse - Twin Shadow 
20. Shadow of The Sun - Moon Duo
19. Every Open Eye - Chvrches
18. Miseress - Mueran humanos
17. Maze of Woods - inventions
     16. Girls in Peacetime Want To Dance - Belle & Sebastian
15. Deeper -The Soft Moon
     14. More Faithful - No Joy
     13. Fanding Frontier - Deerhunter
     12. Complete Music - New Order
     11. Are You Alone? - Madjical Cloudz
     10. I Love You Honeybear - Father john Misty
       9. Platform -  Holly Herndon
       8. Depression Cherry - Beach House 
       7. Viet Cong - Viet Cong
       6. Thank Your Lucky Star - Beach House 
       5. Garden of Delete - Oneohtrix Point Ever

4
VULNICURA
BJÖRK
One Little Indian
La cosa no se le presentaba nada fácil a la islandesa, aunque sinceramente a estas alturas ¿qué tenía que demostrarnos? porque a pesar de su recomendable performance Biophilia Live (2014), y la experimentación propuesta con novedosos instrumentos en su álbum anterior (2011), como suma, no dejaron satisfechos del todo, a la crítica ni a sus seguidores, los ensayos de Björk resultaban poco atractivos y escasos de inspiración o “viéndolo por el lado amable” no los llegamos a comprender.
Para esta nueva aventura decide inspirarse en su ruptura amorosa con el artista Mathew Barney (una relación de 13 años y una hija de por medio) y reclutar a “sangre nueva” que pueda ayudarle en su reinvención sonora, como el joven productor venezolano Arca, quien logró posicionar su renovado sonido en su justo medio, recurriendo a la influencia de dos de las mejores obras de la islandesa,  Homogenic (1997) y Vespertine (2001), aunque también podemos referenciar el trabajo de voces realizado en Medúlla (2004), solamente reformulando sus postulados ¿los resultados? Mucho mejor de lo esperado, destacándose justamente la majestuosidad en los arreglos vocales de Björk, violines, “esculpidísimos” beats y base electrónica.
Arte plastificado que cubre la portada de la edición en vinilo
Desde el arte de portada, con Björk erigiéndose como un altar humano de sacrificios y con su traje negro, en ambos casos con el pecho abierto, la artista en este álbum saca a flote los sentimientos más escondidos del cosmos de su privacidad.
Abre “Stonekiller”, donde unos tristes violines se combinan con una base electrónica, recordándonos su emotivo canto melodramático a los mejores pasajes de Homogenic, instantes tan introspectivos y hermosos son los que experimentamos al deleitarnos con esta bella pieza. Las voces sobrepuestas de “Lionsong” ahora nos traen a la mente momentos del Medúlla, los etéreos e inquietos teclados de la íntima “History of Touches”, con el sello distintivo de Arca, se encargan de crear desconcertantes atmósferas.
Arca y Björk :el encuentro de dos mundos
En la extensa "Black Lake", somos embargados por una intensa sensación de nostalgia y dolor, tras contemplar sus sesiones de cuerda, otra pieza vital del disco para entender la renovada propuesta de Björk. La tensa “Family”, esparciendo misterio con sus sombríos teclados y esporádicas intervenciones de beats confundiéndose con la atmosférica voz de nuestra diva. Los siniestros violines y cellos de “Notget” crean una amenazante ambientación, además de esos maravillosos sonidos electrónicos que enturbian el paisaje sonoro, y la tortuosa voz de la cantante, todo en su conjunto llevándonos al borde del pánico y la locura. Un pizzicato, cuerdas exóticas y sutiles arreglos electrónicos dirigen una pausada marcha espacial, interviniendo por la mitad la voz de Antony Hegarty se une a dúo con la de Björk en la sugestiva “Atom Dance”. Más sonoridades lúgubres son arrancadas de las sesiones de cuerdas, enajenada electrónica y maníacos juegos de voces de Björk en la compleja “Mouth Mantra”,  cerrando con la electrónica vitalista de “Quicksand”.
Vulnicura, es sin duda el disco más confesional de la islandesa, un feliz retorno a su sonido alienígeno y dispuesto a seguir cautivándonos, arrancado de un corazón quebrantado y puesto sobre el altar. 

          



3
ONES AND SIXES
LOW
SUB-POP
¿Qué puede salir de estar escuchando reggae y hip-hop durante los últimos meses, de proclamar admiración por Kayne West y Kendrick Lamar, de estructurar canciones similares a los himnos que se cantan en la iglesia los domingos, del mostrarse sereno al saber que el mundo nunca cambiará e intentar meditar sobre su caos, reflexionar sobre el azar y el destino, y el disfrutar de que tu hija sea un genio con las matemáticas?  La respuesta es Ones and Sixes, el último álbum de Low, la reciente epifanía de su líder Alan Sparhawk.
El trío de Duluth, Minnesota es una de las bandas más importantes de la escena “indie” mundial. Sus líderes Alan Sparhawk y su esposa Mimi Parker se conocieron desde la infancia, se enamoraron y casaron, además de compartir su devoción por La Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días. “Cuando éramos jóvenes, reflexionamos, soñamos y pedimos en oración qué nos gustaría hacer, qué podríamos hacer juntos en la vida", así que la música fue la opción elegida.
Ones And Sixes es el décimo primer álbum de Low tras 22 años de trayectoria, dejando en claro que su creatividad y animo explorador permanece intacto a pesar del tiempo transcurrido, pero conservando su peculiar estilo denominado “slowcore” por unos o “sad-pop” por otros.
Desde su anterior trabajo, The Invisible Way (2012), producido por el Wilco Jeff Tweedy, el trío se mostró abierto a los cambios y la experimentación en su sonido, siendo el más notorio, el protagonismo de Mimi Parker (percusión) en las voces, aspecto que se prolonga en esta placa, así como la matización de su sonido.
Para esta ocasión el trío convocó al productor BJ Burton (¡sí! El mismo de Yeezus de Kayne West) quien tuvo licencia para dar rienda suelta a su audacia y actuar con singular extremismo para remover las bases sonoras de los de Minnesota. Durante las sesiones de grabación el productor le había dado algunos gritos de batalla a Sparhawk, “¡vamos a hacerlo más fresco! ¡Vamos hacerlo más grande!” o llamados a la exploración, “¿cómo podemos tomar estas dos o tres partes y hacerlas que las presenten tan vitales?”. El productor estaba dispuesto a sacarlos de su zona de confort y llevar el sonido de Low más allá de lo conocido, estaba ávido de poblar esta vez la tradicional propuesta de la banda con cajas de ritmos y sonoridades industriales. La pareja apostó por renovarse recurriendo a lo inexplorado, confesando “siempre nos divertimos sorprendiéndonos a nosotros mismos”.
Sparhawk ha declarado que Ones And Sixes  plasma la idea de la aleatoriedad, del equilibrio entre lo que se puede controlar y lo que no, y cómo estos trabajan juntos, todo a través de un “ambiente hip-hop”. "Comenzó como una fascinación por los números", declararía Alan Sparhawk. "Lo que es al azar y lo que no es - ¿cómo se configura la realidad en movimiento, a pesar de que se está moviendo en una trayectoria aleatoria? ¿Cómo dirigir el caos? ¿Dónde está la línea entre los números organizados y aleatoriedad? Ese tipo de cosas."
Sobre las letras y la parte musical de las canciones del álbum, Sparhawk ha declarado: “El lenguaje religioso es parte de mi educación, y sale de forma natural, nunca ha sido forzado ni pretende decirle a la gente qué tiene que hacer. Siempre se nos relaciona con lo religioso por nuestra fe…muchas de las canciones del álbum son bastante semejantes a los himnos que cantamos, como estructuralmente y musicalmente me recordaron a los tipos de canciones que solíamos ver en nuestros cancioneros de la iglesia”.
Grabado en Wisconsin en el Justin Vernon’s studio, Ones And Sixes, es la culminación de las diversas ideas de la pareja, trabajadas de manera independiente y que se convierte sin exagerar, en una de las obras maestras del trío.
Los golpes "trotones" de unos minimalistas beats atravesando penumbrosos parajes creados por fúnebres teclados en “Gentle”, establecen una inquietante atmosfera, plagada por el desconcierto, donde los falsetes de Mimi Parker  la tiñen de tristeza, dejándose escuchar palabras tan disímiles como “batalla”, “estabilidad”, “tortura” o “silencio”. La bizarra sonoridad de “Gentle” marcará la pauta para el resto de la obra. Prosiguen las percusiones ásperas, sintéticas y cuasi industriales de “No comprende”, una densa marcha que resulta imposible no desear seguirla y de la que el dúo de voces conformado por Alan y Mimi nos van arrastrando hasta sucumbir a una explosión de oscuras guitarras y perturbadores ambientes, haciéndonos experimentar sensaciones claustrofóbicas. Una muestra más de lo que BJ Burton ha podido aportar a la evolución del sonido de Low. Alan Sparhawk confesó que al componer esta canción, sintió que era la senda sónica a seguir.
Los etéreos teclados de “Spanish Traslation” originan que transiten ambientes brumosos, donde guitarras, ecos de piano y las dramáticas voces de los esposos Sparhawk, dibujan un panorama de intensas emociones. En “Congregation” la sutil percusión expulsada de una caja de ritmos, ejecuta una marcha persistente sobre la que se desplaza los retumbantes sonidos de un piano, ciertos arreglos de guitarra, una serie de ruidos casi imperceptibles y las hipnóticas voces de Alan y Mimi. “No End” se encarga de brindarnos un halo de luz otoñal tras tanta sensación gélida, cuyos sugestivos y espaciales coros se encargan de poblar todo nuestro entorno. “Into You”, una combinación entre “soul” y música sureña, pinta desolados atardeceres desérticos, convirtiéndose en el perfecto interludio para proseguir con la segunda parte de la obra.
A la mitad el álbum arriba la ensoñadora “What Part Of Me”, en la que   Sparhawk pide clemencia a un adversario sin nombre, en medio de un ambiente de inocencia sonora provocado por los angelicales arreglos vocales de Mimi, que resultan dulcísimos a los oídos, y una sutil pero reverberante guitarra. En “The innocents” el trío pone mayor énfasis en los teclados y la electrónica que antes, al compás de una crujiente percusión por la que se desplaza ligeros guitarreos a lo New Order, volviendo a primar la bella voz de Mimi.  Mientras que en “Kid On The Corner” sonoridades post-punk nos adormecen para entregarnos al hipnótico dueto de voces de los Sparhawk y disfrutar de sus oníricos ambientes.
El dramatismo de “Lies”, donde la lucha de voces entre Alan y Mimi disputan el protagonismo del tema, resulta conmovedor. Los sonidos densos de “Landside”, cuyas desgarradoras guitarras nos hacen atravesar turbias atmosferas, combinándose con el sonido clásico de Low y paisajes shoegaze, nos entrega una surrealista pieza que durante sus casi diez minutos de duración nos hace divagar los sentidos. Tal cual empezó el disco, “DJ” emana sonidos siniestros y misteriosos, enclaustrándonos con programaciones y demás artilugios electrónicos dirigidos por BJ Burton, acompañados por las voces espectrales de sus cantantes hasta desvanecerse en medio del resonar de sombrías percusiones minimalistas. ¡Discazo!
Con este nuevo álbum Low demuestra que todavía tiene mucho por decir dentro del mundo “indie” y que seguirá siendo uno de sus abanderados. Sin duda se trata de uno de los mejores discos del año, notándose a leguas el aporte de BJ Burton en la producción, el gran culpable de la evolución del sonido de Low. Al igual que en el anterior disco, destacar el magnífico complemento de Steven Garrington en los teclados, pianos, cuerdas y bajo, sin duda fue la mejor elección que los esposos Sparhawk pudieron tomar al seleccionarlo como el tercer miembro de la banda. Alan Sparhawk señaló en una reciente entrevista “Estoy tratando de hacer buena música, y la razón es que quiero que otras personas escuchen y piensan que es genial ". Te damos toda la razón hermano.


2
IN COLOUR   
JAMIE XX
Young Turks
El productor y soporte rítmico de The XX, Jamie Smith, muestra toda su versatilidad y sabiduría en este increíble debut solista, aunque ya había lazando una serie de singles y trabajos (por ejemplo con Gil-Scott Heron editó el álbum We're New Here,2011.), transportándonos de un mundo sonoro a otro sin ningún problema teniendo como base al dubstep, ambientándonos aventuras nocturnas a través de clubes y suburbios.  
La jornada abre fuegos con el compacto UK bass de “Gosh”, cuyas abrasivas percusiones y disonantes voces sampleadas son absorbidas por saturadas notas de teclados hasta desvanecerse para ir al encuentro de las marimbas de “Sleep Sound”, cuya densa niebla electrónica, impulsada por oscuros loops, y una serie de sonidos espectrales (poniéndonos en trance), se unen a la perfección con la percusión fantasmal de la adictiva “SeeSaw” (qué inicio para más envolvente), haciéndonos danzar en medio de las tinieblas y los susurrantes sampleos de voces féminas, cargándose más la atmósfera con las tensas distorsiones de teclado.
Los juguetones sonidos de “Obvs” nos entregan hacia un mundo sonoro realmente mágico y fantasioso, que luego es reemplazado por otro más exótico. Mientras que la penumbrosa “Just Saying” sirve de transición para introducirnos en la cibernética “Stranger In A Room”, acompañado por la lánguida e inconfundible voz de Oliver Sim, su compañero XX, cuya sonoridad se va tornando cada vez más oscura, y aún más con los austeros punteos que lo asemejan más a un tema The XX, pero que abruptamente será interrumpido por los saturados teclados in crescendo de la maquinal “Hold Tight”, haciéndonos recordar a los oníricos y humedecidos submundos sonoros de Burial.
En la ecléctica “Loud Places” esta vez es el turno para su otra compinche XX, Romy, quien con su voz, le impregna un inquietante tinte lúgubre a toda una peculiar sonoridad que transita entre el house y el góspel. Para el trayecto final del viaje se harán presente nuevamente los coros y solos góspel en “I Know There’s Gonna Be (Good Times)”, confundiéndose con rapeos, sonoridades soul y tribales, resultando una exquisita mezcla. Los ritmos delirantes que van desarrollando en “The Rest Is Noise”, se convierten en una perfecta ambientación nocturna de la urbe y cerrando, acechan las apesadumbradas atmósferas de “Girl”. No cabe duda que In Colour  se constituye en un viaje fascinante y excitante, que pinta los colores de las tribus mundanas nocturnas.   


1
CARRIE & LOWELL
SUFJAN STEVENS
Asthamatic Kitty
En esta ocasión Stevens deja de lado toda su parafernalia expuesta en sus obras antecesoras y crea un álbum de hermosísimo folk acústico, que se “respira” a lo largo de los once temas que componen esta conmovedora y dramática obra de historia familiar, en donde el cantautor nos relata sobre sus progenitores Carrie y Lowell (su padre adoptivo), una narración que contradictoriamente es muy cruda y sufrida, centrándose en la figura de su madre, quien sufría de esquizofrenia y lo dejó a él y su hermano a temprana edad junto a su padre, quien estaba atrapado por el alcoholismo.  
Sufjan Stevens, nuestro el ángel de la guarda
El álbum acumula las inquietudes, desconciertos, frustraciones y una serie de sentimientos encontrados que el artista vivió y trata de plasmar en sus temas, y que la luminosidad de la inicial “Death With Dignity” los esconde, y que creo solo buscan apaciguar sus infiernos, a manera de catarsis, inspirado en la muerte de su madre en el 2012, a raíz de un cáncer de estómago. La historia se desarrolla a través de una instrumentación muy básica y elemental, donde guitarra acústica y la voz de Sufjan, y por ahí algún teclado, banjo, mandolina, y nada más, construyendo sombrías sonoridades, que por momentos evocan al mejor Simon & Garnfunkel como en “Should Have Know Better”. Aunque tendríamos que añadir al silencio o mejor dicho al “sonido” del ambiente como un elemento sonoro más del disco, y que se encarga de crear esa sensación tan íntima entre Sufjan y su oyente.
En la hipnótica “Fourth of July”, una bella melodía de piano atmosférico sonoriza la imaginaria  reconciliación entre Sufjan y su madre, así como en la astral “Blue Bucket of Gold” infundiéndonos de esperanza a pesar de la adversidad. 
Stevens ha logrado encausar de la mejor manera sus sentimientos de soledad, incertidumbre, dolor y pena experimentados en su disfuncional relación con su madre, desde su separación con esta, hasta el día de su muerte. La música y letra de este bello álbum surge como un testimonio de cómo superar los reveses de la vida y aprender de ellos, su impacto espiritual es formidable, escuchar Carrie & Lowell  es la cura más sencilla para cubrir nuestros vacíos existenciales, sentir su música es como si la divinidad hubiera tocado nuestra vida, expurgándonos de todas nuestras culpas, por eso este disco es tan grande a pesar de su simplicidad.   


0 (es decir el mejor)
HAVE YOU IN MY WILDERNESS
JULIA HOLTER
Domino
Por tercer año consecutivo una mujer se hace de nuestro humilde podio, y este puesto estaba casi reservado para ella antes que saliera su álbum, pues la cantante y multi-instrumentista ha experimentado una carrera meteórica, respaldada por la gran calidad expuesta en todos sus álbumes, cada uno de ellos de magnitudes esplendorosas, y habituados a estar dentro del top 10 de nuestras listas, aunque en esta ocasión pesé a su acogedor inicio con “Feel You”, Have You In My Wilderness  no fue fácil de asimilarlo sino tras mucha escucha y seria reflexión sobre el pasado y presente de la artista, que al analizar detalladamente cada una de sus piezas, pudimos encontrarles su magia encantadora, aquella que logra emocionarnos y seguir colocando a Julia Holter en el altar supremo de todos nuestros héroes de la música contemporánea y ya la erige como la estrella de la presente década.  
Al igual que sus anteriores álbumes, este también parte de una historia, en este caso, de la propia Holter, por ello estamos ante su trabajo más personal y el que además reluce en toda su magnitud la maravillosa voz de la cantante. Quizás no se trate de un relato grandilocuente, como del mitológico Ektasis (2012), o el novelístico Loud City Song (2013) pero sí sencillo, centrado en las vicisitudes y esperanzas del amor, sacándonos de esos mundos semi-reales de los dos álbumes en mención, para transportarnos al de sus fantasías.   
La belleza de “Feel You” es irresistible, los angelicales arreglos de voces de la cantante nos capturan de inmediato e introducen a su ensoñación sonora, que prosigue con el celestial sonido producido por el contrabajo en la semi-orquestal “Silhouette”, donde suaves sesiones de cuerdas, teclados, ligeras percusiones y sugestivos sonidos electrónicos nos envuelven en un mágico ambiente, llevándonos a la estratosfera ese majestuoso juego de violines, cellos y teclados que seguirá hasta su fin para dejarnos en esa esfera, y que “How Long?” se encargará en cierta manera y a través de su sombría sonoridad, elaborada por emotivas sesiones de cuerda, colocarnos nuevamente sobre tierra, pero no por ello dejar de experimentar sensaciones preciosas.
La sonoridad etérea de “Lucette Stranded on The Island” nos conduce por fantásticos senderos, donde finalmente nos entregaremos a la voz “flotante” de Holter, en medio de suaves toques de piano, ligeros violines y finísimas percusiones.
Las notas de un clavicordio, envolviéndose con la espacial voz de la artista, nos entregan momentos estupendos en la asombrosa “Sea Calls Me Home”, aún los silbidos deslizándose sobre el piano resultan majestuosos, y todavía más el brumoso saxofón y esa línea de cuerdas, creando una alegre marcha que juega positivamente con nuestras emociones. Los teclados misteriosos de “Night Song” juntándose con una magistrales sesiones de cuerdas, realmente resultan sedantes, así como relajante el someternos a la cautivadora voz de Holter.
En la juguetona “Everytime Boots”, cuasi sesión de “tap” por su sesión rítmica, es embriagadora y delirante, dándonos un respiro “Betsy On The Roof”, rodeándonos con sus notas de piano y desesperado canto, dentro de un ambiente que oscila entre el suspenso y el misterio, que se llena de dramatismo con los arreglos de violines, manteniéndonos en esa tensa situación la sonoridad experimental de “Vasquez”, coqueteando con el jazz y nuestras emociones. La bellísima voz de Holter nos conmoverá hasta lo más profundo en la pieza final que da título al álbum, donde no tenemos más que quedarnos estupefactos ante lo que estamos escuchando, una vez que nos ha “aprisionado” con su voz, somos sometidos a placer, por violines, cuerdas y demás instrumentación hasta que sin darnos cuenta la obra ha concluido.
Holter ha esculpido con la singular maestría que la caracteriza, su onírico mundo sonoro y ha logrado simbólicamente trasladar su cerebro al nuestro. Tras el grandioso Loud City Song, reflexionando sobre su ascendente carrera musical, colocamos como titular la pregunta “¿Y ahora quien la detiene?”, hoy dos años después la respuesta es sencilla, NADIE. 

jueves, 7 de enero de 2016

LOS MEJORES DISCOS MUNDANOS DEL 2015- Parte V (10-5)

Sin mucho preámbulo, aquí el penúltimo episodio de nuestra serie, con lo "mejorcito" de lo mejor del panorama mundano del año que pasó y que llega gracias a David Bowie y sus 69 "añazos"... 

10
I LOVE YOU, HONEYBEAR
FATHER JOHN MISTY
Sub-pop
El ex baterista de Fleet Foxes e “ahijado” artístico de Damien Jurado, Josh Tillman, ya había lanzado algunos discos antes de su etapa con la famosa banda folk, pero en esta ocasión se muestra ambicioso con su segundo álbum que lanza bajo el nombre de Father John Misty. Parafraseando al escritor Philip Roth, el músico trató de explicar el porqué de su seudónimo: “Es todo mi ser y a la vez nada de mí, si no puedes verlo, no lo entenderás…Como me haga llamar no importa, pero me gusta ese nombre. Es necesario tener un nombre y yo nunca pude escoger el mío”.
Repito, este disco es ambicioso porque su concepción así lo señala, desde su magnífico arte de portada e interiores, incluyendo diseños en alto relieve “3D” y un gigantesco poster conteniendo fotografías y las letras de las canciones, pasando por su estricto “recetario” para degustar mejor cada una de las once piezas que lo componen, hasta llegar a cada una de las canciones que derrochan en su conjunto una versátil sonoridad folk de rasgos esplendorosos, enriquecida por coros góspel, trompetas de mariachis, sesiones de cuerdas, guitarras eléctricas, loops y arreglos orquestales. Donde conviven lo ameno, inocente y sarcástico para hacernos pasar un excelente rato a pesar de sus negras liricas.
Todo se inicia con la balada folk que da título al  álbum, prosiguiendo el guitarreo espacial y “alegre” de “Chateau Lobby #4 (in C for Two Virgins)” confluyendo con sonoridades mexicanas, la electrónica tendrá también su espacio en medio de este universo acústico con la sutil y psicodélica “True Affection”, las cuerdas inocentes de “The Night Josh Tillman Came To Our Apt” traerán un aparente sosiego que se tornará melodramático.
Otras piezas destacables del álbum serán el apesadumbrado blues acústico de “Nothing Good Ever Happens At The Godman Thirsty Crow”, que luego se ve invadido por guitarras resonantes, distorsionadas y retorcidas, la balada orquestal “Strange Encounter” ambientara un clima sombrío, contrastando con el sonido ascendente y rocanrolero de la irónica “The Ideal Husband”, mientras que el piano dramático, sobre el que camina unos sugestivos sampleos de carcajadas televisivas en la cínica  “Bored In USA” nos retornarán a la amarga reflexión, finalmente las cuerdas acústicas bien hilvanadas juntándose con una atmosférica mandolina arman “I Went To The Store One Day”, cerrando majestuosamente tanta “opulencia”.  


9
PLATFORM
HOLLY HERNDON
4AD
Holly Herndon no es una novata, ya lleva dos LPs a cuestas, algunos EPs y singles encima, y sus conocimientos sobre música descansan en sus  estudios de doctorado en composición en la Universidad de Stanford y cursos ofrecidos, además de sus trabajos con lenguajes de programación multimedia como el Max/MSP; otra cosa es que recién nos suene su nombre tras su auspicioso álbum, experimentando a más no poder con las posibilidades que ofrece la electrónica y el procesamiento de voces, convirtiéndola en una transgresora sonora.
La enrarecida electrónica de Platform pretende sonorizar la compleja relación con la tecnología y cada vez más íntima, como lo plasma la inicial “Interference” o la abstracta “Chorus”, construyendo ambientes poco digeribles en base a sonidos arrancados de la web. La desolada y operística voz de Colin Self, perdiéndose con otras voces en clave mantra, irrumpiendo en medio de una serie de sugestivos ruidos que parecen activarse conforme pasa la voz de la vocalista en “Unequal”. La cibernética “Morning Sun” de una etérea electrónica, es lo más cercano al formato canción del álbum, cuyas atmosféricas voces resultan emocionantes. 
Una serie de voces confundiéndose con intermitentes ruidos sobre  beats retumbantes ejecutan una confusa marcha en “Locker Leak”. La misteriosa e intrigante “An Exit”, evocándonos a la Björk más delirante avanza de a pocos para después avasallarnos con una descarga de incontrolables beats y disparatados ruidos.
“Loney At The Top” es una desnuda narración acompañada solo por algunos sonidos ambientales (¡!). Golpes sintéticos luchando contra voces etéreas y de mesosoprano, crean ambientes tensos en la densa “DAO”, mientras que en “Home” en medio de loops, beats, voces tratadas y demás parafernalia, se deja sentir cierta atmósfera trip-hop. Mientras que para el cierre, Holly nos espera con una serie de perturbadores sonidos, mezclándose con voces enfermas y otras de corte sacra, en la enajenación noise que lleva por título “New Ways To Love”.
¿Cómo podemos resumir lo escuchado en Platform? ¿Electrónica iconoclasta?, ¿rupturista? ¿avant-garde? Desafiante acuñarle un nombre, solo podemos decir que nuestra vida no es la misma luego de escuchar y apreciar esta obra abstracta de arte digital, que será junto con lo realizado por Daniel Lopatin, el camino a seguir por la música electrónica en su afán innovador. 




8
DEPRESSION CHERRY
BEACH HOUSE
Sub Pop
Han pasado tres años desde Bloom, su último álbum, la espera ha sido larga pero altamente recompensada ¿Qué más podía hacer Beach House, luego de dos obras maestras (Bloom y Teen Dream)? Simplemente seguir haciendo lo que saben, deleitarnos con su melancólico sonido y explorando con ambientaciones más espaciales, hipnóticas y dramáticas, girando siempre en torno de la añoranza, jugando con ecos en las voces e instrumentos, apostando por el minimalismo y lo simple, reinventando sonoridades, percusiones y acompañamientos con el banco de sonidos de un ochentero y viejo órgano Casio (Tone-Bank MA-201 ¿podría ser el modelo?), sí de ese que está guardado en la bodega de la casa, por momentos coqueteando con el ambient  o con el sonido new-age céltico de Enya, como en “Sparks” o “10:37”. Sus músicos logran nuevamente que caigamos de pie ante su música o mejor dicho recostarnos a la cama para entregarnos a la evocación. Así pues es innegable que está “deprimente cereza” resulte  tan deleitable.
La envolvente ascensión atmosférica esculpida por teclados, sintetizadores y las voces de Victoria no puede ser más sugerente en “Levitation”, secuestrando nuestros sentidos de inmediato, para que nos entreguemos a su sugestivo mundo sonoro. Las iniciales volátiles voces de “Sparks” suenan majestuosas y épicas, colocándonos en trance, ambiente que es quebrantado por las distorsiones de Scalley, y del sonido Elec Organ, extraído del sound tone bank de un añejo Casio, acompañados por los golpes precarios y secos de los beats del mismo aparato. Unos teclados in crescendo al que se le une una sutil percusión y exóticos riffs adornados por inocentes sonidos computarizados logran edificar un ambiente  de ternura y llevar nuestros pensamientos hasta la infancia, donde la voz de Victoria por instantes es capaz de sacarnos una lágrima en “Space Song”. La atmosférica “Beyond Love”, adquiere dimensiones oníricas y se encarga de dibujar en nuestras mentes otoñales paisajes taciturnos. En “10:37” sobre la base de atmosféricos beats, desfilan teclados, cuerdas y en la cima, la melancólica voz de Victoria, dirigiendo con maestría la pacifica pieza.
Los hermosos sonidos de cuerdas de “PPP” nos van acurrucando y cual mecedora de infante, lleva nuestras emociones con suavidad de un lado a otro, mientras que la belleza sonora de “Wildflower” resulta estremecedora. Nuevamente la minimalista percusión arrancada  del beat bank del longevo casio, construyen una espectral percusión, de rasgos hipnóticos, por donde transita la dulce voz de Victoria, y las orientales cuerdas de Scally, todo un manjar para el subconsciente. 
En la recta final, los teclados, sintetizadores y voces yuxtapuestas de “Days of Candy”, suenan tristes y angelicales a la vez, sacándonos de la tierra para llevarnos al cielo, el broche de oro perfecto para esta nueva obra de arte  concebida por este dúo que pareciera haber sido ungidos por la divinidad.


7
VIET CONG
VIET  CONG
Jagjaguwar
No quiero parecer exagerado, pero desde Bauhaus, no escuchaba una banda como esta, es como si los canadienses, Matt Flegel (bajo y voces), Mike Wallace (batería), Danny Christiansen y Scott Munro (guitarras) fueran la reencarnación de la banda gótica, no por ser imitadores de la misma o una agrupación revival, sino porque al igual que Peter Murphy y compañía, crean un híbrido de sus influencias, experimentando con diversos estilos del pasado pero otorgándole a su combinación tintes oscuros, un cuerpo “macizo” a su sonido, así como una densa sonoridad, a través de sus pesados riffs de guitarra y potentes baterías, voces con reverb, ofreciendo atmósferas muy cargadas y lóbregas,  resultando en ambientaciones complejas. 
Las densas percusiones marciales de la industrial “Newspaper Spoons” creando una ambientación claustrofóbica y violenta, en medio de todo ese sonido caótico emergen unos sintetizadores emulando arpegios para poner calma en medio de la tempestad. Los guitarreos psicodélicos de “Pointless Experience” jugando con atmósferas sintéticas y disonantes creando una sombría ambientación pero muy adictiva, sobre todo por ese intercambio de roles entre riffs de guitarras y bajo. “March of Progress” es una pista de tres episodios, el primero se inicia con retumbantes percusiones programadas y notas de saturados sintetizadores que ensayan una delirante marcha repetitiva por casi tres hipnóticos minutos, que mutarán en su segunda parte hacia un canto enfermizo, sobre exóticas cuerdas orientales y golpes de batería que en su tercera parte concluirá con una acelerada sonoridad new wave, sin duda un “temón”.
La intrigante “Bunker Buster” con sus guitarras, bajo y batería de rasgos góticos, nos regalan de los momentos más lóbregos del disco, resultando excitantes las cíclicas sonoridades que ensayan sobre la mitad, así como los guitarrazos post-punk. La intensa “Continental Shelf”, la mejor pieza del disco, pues de arranque nos abraza con sus lacerantes líneas guitarras, y esa sugestiva “masa” de sonidos distorsionados que nos aplasta sin piedad, en medio del desesperado canto de Flegel, prosigue la “punkeke” “Silhousettes” aunque por ahí es colorida con intervenciones de teclados, guitarras crujientes creando ambientes de horror y sonoridades post-punk sobre el fin. Cierra la extensa “Death”, otra pieza de tres actos, comenzando con unos envolventes acordes de guitarra luchando contra los redobles de batería pata luego al compás del bajo, despegar hacia una vertiginosa marcha psicodélica cada vez más frenética y ruidosa que posteriormente desacelera para luego entregarse al post-punk más visceral y oscuro, con unos guitarrazos y gritos destemplados.
Los Viet Coing se muestran experimentales en su álbum debut, únicos, pero en un futuro cercano serán conocidos con otro nombre (que por ahora se desconoce), pues en el mes de septiembre respondiendo a una serie de polémicas surgidas en torno al mismo, los integrantes del grupo tomaron la difícil decisión. Sea como fuere lo que esperamos que no se modifique, es su espíritu explorador e ímpetu experimental. 


6
THANK YOUR LUCKY STARS
BEACH HOUSE
Sub-Pop
A tan solo un mes y medio de la salida de Depression Cherry, Victoria Legrand nos adelantaba que estas canciones fueron concebidas rápidamente, en paralelo y que fueron grabadas sin demora, apenas concluido el trabajo, por lo que existía un fuerte impulso de lanzarlas, dejando de lado los parámetros y las estrategias establecidas por las campañas discográficas. “Queríamos que simplemente entrarán (las canciones del LP) al mundo y existieran” fue la sentencia final de la vocalista al respecto.
Asimismo los músicos nos habían anticipado que existirían algunas diferencias con su reciente trabajo, y creo que una de la más resaltante es que esta producción nos presenta un sonido menos estratosférico o astral y más colindante con lo terrenal y lo real, es decir una ensoñación más orientada a la realidad, y ajena a las sensaciones celestes, el escuchar la ejecución de una batería de “carne y huesos” en la inicial “Majorette”, es solo una muestra de ello. Además TYLS  nos presenta sonidos más orgánicos,  sombríos y oscuros, donde los temas parecen haber sido grabado a la primera toma, sin edición, de forma “casera”, sin adornos tecnológicos, extraída de los demos y sin mayor pretensión que no sea la de capturar la inspiración pura del momento, de aquella que propone exhibir su cruda desnudez, tal cual es; sin embargo las nueve canciones que componen la obra, poseen esa misma capacidad de hipnotizarnos y de hacernos deambular por parajes oníricos.
Abre el disco “Majorette” con unos inusuales redobles de batería, nada de caja de ritmos, ni beats bank, pero al que se le unen mágicos teclados, sutiles arreglos de cuerda y la atmosférica voz de Victoria que nos presentan ese sonido tan acogedor que solo los Beach House son capaces de recrear y al que deseamos regresar una y otra vez,  prosigue “She’s So Lovely” con sus precarias percusiones extraídas de un añejo órgano Casio que nos remontan a las bases rítmicas experimentadas en Depression Cherry, pero cuyos teclados saturados y cristalinos punteos, sin pasar por procesadores ni remasterizaciones nos ofrecen un sonido “limpio” e hipnótico, al igual que en  “All Your Yeahs” cuyo punteo repetitivo de bajo a lo Cure, junto a la dulce voz de Victoria, respaldada por sugestivos juegos de ecos y coros, nos embarga de melancolía haciéndonos girar nuestros pensamientos en torno a ella. 
“One Thing” con sus distorsiones “shoegazing” de guitarras nebulosas que parecen buscar hacer explotar los amplificadores y sus atmosféricos teclados, erigiendo en todo lo alto a la sugestiva voz de Victoria,  nos “enganchan” con su “trotona marcha”, tan somnífera y reconfortante, consiguiendo una de las mejores piezas de la obra. En “Common Girl” unos teclados arpegiados y la misteriosa interpretación de Legrand causa cierta sensación claustrofóbica, impresión acrecentada por unas ligeras descargas de espectrales percusiones que se dejan escuchar en algunos instantes del tema, este ambiente sonoro se prolongará en “Elegy To Void”, pero antes “The Traveller” con sus cajas de ritmos, delicadas cuerdas y saturados teclados acompañados por la voz de Victoria, nos ofrecerán cierta iluminación sonora.
Ahora retomemos “Elegy To Void”, su sonoridad reluce cierta influencia valsistica, además de un órgano que nos remonta a la sonoridad cíclica y monocorde de “Little 15” de los Depeche Mode, destacando lo dramático sobre lo siniestro, pero aun así dibujándonos escenas fúnebres, envolviéndonos en una capa de melancolía que es quebrantada por magistrales distorsiones que dan al tema un genial giro hacia otras latitudes, logrando transportar nuestra mente hacia alucinantes sensaciones, sin duda la mejor del disco. Los intensos teclados de “Rough Song” consiguen alterar nuestros sentidos, mientras que el broche de oro lo pondrá la hermosa “Somewhere Tonight”, con unos teclados que nos mantiene en “trance” para disfrutar del cálido arrullo que nos brinda la voz de Victoria, ¡qué canto para más conmovedor!, que finalmente es frenado por una altísima nota del teclado.
En este nuevo LP, Legrand y Scally experimentan con más notas, se muestran más versátiles, ofreciéndonos una serie de arreglos con más afán y menos minimalismo, combinándose dentro de su paleta sonora colores cálidos con fríos, lográndonos cautivar nuevamente. TYLS es menos grandilocuente que sus antecesores, pero en ella la pareja de Baltimore ha conseguido  reinventarse apelando a los sonidos de sus primeros discos, pero añadiéndole cuotas de lo aprendido durante su vigente etapa con Sub-Pop. 


5
GARDEN OF DELETE
ONEOHTRIX POINT EVER
Warp
Hay que estar algo demente para sumergirnos a este álbum de tendencia "bipolar" de rasgos brutales, donde Daniel Lopatin, el cerebro siniestro de Oneohtrix Point Ever, es capaz  de abarcar diversos estilos, géneros y sonoridades disparatadas en un mismo tema, pero siempre dándoles una increíble uniformidad, transportándonos a sus subjetivos mundos, tan embriagadores.
Un enfermizo juego de voces sampleadas, cuasi de humanoides, sirven de “Intro” para esta maniaca producción, donde una serie de sonidos disonantes, cuerdas new wave abriendo y cerrando el tema, teniendo en el medio una vorágine de ruidos ininteligibles en “Ezra”, inician el camino hacia la locura. Los ecos paranoicos de la breve “ECCOJAMC1” resultan espeluznantes. Unos cristalinos pianos nos distraerán de los sonidos sórdidos, loops y beats ametralladores  dispuestos a trastornar nuestra mente en la esquizofrénica “Sticky Drama”. El enlace misterioso de “SDFK” dándonos un tenso respiro hasta destrozarnos con su furibundo final metalero, para luego ser sacudidos por una ráfaga inmisericorde de beats, atormentando todavía más nuestros sentidos sus saturados teclados en la densa “Mutant Standard”.
El hipnótico techno de “Child of Rage”, muta hacia latitudes ambient e IDM, adormeciéndonos para los sonidos enajenados que confluirán con voces robotizadas de efectos paranoides en la nostálgica “Animals”. El trance-industrial de dimensiones oníricas en “I Bite Through It”, ensuciadas por los hirientes golpes de sintetizadores y capas de distorsiones, llevándonos a lunáticos niveles, es alienígena.
En el último trayecto del álbum, Lopatin llevará lo maniaco a lo depresivo, con la espectral “Freaky Eyes” cuyo órgano a lo fantasma de la opera resultará tenebroso, mezclándose con frecuencias y otras sonoridades de las más desquiciadas, los sintetizadores gélidos de “Lift” son interferidos por furiosos punteos de guitarra,  creando una sensación de angustia, mientras que la evocadora “No Good” cerrará el álbum de manera preciosa.
Lopatin ha demostrado con Garden of Delete ser un maestro de la sorpresa, de lo inesperado, de lo desconcertante, sonorizando la locura del alma, o del frío “cerebro” de la PC, un arquitecto del sonido, dándole un orden y estructura al caos sonoro, un visionario del futuro inmediato, simplemente es una genio.    

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