Sin mucho preámbulo, aquí el penúltimo episodio de nuestra serie, con lo "mejorcito" de lo mejor del panorama mundano del año que pasó y que llega gracias a David Bowie y sus 69 "añazos"...
10
I LOVE YOU, HONEYBEAR
FATHER JOHN MISTY
Sub-pop
El
ex baterista de Fleet Foxes e “ahijado” artístico de Damien Jurado, Josh
Tillman, ya había lanzado algunos discos antes de su etapa con la famosa banda
folk, pero en esta ocasión se muestra ambicioso con su segundo álbum que lanza
bajo el nombre de Father John Misty. Parafraseando al escritor Philip Roth, el músico
trató de explicar el porqué de su seudónimo: “Es todo mi ser y a la vez nada de
mí, si no puedes verlo, no lo entenderás…Como me haga llamar no importa, pero
me gusta ese nombre. Es necesario tener un nombre y yo nunca pude escoger el
mío”.
Repito, este disco es ambicioso porque su concepción así lo señala, desde su
magnífico arte de portada e interiores, incluyendo diseños en alto
relieve “3D” y un gigantesco poster conteniendo fotografías y las letras de las
canciones, pasando por su estricto “recetario” para degustar mejor cada una de
las once piezas que lo componen, hasta llegar a cada una de las canciones que derrochan
en su conjunto una versátil sonoridad folk de rasgos esplendorosos, enriquecida
por coros góspel, trompetas de mariachis, sesiones de cuerdas, guitarras
eléctricas, loops y arreglos orquestales. Donde conviven lo ameno, inocente y
sarcástico para hacernos pasar un excelente rato a pesar de sus negras liricas.
Todo
se inicia con la balada folk que da título al álbum, prosiguiendo el guitarreo espacial y
“alegre” de “Chateau Lobby #4 (in C for Two Virgins)” confluyendo con
sonoridades mexicanas, la electrónica tendrá también su espacio en medio de
este universo acústico con la sutil y psicodélica “True
Affection”, las cuerdas inocentes de “The Night Josh Tillman Came To Our Apt”
traerán un aparente sosiego que se tornará melodramático.
Otras
piezas destacables del álbum serán el apesadumbrado blues acústico de “Nothing
Good Ever Happens At The Godman Thirsty Crow”, que luego se ve invadido por
guitarras resonantes, distorsionadas y retorcidas, la balada orquestal “Strange
Encounter” ambientara un clima sombrío, contrastando con el sonido ascendente y
rocanrolero de la irónica “The Ideal Husband”, mientras que el piano dramático,
sobre el que camina unos sugestivos sampleos de carcajadas televisivas en la
cínica “Bored In USA” nos retornarán a
la amarga reflexión, finalmente las cuerdas acústicas bien hilvanadas juntándose
con una atmosférica mandolina arman “I Went To The Store One Day”, cerrando
majestuosamente tanta “opulencia”.
9
PLATFORM
HOLLY HERNDON
4AD
Holly Herndon no es una novata, ya lleva dos
LPs a cuestas, algunos EPs y singles encima, y sus conocimientos sobre música descansan
en sus estudios de doctorado en composición
en la Universidad de Stanford y cursos ofrecidos, además de sus trabajos con
lenguajes de programación multimedia como el Max/MSP; otra cosa es que recién
nos suene su nombre tras su auspicioso álbum, experimentando a más no poder con
las posibilidades que ofrece la electrónica y el procesamiento de voces,
convirtiéndola en una transgresora sonora.
La
enrarecida electrónica de Platform pretende sonorizar la
compleja relación con la tecnología y cada vez más íntima, como lo plasma la inicial “Interference” o
la abstracta “Chorus”, construyendo ambientes poco digeribles en base a sonidos
arrancados de la web. La desolada y operística voz de Colin Self, perdiéndose
con otras voces en clave mantra, irrumpiendo en medio de una serie de
sugestivos ruidos que parecen activarse conforme pasa la voz de la vocalista en
“Unequal”. La cibernética “Morning Sun” de una etérea electrónica, es lo más
cercano al formato canción del álbum, cuyas atmosféricas voces resultan
emocionantes.
Una serie de voces confundiéndose con intermitentes ruidos sobre beats retumbantes ejecutan una confusa marcha en “Locker Leak”. La misteriosa e intrigante “An Exit”, evocándonos a la Björk más delirante avanza de a pocos para después avasallarnos con una descarga de incontrolables beats y disparatados ruidos.
Una serie de voces confundiéndose con intermitentes ruidos sobre beats retumbantes ejecutan una confusa marcha en “Locker Leak”. La misteriosa e intrigante “An Exit”, evocándonos a la Björk más delirante avanza de a pocos para después avasallarnos con una descarga de incontrolables beats y disparatados ruidos.
“Loney
At The Top” es una desnuda narración acompañada solo por algunos sonidos
ambientales (¡!). Golpes sintéticos luchando contra voces etéreas y de
mesosoprano, crean ambientes tensos en la densa “DAO”, mientras que en “Home” en
medio de loops, beats, voces tratadas y demás parafernalia, se deja sentir
cierta atmósfera trip-hop. Mientras que para el cierre, Holly nos espera con una serie de
perturbadores sonidos, mezclándose con voces enfermas y otras de corte sacra,
en la enajenación noise que lleva por título “New Ways To Love”.
¿Cómo
podemos resumir lo escuchado en Platform? ¿Electrónica iconoclasta?,
¿rupturista? ¿avant-garde? Desafiante acuñarle un nombre, solo podemos decir
que nuestra vida no es la misma luego de escuchar y apreciar esta obra
abstracta de arte digital, que será junto con lo realizado por Daniel Lopatin,
el camino a seguir por la música electrónica en su afán innovador.
8
DEPRESSION CHERRY
BEACH HOUSE
Sub
Pop
Han
pasado tres años desde Bloom, su último álbum, la espera ha sido larga pero
altamente recompensada ¿Qué más podía hacer Beach House, luego de dos obras
maestras (Bloom y Teen Dream)? Simplemente seguir haciendo lo que saben,
deleitarnos con su melancólico sonido y explorando con ambientaciones más
espaciales, hipnóticas y dramáticas, girando siempre en torno de la añoranza,
jugando con ecos en las voces e instrumentos, apostando por el minimalismo y lo
simple, reinventando sonoridades, percusiones y acompañamientos con el banco de
sonidos de un ochentero y viejo órgano Casio (Tone-Bank MA-201 ¿podría ser el
modelo?), sí de ese que está guardado en la bodega de la casa, por momentos
coqueteando con el ambient o con el sonido
new-age céltico de Enya, como en “Sparks” o “10:37”. Sus músicos logran
nuevamente que caigamos de pie ante su música o mejor dicho recostarnos a la
cama para entregarnos a la evocación. Así pues es innegable que está
“deprimente cereza” resulte tan
deleitable.
La
envolvente ascensión atmosférica esculpida por teclados, sintetizadores y las
voces de Victoria no puede ser más sugerente en “Levitation”, secuestrando
nuestros sentidos de inmediato, para que nos entreguemos a su sugestivo mundo
sonoro. Las iniciales volátiles voces de “Sparks” suenan majestuosas y épicas,
colocándonos en trance, ambiente que es quebrantado por las distorsiones de
Scalley, y del sonido Elec Organ, extraído del sound tone bank de un añejo
Casio, acompañados por los golpes precarios y secos de los beats del mismo
aparato. Unos teclados in crescendo al que se le une una sutil percusión y
exóticos riffs adornados por inocentes sonidos computarizados logran edificar
un ambiente de ternura y llevar nuestros
pensamientos hasta la infancia, donde la voz de Victoria por instantes es capaz
de sacarnos una lágrima en “Space Song”. La atmosférica “Beyond Love”, adquiere
dimensiones oníricas y se encarga de dibujar en nuestras mentes otoñales
paisajes taciturnos. En “10:37” sobre la base de atmosféricos beats, desfilan
teclados, cuerdas y en la cima, la melancólica voz de Victoria, dirigiendo con
maestría la pacifica pieza.
Los
hermosos sonidos de cuerdas de “PPP” nos van acurrucando y cual mecedora de
infante, lleva nuestras emociones con suavidad de un lado a otro, mientras que
la belleza sonora de “Wildflower” resulta estremecedora. Nuevamente la
minimalista percusión arrancada del beat
bank del longevo casio, construyen una espectral percusión, de rasgos
hipnóticos, por donde transita la dulce voz de Victoria, y las orientales
cuerdas de Scally, todo un manjar para el subconsciente.
En la recta final, los teclados, sintetizadores y voces yuxtapuestas de “Days of Candy”, suenan tristes y angelicales a la vez, sacándonos de la tierra para llevarnos al cielo, el broche de oro perfecto para esta nueva obra de arte concebida por este dúo que pareciera haber sido ungidos por la divinidad.
En la recta final, los teclados, sintetizadores y voces yuxtapuestas de “Days of Candy”, suenan tristes y angelicales a la vez, sacándonos de la tierra para llevarnos al cielo, el broche de oro perfecto para esta nueva obra de arte concebida por este dúo que pareciera haber sido ungidos por la divinidad.
7
VIET CONG
VIET
CONG
Jagjaguwar
No
quiero parecer exagerado, pero desde Bauhaus, no escuchaba una banda como esta,
es como si los canadienses, Matt Flegel (bajo y voces), Mike Wallace (batería),
Danny Christiansen y Scott Munro (guitarras) fueran la reencarnación de la
banda gótica, no por ser imitadores de la misma o una agrupación revival, sino
porque al igual que Peter Murphy y compañía, crean un híbrido de sus
influencias, experimentando con diversos estilos del pasado pero otorgándole a
su combinación tintes oscuros, un cuerpo “macizo” a su sonido, así como una densa
sonoridad, a través de sus pesados riffs de guitarra y potentes baterías, voces
con reverb, ofreciendo atmósferas muy cargadas y lóbregas, resultando en ambientaciones complejas.
Las
densas percusiones marciales de la industrial “Newspaper Spoons” creando una
ambientación claustrofóbica y violenta, en medio de todo ese sonido caótico
emergen unos sintetizadores emulando arpegios para poner calma en medio de la
tempestad. Los guitarreos psicodélicos de “Pointless Experience” jugando con
atmósferas sintéticas y disonantes creando una sombría ambientación pero muy
adictiva, sobre todo por ese intercambio de roles entre riffs de guitarras y
bajo. “March of Progress” es una pista de tres episodios, el primero se inicia
con retumbantes percusiones programadas y notas de saturados sintetizadores que
ensayan una delirante marcha repetitiva por casi tres hipnóticos minutos, que
mutarán en su segunda parte hacia un canto enfermizo, sobre exóticas cuerdas
orientales y golpes de batería que en su tercera parte concluirá con una
acelerada sonoridad new wave, sin duda un “temón”.
La
intrigante “Bunker Buster” con sus guitarras, bajo y batería de rasgos góticos,
nos regalan de los momentos más lóbregos del disco, resultando excitantes las
cíclicas sonoridades que ensayan sobre la mitad, así como los guitarrazos
post-punk. La intensa “Continental Shelf”, la mejor pieza del disco, pues de
arranque nos abraza con sus lacerantes líneas guitarras, y esa sugestiva “masa”
de sonidos distorsionados que nos aplasta sin piedad, en medio del desesperado
canto de Flegel, prosigue la “punkeke” “Silhousettes” aunque por ahí es
colorida con intervenciones de teclados, guitarras crujientes creando ambientes
de horror y sonoridades post-punk sobre el fin. Cierra la extensa “Death”, otra
pieza de tres actos, comenzando con unos envolventes acordes de guitarra
luchando contra los redobles de batería pata luego al compás del bajo, despegar
hacia una vertiginosa marcha psicodélica cada vez más frenética y ruidosa que
posteriormente desacelera para luego entregarse al post-punk más visceral y
oscuro, con unos guitarrazos y gritos destemplados.
Los
Viet Coing se muestran experimentales en su álbum debut, únicos, pero en un
futuro cercano serán conocidos con otro nombre (que por ahora se desconoce),
pues en el mes de septiembre respondiendo a una serie de polémicas surgidas en
torno al mismo, los integrantes del grupo tomaron la difícil decisión. Sea como
fuere lo que esperamos que no se modifique, es su espíritu explorador e ímpetu experimental.
6
THANK YOUR LUCKY STARS
BEACH HOUSE
Sub-Pop
A
tan solo un mes y medio de la salida de Depression Cherry, Victoria Legrand nos
adelantaba que estas canciones fueron concebidas rápidamente, en paralelo y que
fueron grabadas sin demora, apenas concluido el trabajo, por lo que existía un
fuerte impulso de lanzarlas, dejando de lado los parámetros y las estrategias
establecidas por las campañas discográficas. “Queríamos que simplemente
entrarán (las canciones del LP) al mundo y existieran” fue la sentencia final
de la vocalista al respecto.
Asimismo
los músicos nos habían anticipado que existirían algunas diferencias con su
reciente trabajo, y creo que una de la más resaltante es que esta producción
nos presenta un sonido menos estratosférico o astral y más colindante con lo
terrenal y lo real, es decir una ensoñación más orientada a la realidad, y
ajena a las sensaciones celestes, el escuchar la ejecución de una batería de
“carne y huesos” en la inicial “Majorette”, es solo una muestra de ello. Además
TYLS nos presenta sonidos más
orgánicos, sombríos y oscuros, donde los
temas parecen haber sido grabado a la primera toma, sin edición, de forma
“casera”, sin adornos tecnológicos, extraída de los demos y sin mayor
pretensión que no sea la de capturar la inspiración pura del momento, de
aquella que propone exhibir su cruda desnudez, tal cual es; sin embargo las
nueve canciones que componen la obra, poseen esa misma capacidad de
hipnotizarnos y de hacernos deambular por parajes oníricos.
Abre
el disco “Majorette” con unos inusuales redobles de batería, nada de caja de
ritmos, ni beats bank, pero al que se le unen mágicos teclados, sutiles
arreglos de cuerda y la atmosférica voz de Victoria que nos presentan ese
sonido tan acogedor que solo los Beach House son capaces de recrear y al que
deseamos regresar una y otra vez,
prosigue “She’s So Lovely” con sus precarias percusiones extraídas de un
añejo órgano Casio que nos remontan a las bases rítmicas experimentadas en
Depression Cherry, pero cuyos teclados saturados y cristalinos punteos, sin
pasar por procesadores ni remasterizaciones nos ofrecen un sonido “limpio” e
hipnótico, al igual que en “All Your
Yeahs” cuyo punteo repetitivo de bajo a lo Cure, junto a la dulce voz de
Victoria, respaldada por sugestivos juegos de ecos y coros, nos embarga de
melancolía haciéndonos girar nuestros pensamientos en torno a ella.
“One
Thing” con sus distorsiones “shoegazing” de guitarras nebulosas que parecen
buscar hacer explotar los amplificadores y sus atmosféricos teclados, erigiendo
en todo lo alto a la sugestiva voz de Victoria,
nos “enganchan” con su “trotona marcha”, tan somnífera y reconfortante,
consiguiendo una de las mejores piezas de la obra. En “Common Girl” unos
teclados arpegiados y la misteriosa interpretación de Legrand causa cierta
sensación claustrofóbica, impresión acrecentada por unas ligeras descargas de
espectrales percusiones que se dejan escuchar en algunos instantes del tema,
este ambiente sonoro se prolongará en “Elegy To Void”, pero antes “The
Traveller” con sus cajas de ritmos, delicadas cuerdas y saturados teclados
acompañados por la voz de Victoria, nos ofrecerán cierta iluminación sonora.
Ahora
retomemos “Elegy To Void”, su sonoridad reluce cierta influencia valsistica,
además de un órgano que nos remonta a la sonoridad cíclica y monocorde de “Little
15” de los Depeche Mode, destacando lo dramático sobre lo siniestro, pero aun
así dibujándonos escenas fúnebres, envolviéndonos en una capa de melancolía que
es quebrantada por magistrales distorsiones que dan al tema un genial giro
hacia otras latitudes, logrando transportar nuestra mente hacia alucinantes
sensaciones, sin duda la mejor del disco. Los intensos teclados de “Rough Song”
consiguen alterar nuestros sentidos, mientras que el broche de oro lo pondrá la
hermosa “Somewhere Tonight”, con unos teclados que nos mantiene en “trance”
para disfrutar del cálido arrullo que nos brinda la voz de Victoria, ¡qué canto
para más conmovedor!, que finalmente es frenado por una altísima nota del
teclado.
En
este nuevo LP, Legrand y Scally experimentan con más notas, se muestran más
versátiles, ofreciéndonos una serie de arreglos con más afán y menos
minimalismo, combinándose dentro de su paleta sonora colores cálidos con fríos,
lográndonos cautivar nuevamente. TYLS es menos grandilocuente que sus
antecesores, pero en ella la pareja de Baltimore ha conseguido reinventarse apelando a los sonidos de sus
primeros discos, pero añadiéndole cuotas de lo aprendido durante su vigente
etapa con Sub-Pop.
5
GARDEN OF DELETE
ONEOHTRIX POINT EVER
Warp
Hay
que estar algo demente para sumergirnos a este álbum de tendencia "bipolar" de
rasgos brutales, donde Daniel Lopatin, el cerebro siniestro de Oneohtrix Point
Ever, es capaz de abarcar diversos
estilos, géneros y sonoridades disparatadas en un mismo tema, pero siempre
dándoles una increíble uniformidad, transportándonos a sus subjetivos mundos,
tan embriagadores.
Un
enfermizo juego de voces sampleadas, cuasi de humanoides, sirven de “Intro”
para esta maniaca producción, donde una serie de sonidos disonantes, cuerdas
new wave abriendo y cerrando el tema, teniendo en el medio una vorágine de
ruidos ininteligibles en “Ezra”, inician el camino hacia la locura. Los ecos
paranoicos de la breve “ECCOJAMC1” resultan espeluznantes. Unos cristalinos
pianos nos distraerán de los sonidos sórdidos, loops y beats
ametralladores dispuestos a trastornar
nuestra mente en la esquizofrénica “Sticky Drama”. El enlace misterioso de “SDFK”
dándonos un tenso respiro hasta destrozarnos con su furibundo final metalero,
para luego ser sacudidos por una ráfaga inmisericorde de beats, atormentando
todavía más nuestros sentidos sus saturados teclados en la densa “Mutant
Standard”.
El
hipnótico techno de “Child of Rage”, muta hacia latitudes ambient e IDM,
adormeciéndonos para los sonidos enajenados que confluirán con voces
robotizadas de efectos paranoides en la nostálgica “Animals”. El
trance-industrial de dimensiones oníricas en “I Bite Through It”, ensuciadas
por los hirientes golpes de sintetizadores y capas de distorsiones, llevándonos
a lunáticos niveles, es alienígena.
En
el último trayecto del álbum, Lopatin llevará lo maniaco a lo depresivo, con la
espectral “Freaky Eyes” cuyo órgano a lo fantasma de la opera resultará
tenebroso, mezclándose con frecuencias y otras sonoridades de las más desquiciadas,
los sintetizadores gélidos de “Lift” son interferidos por furiosos punteos de
guitarra, creando una sensación de
angustia, mientras que la evocadora “No Good” cerrará el álbum de manera
preciosa.
Lopatin
ha demostrado con Garden of Delete ser un maestro de la sorpresa, de lo
inesperado, de lo desconcertante, sonorizando la locura del alma, o del frío
“cerebro” de la PC, un arquitecto del sonido, dándole un orden y estructura al
caos sonoro, un visionario del futuro inmediato, simplemente es una genio.
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