jueves, 8 de noviembre de 2018

TUTAMANTA: BRAGEIKI. Reseña

TUTAMANTA
BRAGEIKI
SUPERSPACE RECORDS
(2018)
Las influencias vernaculares, electrónicas y experimentales de Braigan Vega, Aka Brageiki, lo ha llevado a concebir una serie de peculiares obras vanguardistas como El Espejo de la Iris (2014), Wayta (2015) y su nuevo trabajo Tutamanta, no es la excepción. La simbiosis sonora que ensaya para concebir delirantes texturas, resulta excepcional. En esta nueva aventura, las cuerdas andinas, como la del charango, emprenden vuelo sobre etéreas ambientaciones. Logrando que sus reflexivas sonoridades
consigan efectos purificadores sobre su oyente.
Y es que en esta ocasión pareciera que el músico del cono norte de Lima, radicado en Ayacucho, ha bosquejado sus piezas para sacar al oyente de sus vicisitudes mundanas y a través de parajes sonoros de rasgos andinos y experimentales, ofrecerle solaz.  
Unos sigilosos “loops” dan paso a las bellísimas sonoridades que emanan de su charango en la inicial “Anqasnina”, cuyas emotivas cuerdas flotan sobre mareas etéreas, con incursiones espontaneas de quenas. Luego, en “Atardecer para una noche” su respectivo “beat” y percusiones minimalistas se desplazan sobre enigmáticos teclados, para proseguir con sintetizadores disonantes que se retuercen sobre ambientaciones de desértico IDM en “Infrazul”, cuasi ambientando contactos con “seres del tercer tipo”.        
En “Pukaray”, los reconfortantes punteos del charango, embargándonos de nostalgia, son acompañados por sutiles sintetizadores. Sigue la misteriosa “Luna nueva para el Perú”, donde una singular instrumentación andina de vientos, apoyada por efectos sonoros, nos transportan por inhóspitos parajes. Más sonoridades vernaculares, dispuestas a apaciguar el alma, hacen su aparición en la relajante “Wayrasqa”, cuyas ambientaciones espaciales nos trasladaran por las alturas andinas. Mientras que lo más caótico del álbum lo presenta “Recónditos espacios”, con una serie de irritantes sonidos, logrando momentos de enigmático y enloquecido ruidismo.
En “Purikuq”, resonantes acordes y punteos de charango, nos vuelca hacia la añoranza, en medio de ambientes atmosféricos, donde imperceptibles “feedbacks” hacen su incursión. Unos sugestivos comentarios sobre sonidos de vanguardia, como la electrónica versus el rock, se dejan escuchar en “Todo está químicamente planeado”, sucediéndole de inmediato un inquietante “loop”, con lúdicos sintetizadores y cajas de ritmo de por medio. Más ecléctica electrónica se exhibe en la ondulante “Solo cierra el diafragma”, cuyos pads y teclados resultan hipnóticos.  Por esa vertiente electro, transita la introspectiva “La procesión del tono”, como pista de cierre, donde nuevamente se unen minimalistas caja de ritmo con intensos teclados.
Si bien, Tutamanta parte de sonoridades de rasgos andinos para lograr efectos catárticos, su electrónico trayecto final, consigue los mismos resultados. Es un disco que te envuelve y conmueve con sus reconfortantes ambientaciones, consolidando a Brageiki como uno de los exponentes más notables de la música de fusión de nuestro medio.

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