“El álbum más grande de todos los tiempos” NME
“El
mejor disco debut que he escuchado en mi vida” Bob Stanley (Saint Etienne)
“Los
Stone Roses son más importante que Picasso” Demian Hirst (artista
plástico)
“Es
perfecto” Noel
Gallagher
Reino
Unido, casi concluyendo los 80s, la década había dejado para la posteridad pop dos
bandas íconos: The Smiths y New Order,
quienes colocaron el nombre de su lúgubre ciudad natal, Manchester, en todo lo alto, mostrándola como
la lumbrera de la música contemporánea y de los sonidos del futuro. Los
liderados por Morrissey y Marr endulzaron con sus melodías pop, la amarga y
frustrada existencia de sus seguidores, víctimas del desempleo y la falta de oportunidades,
mientras que los ex Joy Division fusionaron a la perfección la disco con el
rock, dejando esparcidas las semillas para la explosión acid-house, dance y la
rave.
Dentro
de ese contexto había una necesidad insatisfecha de los jóvenes ávidos de
nuevas sonoridades que recogiera sus inquietudes y tomaran la posta dejada por
las emblemáticas bandas “mancunianas”. Fue en medio de ese escenario que hace
su irrupción el epónimo álbum debut de los Stone Roses, calando en las profundidades
de los gustos del público británico y la prensa especializada. Pero los Stone
Roses habían iniciado su gesta desde 1983, dándole con más fuerza a los tour
dentro del circuito de Manchester a partir de mediados de 1985, tras la edición
de su primer single “So Young”, en adelante seguirían con una serie de exitosos
singles como “Elephant Stone”, “She Bangs The Drums” y “Fool’s Gold” que se
encargarían de allanar el camino para su LP debut. Tras algunos cambios en la
formación, la banda tendría como alineación estable a Ian Brown (voces), John
Squire (guitarra),Gary “Mani” Mounfield (bajo) y Alan “Reini” Wren (batería).
Ante
una gran expectativa The Stone Roses fue lanzado hace 25 años, y la prestigiosa
NME no tardó en denominarlo como “El
álbum más grande de todos los tiempos”. Pero ¿por qué el entusiasmo
desmedido ante un álbum debut? porque se trata de un disco que logra combinar a
la perfección y con una majestuosidad como pocos, el historial del pop británico
desde los sesentas hasta el mundo pre-rave, como resumiendo los últimos 30 años
del panorama rockero inglés. Encontrando entre sus sonoridades elementos
folk-rock, psicodélicos, dance, beat e influencias
Beatles y Byrds; sonidos que pondrían los cimientos de lo que después
caracterizaría al brit-pop noventero. Los Stone Roses podían sonar dance sin
ser electrónicos, sino reivindicando las guitarras y el añejo pop luminoso,
luciendo auténticos, con una naturalidad excepcional. Su álbum debut es un
testimonio de la creatividad musical desbordante que ofrecía Manchester y sus
músicos al mundo, además de plasmar con su música y letras el encuentro de dos
culturas, la de una generación frustrada (juventud ochentera) y la hedonista
lista para saltar a la pista de baile (adolescentes). Así como el reflejar la
idolatría al ego y a la vez sentirse parte de una comunidad.
The
Stone Roses posee canciones que sencillamente son perfectas, grandes himnos a
la arrogancia y piezas que son una invitación al baile desenfrenado. Pues
apenas uno coloca el disco y al escuchar
los sonidos iniciales de “I Wanna Be Adore” es hipnotizado de inmediato por
sus psicodélicos ambientes y su punzante bajo que golpea el corazón y nos
sacude los sentidos en pos de una introvertida danza, de aquellas que ensayábamos
en la soledad de nuestros cuartos, presos de nuestra euforia, rabia, fragilidad
y desfachatez. Es imposible no dejar de moverse al compás del bajo y la
batería, piezas claves del sonido Stone Roses, coloreados por los wah-wah de
guitarra de Squire, teniendo en “She Bangs The Drums” una clara muestra de
ello, pop psicodélico, derramando inocencia y frenesí a la vez. Los armoniosos
arreglos de cuerdas de “Waterfall” son cautivadores así como la marcha de la
percusión y su ondulante bajo. Otra canción para el baile, arrastrándonos hacia
ambientes surrealistas, que posteriormente será irrumpida
por la alucinada “Don’t Stop”, que no es más que la marcha inversa y retocada de
“Waterfall”. Prosigue la socio-política “Bye Bye Bad Man” y sus referencias al “mayo
del 68” parisino. En la breve y acústica “Elizabeth My Dear” los Stone hacen gala de sus gustos por los
sonidos tradicionales, así como en “(Song
For My) Sugar Spun Sister” por laa sonoridades sesenteras.
La
nostalgia es hecha un himno en “Made Of Stone”, una canción impresionante, agradablemente
trágica, para sacudirnos de las frustraciones y ponernos de pie. Los arreglos de cuerdas de “Shoot You Down”
dan paso a la calma y el sosiego con sus oníricas atmosferas, pero será solo un
reparador descanso pues vendrán los guitarrazos en medio de silencios de la
festiva “This Is The One” y el cierre con broche de oro de la extensa y extenuante
“I Am The Resurrección” psicodélicamente deliciosa para el baile más
desenfrenado.
“Somos la banda más importante del mundo,
porque tenemos las mejores canciones y aún no hemos mostrado nuestro potencial”
Ian
Brown / NME/ 1989.
A pesar de lo manifestado por Brown durante el esplendor de la banda, la
historia de los Stone Roses fue muy corta. El ser catalogados como grupo de
culto y ser tratados como iluminados alimentó aún más su natural arrogancia,
que traerían como consecuencia pugnas con su modesta disquera Silverstone
Records, pues los de Manchester habían sido seducidos por Geffen Records, el
lío se fue hasta los tribunales y trajo como consecuencia que se postergara la
publicación de su segundo álbum, Second Coming. En la interna las
luchas de egos llevarían a cambios en la formación y posteriormente a la
separación definitiva en agosto de 1996, tras pésimas presentaciones en los
festivales de Benicássim y Reading, haciendo un esfuerzo por resistirse
a morir.
Se
dice que entre los cambios de integrantes, Slash guitarrista de los Guns’n’Roses,
se ofreció para integrar la banda, pero Ian Brown lo “choteó”. Es que
sencillamente este sujeto por más virtuoso que sea con las cuerdas, jamás
estaría a la altura de las canciones de los Stone Roses.
Si
bien los británicos nos dejaron este majestuoso disco, nunca llegaron a
completar una obra sólida y menos a la
talla de sus antecesores. Pero sí un legado, abriendo paso para el sonido que
vendría en la siguiente década, marcaron el renacimiento del sonido inglés. Su actitud
arrogante influiría en los hermanos Gallagher y Oasis, su moda baggy de los
peinados retro así como su sonido también influiría mucho u poco en Blur. Y
además ambas bandas reencarnarían entre
ellas, la vieja pugna entre The Beach Boys y The Beatles.
El
18 de octubre del 2011 mediante conferencia de prensa en un hotel de Londres la
banda anunciaría su regreso, pero solo esporádicas presentaciones y pequeñas
giras le siguieron al anuncio. Siendo la presentación más emblemática, la
realizada en el festival de Coachella del año pasado. Aunque se rumorea un
nuevo trabajo, The Stone Roses parece nunca podrá superar los índices de divinidad ofrecida en su epónimo álbum debut.
¿Celebramos las bodas de plata del disco? Por ahora esperemos el estreno de su documental "Made Of Stone" a estrenarse este 30 de mayo.
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