Alexander
Fabián, es Miyagi Pitcher, también Alcaloidë, Siam Liam, Ozono (proyecto ya
extinto) y uno de los fundadores y principales gestores del sello de
electrónica underground, Chip Musik Records. Conversamos con el músico, sobre
los inicios de la discográfica, sus diversas identidades sonoras y su obra con
el alias que ha realizado de los mejores trabajos que han salido de nuestra
escena electro alternativa, Blonde
(2015), Honey (2016) y su reciente Okuraseru (2017).
CHIP-MUSIK
MP: Nace el 7 de julio del
2007, ante la necesidad de lanzar mi primer álbum con Alcaloidë, porque no
había una plataforma que podía almacenar mi material, al menos yo lo veía así.
Con un aliado de ese entonces, Dante Córdova. El nombre se toma porque la
música se hacía de aparatos que tengan chips, aunque después hemos abarcado
música de guitarras. El sello está
abocado a los chips y la añoranza hacia los ochentas, los videojuegos, como los
Ataris, los Nintendo y los Segas, que también funcionaban con chip-set, este
elemento siempre ha sido como la matriz de la máquina.
¿Cómo
ha sido está década de existencia?
Los primeros pasos fueron muy
lentos. Editamos a Semilla Galáctica y músicos afines, que no tenían espacio
dónde difundir su material. Luego se fueron agregando más amigos interesados en
publicar su música. Para el 2010 conozco a Jorge Rivas (IonaxS), lo jalamos al
equipo, y con él empezamos con más fuerza, invitó a más gente, comenzamos con
los compilados, primero nacionales y después con extranjeros, les pusimos por
nombre Legos, porque eran como piezas que se van armando.
¿Cuáles
son los logros más importantes del sello?
Difundir a muchos actos que no
eran conocidos. La idea siempre ha sido incorporar gente que no se sienta
representada. Ya sea dentro o fuera del país.
Creo, que ese es el logro más grande, difundir, a los amigos de dormitorio,
aquellos que todavía no se afanan por ser conocidos, porque a veces somos
introvertidos. Asimismo, la plataforma se ha hecho más sólida, y quiero
resaltar algo, tenemos más escuchas y descargas, de Asia, Europa, Argentina,
Chile y lastimosamente en Perú, es mínimo. No sé a qué se deberá. A veces nos
han pedido discos en físico y se los enviamos, como los últimos de Puna, que se
han ido a Chile.
¿Qué
anécdotas recuerdas con el sello?
Nuestros comienzos con Pentium
III, pedaleras compradas en la cachina, teclados casiotones y cómo a pesar de
nuestros escasos ingresos, comprábamos aparatos para plasmar nuestras ideas. Me
produce hasta cierta nostalgia porque era el amor a la música, que hasta ahora
le tenemos, lo que nos ha impulsado.
EL
MAESTRO LANZA
¿Por
qué el nombre de Miyagi Pitcher?
El proyecto está dedicado al
“vapor-wave”, como su nombre dice, son cosas que están en mente, pero a veces
nunca se producen, artículos, artefactos, que son prototipos y no nacen. El
“vapor-wave”, y en este aspecto, es también una añoranza hacia los ochentas y
noventas. También mi afinidad con el Japón, me gusta ese país. Esa atracción
viene desde mi adolescencia, por sus películas, animes, y por la creatividad
que tienen, su inteligencia; me encantaría irme por allá en algún momento. Con
respecto al nombre, estaba probando varios y vino el del maestro Miyagi, de la
película, y, Pitcher viene por lo de estar lanzando, sonidos, creando y
produciendo. “El maestro lanza”.
¿Cómo
observas la evolución de tu música, a través de los tres álbumes?
El estilo ha ido cambiando,
forjándose una identidad propia, ya no haciendo necesariamente reversiones de
grupos antiguos, mas sí, utilizando el sonido característico de los ochentas,
pero con composiciones propias. En mi caso el Honey (2016) y Okuraseru
(2017), no se basan tanto en los ochentas, pero sí hacia el “noise”. Yo lo
etiqueto como el “vapor-noise” o “love-gaze”, porque es una mirada al amor. Mi
proyecto Miyagi es intimista, trabaja en torno a emociones, etapas y vivencias,
que he tratado de mezclarlas en Honey.
Me introduje un poco más al “ambient”, tirando un poco al “shoe-gaze”, la
psicodelia por allí, pero siempre han quedado rezagos del “vapor”, por ejemplo,
la canción que tomo de Slowdive, en este disco también, tiene voces
ralentizadas, de la onda “vapor-wave”, pero con un fondo, duro, abrasivo, que
es parte “noise”, que a mí me encanta -combinar el “vapor-wave” con el
“noise”-, por eso yo le llamo, “vapor-noise”. También incorporo bajo, por eso
le llamo “low-gaze”.
¿Cómo
ha sido la recepción de tus discos?
Por parte de la prensa, muy
poca, más ha sido de la gente que los ha escuchado. Me han pedido que se los
envié, por ejemplo, de Japón. Otros que reedite Honey, pues está agotado. He recibido comentarios muy buenos, y eso
me alegra. Nunca pude sacar un tercer álbum con mis proyectos, iba pasar lo
mismo con Miyagi, pero las cosas cambiaron, y salió este tercer disco,
rompiendo ese estigma.
¿Con
cuál de tus tres álbumes te sientes más satisfecho?
Son muy diferentes, sobre todo
el primero, porque es más pop. Siempre ante de sacar algo lo he analizado y
creo que en sus formas están bien. Es difícil decir cuál es el mejor, eso está
en las personas que lo escuchan.
¿Cómo
se gestó Okuraseru?
Demoró en salir, lo agradezco,
pues eso me ayudó a redondearlo, ha quedado mucho mejor de lo esperado. La idea
nace de querer darle de baja al proyecto Miyagi Pitcher, para seguir con otras
cosas. Este trabajo está muy inspirado
en un cúmulo de emociones buenas, como la felicidad. Otras como la sensación de
distancia, añoranza, de seres que no están. El título del álbum, quiere decir,
postergado, demorado. Pienso sacar un disco más como Miyagi para el mes de
abril.
¿Cómo
es el proceso de creativo de tu música?
Bueno, puede pasar meses sin
hacer nada, tiempo sin ideas, y otros en que algo te inspira, donde puedo hacer
dos canciones en un día, en una noche, es cuestión de explotar algo que está
dentro de ti básicamente.
Este
año estás viniendo con más frecuencia a Arequipa, ¿Han influido sus paisajes u
otros aspectos de la ciudad en tu álbum?
Sí, por ejemplo, me encanta
ver los atardeceres, son estupendos sus colores, también tiene que ver las
personas que he conocido aquí,
¿Cómo
percibes la escena electrónica experimental en el Perú?
Hay gente joven que tiene
interés en escuchar cosas nuevas, pero lastimosamente los medios no colaboran.
Si las personas no buscan por sus propios medios, éstas no logran escuchar más
de lo que se les pone en vitrina. Eso es un punto en contra, y otro, son las
argollas que suelen haber en eso festivales grandotes, que repiten los mismos
carteles. La música crecería, pero falta mucho por difundir, hay mucha argolla.
¿Cuáles
son las diferencias entre tus proyectos Alcaloidë, Siam Liam y Miyagi?
En un comienzo Ozono, iba a
ser “noise”, luego, formé Alcaloidë con la idea de englobar todo lo que yo
quería hacer, pero noté que haría discos con canciones de diversos estilos.
Después, retomé Ozono y quería hacer algo más “ambient”. Siguió Alcaloidë,
donde le di por el “dowtempo”. Avanzó el tiempo, escuché más música de
vertientes, y así es como nace Miyagi Pitcher, inspirado por el “vapor-wave”, y
Siam Liam en el “Chill-wave”. Ahora Alcaloidë está abocado más hacia el
ruidismo, la electrónica, el “breakcore”, el intelligent, hasta un poco de
industrial. La intención del proyecto ya no es que cierres los ojos y vueles,
incluso puede ofenderte por su disonancia. Con Miyagi el asunto es más emotivo,
pues plasma pasajes de mi vida. Siam Liam, presenta el lado más accesible y
bailable de mi música.
Miyagi Station, el nuevo proyecto que se avecina |
¿Qué
se viene para el 2018?
Como Siam Liam, pienso sacar
un álbum para el 10 de enero. También estoy trabajando con Puna, junto a IonaxS
y Alfonso Noriega. Estamos terminando de mezclar un EP, que debe salir también
el mismo mes. Hemos grabado material para un nuevo álbum, pero hay que
mezclarlo, y eso va a tomar su tiempo. En el sonido de esta nueva formación se
nota la influencia de nuestros proyectos individuales.
RETROSPECTIVA
Revisa aquí la discografía de Miyagi Pitcher...
RETROSPECTIVA
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