Para concluir el año (y nuestra existencia), compartimos los seis artistas que nos dejó el decenio...
6
SAJJRA
La obra que Christian Galarreta ha desarrollado bajo la
firma de Sajjra es de lo más vanguardista que se haya realizado no solo en
nuestro medio sino me atrevería a decir alrededor del orbe. Su sonoridad etérea,
telúrica y surrealista, tan bien expuesta sobre todo estas dos últimas en su
placa debut "Sajjra" (2013) es sinigual. Cada uno de sus tres álbumes registran su meteórico progreso, como el artista nacional ha ido esculpiendo esmeradamente su arte sonoro de alucinantes texturas y "collages", teniendo
no solo a su guitarra y un arsenal electrónico como medio para volarnos los
sesos, sino también dispuesto a conseguir bellas pistas de ensueño, como los brillantes
paisajes sonoros que afloran en “Aurora”.
Otro rasgo de la música de Sajjra en
su apuesta por la fusión con sonoridades andinas, como las exhibidas en su
primer trabajo y labradas de gran manera en su reciente álbum.
Si en “The
Sun The Remains The Same” (2015),
Galarreta nos traslada de la urbe al campo y luego al océano, pasa de lo etéreo
a lo industrial bajo una niebla de asombrosa sonoridad apocalíptica, en “Synthexcess”
(2019) convergen lo vernacular con la electrónica, el ruidismo y el pop,
convirtiéndose en un registro de espíritu subversivo, que busca reivindicar la
riqueza de lo tradicional, al experimentar con el huayno y una afilada
electrónica, creando música de un futuro aún lejano por estos lares.
5
SWANS
Michael Gira y compañía retornaron para apoderarse de
década y no solo vivir de su infernal y respetado pasado, con cuatro
producciones sobresalientes: El misterioso y aplaudido “The Seer” (2012), el apoteósico
“To Be Kind” (2014), que contiene de los sonidos más apocalípticos,
despiadados, tétricos, desalmados, violentos, malignos, grotescos y
estrepitosos que se han podido concebir en la presente década. Un disco plagado
de oscuros “drones”, espectrales atmósferas blues y folk, voces orates, desquiciados ambientes mantras
y metales que resuenan a lo largo de su extensa duración. En “The Glowing Man”
(2017), Swans nos presenta ambientes catastróficos, caóticos y paranoicos,
viajes sonoros desde infiernos terrestres hasta los de inframundo, a veces
pasando por el limbo o el purgatorio. Finalmente, el reposado pero no por ello
menos siniestro “Leaving Meaning” (2019) sentencia que la credibilidad de Michael Gira
y sus músicos vive del presente y no de su pasado.
4
LOW
Los dos últimos álbumes del trío de Duluth, Minnesota han
sido realmente colosales. Desde la inclusión de BJ Burton en la producción, la reconocida
sonoridad electroacústica pasó a mejor vida, para ir el pos del pop más abstracto,
lúgubre y experimental. Esto no quiere decir tanto “The Invisible Way” (2013) y
“C’mon” (2011) no hayan estado a la altura, todo lo contrario fueron también
discos fenomenales que seguían atestiguando de la calidad del trío, pero ellos
querían ensayar con nuevos sonidos, ir por senderos inhóspitos.
“Ones And Sixes” (2015) fue ese primer gran salto hacia
la evolución, mientras que “Double Negative” (2018) nos presenta las composiciones
más bizarras de su trayectoria, apelando a toda la versatilidad que le ofrece
la electrónica, pero del lado más denso y arriesgado. Sin duda una jornada
sonora emocionante e indescriptible la que se vive al escuchar su último disco.
3
NICK
CAVE AND THE BAD SEEDS
Hay dos cosas que no me cansaré de compartir sobre mi adorado
australiano, pocos artistas se pueden jactar de poseer una discografía casi
perfecta y la otra, es que su concierto del 5 de octubre de 2018 en Santiago de
Chile, fue el mejor de mi vida, su aura de divinidad sobre el escenario fue algo
muy impactante para mí.
Desde su sociedad con Warren Ellis y delegarle su
función exclusiva como lugarteniente sonoro, ante la partida de Mick Harvey (el
último Bad Seeds original), la música que acompaña a la prodigiosa lirica de
Cave, emprendió vuelo hacia atmosferas más paisajistas, cada vez más celestes y
hasta colindantes con el “ambient”, donde “Push The Sky Away” (2013) manifestó
que las ansias por la innovación permanecían intactas, presentando sonoridades
vaporosas, minimalistas e impregnadas de dramatismo, siempre apelando a la instrumentación
clásica, pero ahora con la inclusión de artilugios electrónicos, y que fue el punto de partida para llegar hasta
el maravilloso, “Ghosteen” (2019), cuyo majestuoso universo sonoro, resulta
conmovedor, pasando claro está por el elegíaco “Skeleton Tree” (2016). Nick
Cave ha demostrado de sobra ser el amo del mundo.
2
BEACH HOUSE
Cinco álbumes perfectos en diez años son méritos suficientes
para sentenciar a la dupla de Baltimore, como el mejor acto sonoro de la
presente década. El aclamado “Teen Dream” (2010) lejos de significar una valla difícil
de superar, fue más bien un aliciente para explorar a lo largo de sus discos
sucesivos, todas las bondades sonoras que tanto Victoria Legrand como Alex Scally
habían dejado expuestas. Su “dream pop” resulta conmovedor, varios parajes del “Bloom”
(2012) nos puede sobrepujar hasta las lágrimas, mientras que la magia del “Depression
Cherry” (2015) o las inquietas atmósferas del “Thank your Lucky Star” (2015)
nos conduce por paisajes oníricos, aún esa palestra de distorsiones que se
plasmó para su magnífico “7” (2018). Ojalá algún día tenga la oportunidad de
verlos y embriagarme en sus bellas sonoridades que emanan sus teclados,
guitarras y voces.
1
JULIA HOLTER
Resulta increíble lo realizado por la cantautora
americana, quien redescubrió la instrumentación clásica para crear música de
avanzada, desde sus primeros ensayos con “Tragedy” (2011), las pinceladas eclécticas
y “ambient” de su hipnótico “Ekstasis” (2012), la belleza barroca de “art-pop”
expuesta en el maravilloso “Loud City Song” (2013) y su mágico concepto. El íntimo
“Have You in My Wildernesss” (2015) impulsó la hermosa voz de Holter a
latitudes celestiales, bajo una orquestación de ensueño, no en vano es hasta la
fecha su obra más celebrada. Finalmente, el mundo surrealista concebido para su
obra “avant-garde”, “Aviary” (2018)
significó un osado viraje hacia senderos alucinantes. El 12 de octubre tuve la
oportunidad de asistir a su concierto en Lima, sin duda una de las mejores
experiencias de mi vida, además de contemplarla a menos de un metro de distancia
la cual espero puedo repetirse.