FALSE
IDOLS
TRICKY
False Idols (2013)
Quizás
para muchos el nombre de Tricky les resulte extraño dentro del ambiente
musical, pero este señor de 45 años de edad, natural de Bristol, Inglaterra, es
uno de los personajes más importantes de la vanguardia musical de finales de
milenio pasado, y que justamente se encargó de concebir y forjar un estilo
propio e innovador acorde a la llegada del presente siglo. Es también, un tipo
que conoció el éxito, un adelantado a su época que algunos privilegiados tuvieron
la oportunidad de verlo en concierto hace dos años en Lima, y que en 1995 nos
pateó el cerebro con su magnifico Maxinquaye, y junto a otros
compinches en la brega, dieron a luz un
nuevo sonido y tendencia etiquetado por los “especialistas” como “Trip-hop”. Su
último álbum False Idols, es un retorno a su glorioso pasado, tras deambular
por largos años con trabajos poco convincentes. Para nuestra suerte lo mejor
del bristoliano está de vuelta, con música fresca y marciana, dispuesta a
romper tus paradigmas sonoros y que no debes tratar con indiferencia.
THE
HELL IS ROUND THE CORNER: EL
ADVENIMIENTO DE TRICKY
Cuando se
vivía el “boom” del mal llamado rock alternativo, proveniente sobre todo de los
Estados Unidos, del otro lado del atlántico aparecieron una serie de artistas
dispuestos a crear música inédita, auténtica e innovadora que presentaba una
alternativa frente a tanta banda gringa pre-fabricada. Músicos como Massive Attack, Porstihead,
Björk, Laika o Tricky ofrecían esa propuesta renovadora y vanguardista. Uno de
ellos, Tricky, basó su sonido en una
combinación de rap, hip-hop, jazz, dub, rock, ambient y psicodelia y tras la
salida de su aclamado primer álbum Maxinquaye su música recibió
diferentes denominaciones, entre ellas “Trickinology”, “Trip-hop”,
“sonido-bristol” o que al músico se le llame el “rapero inglés”, pero a la que
Tricky simplemente describió como “polución psíquica”.
Tricky no
era un tipo salido de un recinto académico sino un artista callejero, un Dj de
suburbio, un no-músico, dispuesto a explorar con secuenciadores y samplers para
dar rienda suelta a los dictámenes de su imaginación e intuición,
teniendo como aliado al estudio.
Nacido el
27 de enero de 1968, Adrian Thaws, Tricky
tuvo una difícil infancia, marcada por el suicidio de su madre en 1971,
repercutiendo este lamentable hecho en su personalidad. Adrian se convirtió en
un niño problema, peleando, robando y perteneciendo a una pandilla de su natal
Bristol. Su abuela materna se encargó de su cuidado, mientras que su padre fue
para él un extraño que conoció en 1980. Thaws adquiere un nombre de batalla
dentro de su “movida”, Tricky Kid, caracterizándose por su desconcertante
conducta e incursiones con el rap,
dándole toques surrealistas a este estilo musical. Durante su juventud
se junta con breakdancers, DJs y grafiteros para armar fiestas bizarras
estableciendo amistad con 3-D, Mushroom y Daddy-G, más tarde fundadores de
Massive Attack. Posteriormente participaría justamente en tres temas del
extraordinario debut de los Massive, Blue Lines ofreciendo un rapeo peculiar, caracterizado
por lucir oscuro, sombrío y siniestro. Luego colaboraría en dos canciones del
segundo álbum de Massive Attack, Protection, destacando el tema
“Karmacoma”.
MAXINQUAYE (1995)
MAXINQUAYE (1995)
Tricky
inicia su carrera en solitario cuando se une con la cantante Martine
Topley-Bird, para plasmar su peculiar visión musical de exploración de
disimiles texturas sónicas, caracterizadas por lo modernista, rupturista y
audaz, creando el tema “Aftermath” que se los presentó a los Massive Attack
para que lo incorporen en su obra, pero éstos no mostraron el menor interés.
En 1995,
con Island Records, edita Maxinquaye
que es el resultado de la combinación de ambas voces, de lo sucio
y perverso (Tricky) y lo sensualmente susurrante y exótico (Martine)
deslizándose sobre una contundente yuxtaposición sonora.
El Título
del álbum es un homenaje a su madre Maxine Quay, quien se suicido en 1972. Ese
mismo año, David Cassiely rompió el mercado británico con “How Can I Be Sure” y
Tricky la incluiría en “Aftermath” a manera de tributo a su progenitora.
Maxinquayne
ofrece un sonido iconoclasta, fresco y sublime que documenta situaciones
alrededor de la muerte, violencia, sexo, dinero, por ello el músico la
describió como “unas líricas cuya música
era probablemente blues”. Es música para golpear los sentidos, de diferentes
estilos bajo un prisma de incertidumbre o sistema de sonido, en donde la figura
de Tricky permanece escondida en la penumbra.
Todo
empieza con la oscura y seductora “Overcome”, sigue con las abstractas
percusiones que sostienen la susurrante voz de Martina en “Ponderosa”. “Black
Steel” con su inicio de retorcida electrónica luego nos sacude con una rockera marcha, para proseguir con el
jazzístico y misterioso “Hell Is Around The Corner”, mostrándonos el psicótico
surrealismo de Tricky, así como en la
densa marcha de “Pumpkin”, el dub y art-rock de “Aftermath”, la sensual y
ensoñadora voz en “Abban Fat Tracks”, la enérgica “Brand New You’re Retro” así
como la hipnótica percusión de “You don’t” son los temas que nos muestran lo
innovadora de la propuesta musical de Tricky.
Martina y Tricky |
El álbum
sería aclamado por la prensa y llegó a ser candidato a los premios Mercury
Music Prize.
La obra
de Tricky lograría fascinar a gente como Björk, Garbage, entre otros para hacer
remixes y colaboraciones. El glorioso debut del bristoliano, sigue sonando
fresco, innovador y majestuoso hoy en día, pero lo marcaría para toda su
carrera, convirtiéndose en una sombra a lo largo de su carrera.
Tricky en
su deseo de continuar experimentando con la vanguardia, junto con su socia
Martina se embarcarían en el Proyecto
Nearly God, colaborando en éste personajes como Terry Hall, Björk, Alison Moyet
y Neneh Cherry.
PRE-MILLENNIUM TENSION(1996)
PRE-MILLENNIUM TENSION(1996)
Tensión, eso es lo que se
respira a lo largo de los once temas que conforman el segundo álbum de Tricky,
música futurista, propia del nuevo milenio que se avecinaba. Sorteando con
honor e integridad el fantasma del segundo disco, ante lo apoteósico que había
significado el debut. Un disco que en su momento estaba dispuesto a seguir
rompiendo los paradigmas musicales de la época. Una densa y etérea combinación
de soul, jazz, rap y sombrío blues se encarga de convertir Pre-Millennium Tension
en otro gran disco.
“Vent” es la pieza que
abre el álbum y de arranque nos mete una cachetada con sus oscuras, densas y
siniestras sonoridades, que oscilan de un lado a otro, destacando la perversa
voz de Tricky que sobre el final se va desvaneciendo ante sampleos de
estrindentes feedback de guitarras que resulta realmente lacerantes. El agrio
y peculiar rapeo de Tricky continua para
contrastarse con la apacible melodía de “Christiansands”, “Triky Kid” es
una genial rareza en donde danzan juntos samples, secuencias y el acosador
rapeo del bristoliano, esta vez bien secundado por vivas y malévolos fraseos
gansta. “Bad Dream” gracias a su bizarra y terrorífica sonoridad hace honor a
su título, tema realmente alucinante, que tranquilamente podría convertirse en
el mejor soundtrack para cualquiera de nuestras pesadillas. La minimalista y sombría “Makes
Me Wanna Die” es una de las piezas más bellas del álbum, en donde la sensual
voz de Martina resulta espectacular. Qué tal rapeo, para más extraño y
auténtico el que se manda Tricky en la ruinosa “Ghetto Youth”, así como en “Sex Drive” y sus
delirantes dubs, la oscura “Bad Thing” nos trae de nuevo atmosferas esquizofrénicas,
mientras que la agresiva “Lyrics Of
Fury”, nos hace mover un poco el cuerpo al compás de sus rítmicas percusiones. La genial “My Evil Is Strong”, es un tema rarísimo en donde los instrumentos suenan
anárquicos, sin coherencia entre ellos, en donde los punteos de una guitarra
acústica van y vienen sin sentido, y el rapeo susurrante de Tricky resulta acosador,
por la misma senda sigue “Piano”, la canción del cierre, pero que esta vez como
lo dice su título, el piano si da ciertas pautas por donde debe ir la
¿melodía?.
Tricky en su concierto en Lima, mayo del 2012 |
Hace 16
años, al escuchar este muy buen álbum, sentí que estaba ante un genio, Tricky se
convirtió en mi marciano favorito. En 1996 los lectores de Rolling Stone lo eligieron
como el mejor artista electrónico. Tricky había evolucionado el mundo del indie
pop, pero ese trayecto musical ascendente, experimentaría un estancamiento con
sus siguientes álbumes: Angels With Dirty Faces (1998), Blowback (2001), Vulnerable
(2003), Knowle West Boy (2008) y Mixed Race (2010).
Logrando que muchos nos olvidemos de su existencia.
El 2011, Tricky
visitó nuestro continente, como parte de su gira promocional del Mixed
Race llegando a presentarse por primera vez en nuestra capital, el 24
de mayo de ese mismo año en una
discoteca miraflorina, ofreciendo un memorable show para los presentes, en
donde Tricky se bajó del escenario para cantar y caminar entre el público. Aquella
noche, Tricky hizo recordar a sus seguidores que como músico aún tenía mucho
por ofrecer y que solo era cuestión de tiempo esperar su renacimiento musical para
volver a sacudirnos los sentidos como en antaño.
FALSE IDOLS (2013)
FALSE IDOLS (2013)
“Los
falsos ídolos no saben nada de tu vida” Tricky
Lanzado
en abril de este año, bajo su propio sello, False Idols rompió el maleficio de una serie de álbumes irregulares,
tomando como base lo hecho en Maxinquaye, sin llegar a ser un calco
de este emblemático álbum. Mostrándonos un sonido siniestro, oscuro infectado de grooves, pleno de líneas de piano
y cuerdas, sirviendo eficientemente a esas dulces voces souls que pueblan el
álbum, además del perturbador susurro
de Tricky que vuelve a secundar a la perfección las voces principales.
En False
Idols, nuevamente Triky logra relacionar con eficiencia oscuras
sonoridades con lo simple y estético, ese peculiar sonido entre lo incomodo y
lo bello, tan propio en el músico. False Idols es un retorno a sus
raíces.
La prensa
reaccionó favorablemente ante el nuevo trabajo de Tricky, catalogándolo con el
repetitivo cliché de “lo mejor desde….Maxinquaye” y dándole en sus reseñas
puntaje casi perfecto. Y es que Tricky vuelve al terreno del que nunca debió
salirse, la simpleza para crear su arte, con canciones cortas que tiene lo
justo y necesario para seducirnos y conquistarnos, aunque para este disco
exagera con algunas, pues parecen cortadas abruptamente o casi semejantes a un
demo o boceto de canción. Entonces ¿Por qué tantos años deambulando entre
melodías y exploraciones sónicas carentes de interés? “En este nuevo disco estoy tras cada uno de
los temas. No me importa si a la gente le gusta. Estoy haciendo lo que quiero
hacer, que es lo que hice en mi primer disco. Eso es lo que me hizo quien soy
al principio. Si a la gente no le gusta, me da igual, porque estaré donde
estaba entonces” ha declarado Tricky.
Sobre
comparaciones con su primera producción, Tricky mismo ha señalado que este
álbum es mejor que Maxinquaye, pero creo que es un comentario exagerado del
artista, sin embargo estamos ante un gran disco.
En esta
nueva aventura, Tricky es acompañado por las voces de Francesca Belmonte, que a
pesar de lucir muy bien, no logra hacernos olvidar a la cautivadora Martina Topley-Bird, Peter
Silberman en “Parentheses” y Nneka en “Nothing Matters” alcanzan roles destacadísimos.
Temas como “Bonnie & Clyde”, “Valentine” o
“Tribal Drums”, nos hace ver que Tricky aún puede hacernos delirar como
hace 18 años.
Yendo a revisar cada una
de las canciones del álbum, este se inicia con “Somebody’s Sins” en donde su
atmosfera siniestra nos
seduce directamente, pues se trata de un terreno sonoro que al seguidor de Tricky
le resulta familiar. La rítmica y pegajosa “Nothing
Matters” es realmente exquisita en cuanto a texturas sonoras y por la cándida voz
de Nneka, que simplemente suena genial. El
siguiente corte, “Valentine” nos lleva por caminos más lúgubres y tensos,
aunque los bellos susurros de Alison Goldfrapp nos pintan oníricos parajes. Entre
el disco y el dance luce la hipnótica “Bonnie & Clyde”, prosigue “Parenthesis” y ese
genial canto soul de Peter
Silberman de The Antlers, además de sus intrigantes falsetes, que se erigen sobre agresivas
guitarras, dubs, y tonalidades soul. La
combinación de melancólicas líneas de teclados con rítmicas capas de sonido
producido por cajas de ritmo, se encargan de crear un ambiente denso en “Nothing’s
Changed”.
En “If Only I Knew”, las seductoras líneas de guitarra y voces, transitan
sobre una bruma de teclados y suaves percusiones. “Is That
Your Life” es un excelente tema, en las
que guitarras funk son matizados con retazos de hip-hop. Mientras que en “Tribal Drums”, unas retorcidas cuerdas se unen a exóticas percusiones. La electrónica, ambient y minimalista “We Don’t Die”, gracias
al dúo de voces Belmonte/Tricky, posee
un hipnótico poder que te terminará por hacerte repetir el estribillo “We Don´t , We Don´t, We Don´t/ We Don´t Die”. “Chinese Interlude” es
una dulzura de canción, gracias a la bella voz de Fifi Frong, y las embelesadoras
cuerdas acústicas.
Sobre el trayecto final del
álbum, el decadente bajo de “Does It”, con su repetitivo punteo, caja de ritmo
y perturbadora voz de Tricky, nos entrega uno de los momentos más tensos del
disco y que terminará de manera abrupta. “I’m Ready” se exhibe como una pieza
de minimalismo electrónico, oscura y cómplice.
Teclados y cíclicas percusiones de caja de ritmos nos vuelven a hipnotizar en
“Hey Love”. Para el tema
que cierra el disco, “The Passion Of Christ”, Tricky sale de la sombra y se
hace protagonista por medio de sus demoniacos susurros, en medio de una pesada atmosfera
de sonoridades orientales, y cíclicas percusiones de caja de ritmo. En la
edición deluxe, viene como extra, el remix de “Doest It”, producido por Tricky,
que a diferencia de su versión original, se le añaden envolventes percusiones y sonidos
industriales.
En False
Idols, Tricky ha podido crear, luego de mucho tiempo, riquísimas melodías, de texturas sonoras exquisitas,
simplemente con una buena base rítmica, muy sutil que nos atrapa delicadamente,
y construyendo ambientes sombríos que intrigan y perturban a lo largo del disco.
False Idols podría colocarse como el álbum que le sigue en calidad al Maxinquayne,
el que proclama a los cuatro vientos el feliz retorno de Tricky a sus alucinantes
mundos sonoros, en donde la complejidad se vuelve un atributo.
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