IN THE FLAT FIELD
BAUHAUS
4AD
(1980)
Inglaterra, finales de los 70s, tiempos
desafiantes para los británicos, golpeados por las reformas económicas de
Margaret Thatcher, una juventud sumida en el desempleo y la falta de
oportunidades, la euforia punk se había esfumado, los new romantic deciden
coger sus sintetizadores y escapar de la realidad, los post-punk innovar y
explorar con ritmos exóticos llegando al eclecticismo, mientras que cruzando el
atlántico, en Nueva York asciende la No Wave y el avant-garde. En medio de ese
ambiente surge Bauhaus y su estilo gótico también denominado por otros como
dark.
Formados en 1978, bajo el nombre de Bauhaus
1919, en tributo a la escuela de arte experimental alemana, los cuatro
estudiantes de arte y amigos desde la niñez, habitantes de Northampton, Peter
Murphy (voz) Daniel Ash (guitarra) y los hermanos David J y Kevin Haskins imaginan un nuevo sonido, un hibrido de sus
influencias (David Bowie, T.Rex, The Velvet Underground,Roxy Music, The
Stooges, etc), debutando la noche de fin de año.
La química entre Murphy y Ash fue
instantánea, solo en la primera sesión se construyó la base de lo que sería In
The Flat Fields, su primer álbum, las letras afloraban del instinto y
de la improvisación. En septiembre de 1979, publican el single “Bela Lugosi’s
Dead”, oscuro y prolongado tema de 9 minutos de duración, grabado en directo en
Beck Studio en Wellingboroughtorg, permaneciendo en el chart británico por
cinco años. Antes el mismísimo Chris
Perry de Elektra (Sello de The Cure) los había rechazado.
La banda anhelaba crear un sonido que
“tumbará” los huesos, sea afilado, y minimalista en esencia, pues su lema era “no
sonar como nadie más”. Dos meses después firmarían con Beggars Banquet’s subsidiaría de Axis Records, que
posteriormente se convertiría en 4AD. Su segundo single sería la adrenálinica
“Dark Entries”, publicada en enero de 1980, y emprenderían su primer tour
europeo. Su tercer single sería “Terror Couple Kill Colonel”, mientras el
cuarto, la genial versión de “Telegram
Sam” de T.Rex., para posteriormente iniciar su primer tour americano.
John Peel al escucharlos los invitaría para algunas sesiones en vivo de Radio 1 de
la BBC, quien con anterioridad tuvo la audacia de poner al aire la extensa
“Bega Lugosi’s Dead”.
In The Flat Field sería lanzado en el primero de octubre alcanzando
el número 1 en los charts independiente y 72 en los pop charts. Según David J,
el título del disco representaba el “vacío” de vivir en Northampton entre
finales de los 70s e inicio de los 80’s. Para él la música representaba todo lo
que hacía para liberarse de la vida. Su sonido incendiario combinaba diversos
estilos como el glam rock, free jazz, krautrock, blues, reggae, dub, con letras
provocativas, quebrando los paradigmas tradicionales con un modelo anárquico y apasionado. El experimentar con sus diversas influencias
daría pie a un nuevo sonido, convirtiéndose en sus pioneros.
La inicial “Double Rare” es una pieza de tenebroso
punk, críptico, infernal y enfermo, donde voces fantasmales junto a los gritos
angustiosos de Murphy, suenan aterradores, acompañados por una caóticas guitarras
y portentosos redobles, cuyas distorsiones finales harán conexión con la
demoledora “In The Flat Field”, tema de un dinamismo realmente asfixiante, merced
a la galopante marcha de su bajo y batería, además de sus “chillonas” y
estridentes guitarras, con un Murphy desgarrador y misterioso en el canto, para
luego dejarnos un enajenado ambiente sonoro prevalezca hasta desvanecerse.
Las guitarras electroacústicas de “God In An
Alcove” suenan filosas, entrometiéndose el suculento bajo de David J, la
acertada combinación de tambores y platillos y la “mefistofeliana”
interpretación de Murphy, que posteriormente serán sepultadas por el anarquismo
sonoro, en “Dive” un desafinado saxofón establece una enrarecida atmosfera, consiguiendo
un tema inclasificable, donde se combinan jazz, funky y post-punk, pero la lóbrega “The Spy In The Cab” sonará aún
más surrealista, “sazonada” con elementos electrónicos y una ensordecedora capa “noise” sobre el
final intervenida por las voces acosadoras y psicópatas de Murphy, ¿hemos
escuchado la voz del demonio?, en la simpática “Small Talks Stinks”, la menos
gótica y ecléctica del disco, montando grabaciones a manera de interferencias y
salpicando sonidos de resortes, atestiguan del potencial musical de los Bauhaus,
los tintes dance y “¿pre-rave” de “St. Vitus Dance” son realmente marcianos, en
medio de los alaridos de Murphy, y un sinnúmero de ruidos bizarros y unas percusiones machacándonos
los oídos.
El tenso y amenazante bajo de David J en “Stigmata
Martyr”, sirve de introducción para que una acosadora masa sónica de corrosivas
guitarras escarapele nuestro cuerpo y el golpe de tambor de Haskins quiera
rompernos el tímpano, causándonos una sensación de pavor desde que Murphy proclama
“crucifixation ecstasy” hasta mentar con demencia a la trinidad, luego de
restablecernos del “shock”, cierra el álbum una serie de ruidos experimentales
que dan paso a unos pianos jazzísticos hasta llegar a la locura en “Nerves”.
El disco dejaba al descubierto los pilares
sonoros de la banda, la discordante guitarra de Daniel Ash, el bajo en clave funk
de David J, la amarga y elocuente prosa de Murphy, todo un acróbata durante las
presentaciones de la época y un Haskins haciendo
sonar cavernosa su batería. Décadas después la prestigiosa revista Q consideraría al disco como “uno de
los mejores álbumes góticos de todos los tiempos”, que por cierto también
podríamos señalar que fue el primero en su género. De ahí su importancia como legado
y la obra influyente para las generaciones emergentes y futuras.
Escucha completo el álbum aquí
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