El Sonido De Los Perrros
Desde Chile, este “power trío”
conformado por Pedro Lobo (guitarra y voz), Juan Mono (batería) y Pablo Mazho (bajo),
expulsa áspero, crudo y maloliente rocanrol, ofreciendo una serie de
sonoridades que van desde el “garage rock”, pasando por el “rockabilly”, hasta llegar
a la “no wave”, y vomitando desencanto a través de sus escépticas liricas, todo
esto en la suma de lograr una ambientación lúgubre y caótica.
En su epónimo trabajo,
distribuido en seis piezas, enlazadas por breves interludios contenidos por
interferencias telefónicas, réplicas de campanas, ambientaciones inhóspitas y
otros sonidos peculiares, dan la apariencia que nos encontramos frente a una
sola historia dividida en episodios.
El disco se inicia con enigmáticos
sonidos que abren paso a la guitarrera “Los Rastros”, de corrosivas cuerdas, donde
un psicópata sínicamente nos confiesa que dejará rastros de sangre como señal
de sus fechorías y su impotencia al no sobreponerse a su instinto asesino a
pesar de sus rezos y búsqueda por indulgencias. Prosigue “Nuevo orden”, con
guitarras enredándose entre sí, contrayéndose y finalmente retorciéndose con el
“fuzz” al límite, con un desencantado canto proclamando el arribo de “la
automatización para la población” y pidiendo un doctor que le devuelva la
motivación; misteriosos sonidos preceden a la palpitante básica rítmica de “Más
Allá”.
Finalmente, un ambiente
desértico precede a la ruidosa “Duna”, otra loa a la impotencia ante el ritmo vertiginoso
que se vive en la ciudad, “desierto en la ciudad/Soldado sin cuartel, desierto
en la ciudad” confiesa con patética resignación su vocalista.
El Sonido de Los Perros
resulta explosivo y rebelde, y están próximos a lanzar su primera producción
oficial con la gente de Sucio Records, con quienes vienen celebrando una serie
de presentaciones, en los diversos festivales y conciertos organizados por el
sello arequipeño. Mañana jueves 21 de septiembre como parte del Festival del
Libro, tendrás la oportunidad de apreciarlos en vivo y dejarte embriagar por su lisérgico sonido en la rotonda del parque de la Libertad de Expresión en Umaccollo. Una
cita impredible.
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