Hasta
mitad del año, lo que habíamos escuchado nos parecía relativamente inferior a
lo hecho el 2016. Lo nuevo de The XX, no terminaba de convencernos y ni qué
decir del decepcionante disco de Arcade Fire, así que había que dar vuelta
hacia nuevos artífices del sonido, y en esa búsqueda nos dimos con gratísimas
propuestas, como las de Moses Sumney y Kelly Lee Owens. Otras bandas, superaron
con creces la llamada “crisis del segundo disco”, como los ingleses Wolf Alice,
con un álbum sobresaliente; proyectos como Blanck Mass y Perfume Genius, demostraron
un crecimiento sonoro en franco ascenso, así Adam Granduciel, consolidando el
sonido de War On Drugs. Hacia las postrimerías del año, Björk dejó en claro que
su alianza con Arca, no fue flor de un disco, y que ésta todavía tiene mucho
por dar al futuro de la música. Mientras que veteranos del sonido como el alemán
Wolfgang Voigt, GAS, y los ingleses Slowdive emprendieron apoteósicos retornos discográficos,
diecisiete y veintidós años después, respectivamente. Finalmente, Alejandro
Ghersi, AKA Arca, ha demostrado ser un personaje de otra galaxia.
En
suma, este 2017 nos dejó un saldo favorable, dejándonos varios discos para
celebrar el 31 y nuestras cortas vacaciones. Hasta el próximo año, si el desánimo no nos
gana…
10
NARKOPOP
GAS
kompakt
El músico alemán de “ambient
music”, Wolfgang Voigt, vuelve a dar vida a su seudónimo GAS, tras 17 años de
silencio, reuniendo diez hermosas piezas para sedar el alma. Ambientaciones que
nos invocan a recorrer parajes forestales nocturnos, acompañados por sutiles
beats, con un singular sonido de filtración de aire, como si no hubiera sido
masterizado el disco.
Esta obra, cuyas piezas
poseen el mismo nombre, solo diferenciadas por su numeración, plasma un cumulo
de sensaciones, ambientes y estados de ánimo. En “1” confluyen lo misteriosos
con lo enigmático, en “2” escuchamos una épica sinfonía, en “3” nos emocionamos
con su esplendor, “4” evoca suspenso, en “5” somos atraídos por sus percusiones
marciales, en “6” y “7” parecen unidas por sus sugestivos teclados que embargan
esperanza, mientras que en “8” nos conduce por pasajes dramáticos, y en la
extensa y densa “10” somos capturados por sus adictivos y narcóticos “loops” y “drones”.
9
WORLD
EATER
BLANCK
MASS
Sacred Bones
Records
Electrónica contundente y
alucinante, su extensa “Rhesus Negative” se presenta como una odisea a través
de los diferentes estados de la locura, sacudiendo nuestros sesos con violentos
“loops”, siderales samplers de guitarra, maniáticas percusiones, ambientes dramáticos,
voces infernales y sonoridades enigmáticas, tras su lúdico preludio,
desprendido de una disonante caja musical, “John Doe’s Carnival Error”. Prosiguen las hibridas voces para el bizarro
soul de “Please”, los atronadores tambores de la marcha futurista emprendida
para “Rat” y las ambientaciones esquizofrénicas en “Silent Treatment”.
El británico Benjamin John
Power no tiene reparos en expulsarnos sus violentas descargas sonoras y
combinarlas con orates sonoridades, logrando que nuestro sentido de la realidad
no sea el mismo después de escuchar su disco.
8
A DEEPER
UNDERSTANDING
THE WAR
ON DRUGS
Atlantic
Recording
Las piezas que construye Adam
Granduciel, bajo TWOD, gozan de un espíritu familiar, que nos resulta acogedor
desde el saque, sensación que se experimenta desde la inicial “Up All Night”,
aunque con cierta dosis de aspereza, que le impregna las distorsiones de
guitarra. Luego, esa clásica formula de influencias Dylan-Springsteen, más
cuerdas espaciales, se hacen presentes con “Pain” y “Holding On” (de pegajosos sintetizadores
y xilófonos). Momentos para la introspección se muestran en la reflexiva “Thinking
Of A Place”, la crepuscular “In Chains” y la nostálgica “Clean Living”.
Aunque parezca un calco de su
anterior álbum, este disco consolida el anhelo de Granduciel por hallar su
propio sonido, y lo único que está haciendo es ejercitarlo.
7
AROMANTICISM
MOSES
SUMNEY
Jagjaguwar
El sorprendente debut del
californiano está compuesto solo por falsetes y una minimalista instrumentación,
pero capaz de construir atmósferas celestiales como en “Quarrel” o la angelical
“Don’t Bother Calling”, con intensos violines de por medio. Mientras que
arreglos orquestales consiguen preciosas pistas como “Plastic”.
Otras canciones de sugestiva
belleza son, “Lonely World”, tema que, sobre su mitad, ensaya intentos electrónicos,
saliéndose un poco del esquema del álbum. Por esa senda experimental persiste
la intrigante “Make Out in My Car”. “Doomed” retoma el curso estético del
principio, llenándonos la hermosa voz de Moses, de una paz interior, que
persiste con las cuerdas acústicas y sintetizadores mágicos de “Indulge Me”.
Los bellos arpegios de “Self-Help Tape” y las etéreas onomatopeyas de Sumney,
nos envuelve en un ambiente de ensueño.
Si bien sus existenciales liricas mencionan
desamor, soledad y depresión, Aromanticism
para nada evoca tristeza, sino paz, quietud, solana. Una belleza de inicio a
fin.
6
VISIONS
OF A LIFE
WOLF
ALICE
Dirty Hit
La joven banda británica, liderada
por Ellie Rowsell, nos colocan la soga al cuello de inmediato con sus las atmosféricas
sonoridades de “Heavenward”, su primera pista, de rasgos “shoegaze”. Para luego
hacernos descender hacia los sonidos terrestres de la agresiva “Yuk Foo”, donde
la rabia se apodera de nuestro ser, en medio del caos sonoro. Hemos sido pues transportados
del cielo al infierno en menos de ocho minutos.
En “Don’t Delete The Kisses”,
merced a su electrónica ascendente y coros etéreos, somos elevados nuevamente
por ambientes celestes. Los arrebatos melodramáticos en “Planet Hunter”, en “Sky
Musing” somos envueltos por intrigantes voces, sobre una veloz marcha de densas
percusiones y oscuros sintetizadores. En “Formidable Cool” somos seducidos por su
embriagadora base rítmica, así como por el galopante post-punk de “Space &
Time”. Así, este esplendido disco reúne una serie de sonoridades irresistibles
y que se da el lujo de satisfacer diversos gustos (densos en “Sadboy” o “St. Purple
& Green”o hasta folkies en “After The Zero Hours). Concluyendo magistralmente
con la épica “Visions of A Life”.
El cuarteto exhibe diversas
mascaras durante su obra, y en todas, su performance ha sido más que impecable.
5
Kelly Lee Owens
Kelly Lee Owens
Smalltown Supersound
Sin duda, la londinense es una de las sensaciones del momento, pues su exquisito techno, de rasgos ensoñadores, además de ser enriquecido por su etérea voz, nos embarga de emoción, haciéndonos recordar por momentos a la mejor Grimes.
Su flotante corte de apertura, “S.O”, posee unos “loops” y retoques étnicos, de características tropicales, que cautivan de inmediato. Los “beats” que transitan lenta, pero hipnóticamente en “Arthur”, resultan deliciosos. Luego, viene la participación con nuestra adorada Jenny Hval, para hacer dúo sobre el narcótico techno de “Anxi”. Así como también ese endiosado conjunto de voces sobrepuestas en “Throwing Lines”, clave que se repetirá en la espacial “Lucid”, donde a esa yuxtaposición de voces, se añadirán ecos y la pieza emprenderá un atractivo giro hacia sonoridades más rítmicas.
“Evolution” exhibe el lado más techno del disco, así como la marcha marcial y galopante de “CBM”. Pero en el álbum, también hay espacio para el “ambient music” (“Bird”), y lo etéreo (“Keep Walking”, con hipnótico y repetitivo fraseo del título del tema).
Owens pone punto final a su asombroso debut, con la enigmática “8”, extensa pieza, cuya sonoridad inicial guarda similitudes con ambientaciones mantra, reflexivas y espirituales. Regalándonos casi diez minutos para la catarsis. Lee Owens es una nueva diva para nuestro altar.
4
UTOPIA
BJÖRK
Little One
Indian
Desde que la islandesa
emprendió su alianza sonora y compositiva con Arca, su propuesta experimental
se ha revitalizado notablemente. Esta nueva reinvención de Björk, vuelve lo
surreal, creíble, lo mágico, accesible. Su fascinante mundo sonoro construido
con el productor venezolano, está plagado por una serie de sonoridades que
conquistan el alma, dirigidos por un conjunto de flautas, arpas, aves exóticas y
hasta seres ficticios, como en el caso de “Utopia”.
Se ha buscado, al igual que
en Homogenic (1997) armonizar la
tecnología con la naturaleza, pero en esta ocasión con sonidos menos
intimidantes y más bien, más paradisiacos. Una esfera, donde la belleza de la
voz de Björk, se ha visto revalorada. Allí tenemos a “Blissing Me” o el dramatismo
que derrocha en “The Gate”, cerrando la herida abierta tras su trágico desenlace
amoroso expuesto en Vulnicura (2015),
y manifestando que ahora es un ser dispuesto a otorgar las diversas
manifestaciones del amor.
Entre otras características que
pueblan el álbum, figura esa hermosa fantasía de sonidos expuestos en “Utopia”,
el crescendo de flautas, cuerdas y el coro islandés Hamrahlid, para la
introspectiva “Body Memory”, las voces fantasmales que acompañan a su dulce
canto en “Features Creatures”, los abstractos “loops” que la siguen en “Loss”,
las voces disonantes que sirven de preludio en “Sue Me” y retornan a lo largo
de la bizarra pieza, el conjunto de
flautistas en “Paradisia” y los sonidos de pájaros que prevalece en “Saint”.
3
NO
SHAPE
PERFUME
GENIUS
Matador
Records
Los estallidos sonoros (y
dolorosos) de la épica “Otherside” resultan conmovedores, tras pausada marcha
de piano, enganchándonos de arranque con la obra. La envolvente sonoridad
sintética de “Slip Away” nos termina de atar a la misma, y ni qué decir de la
cándida voz de Mike Hadreas, imposible despojarnos de ella de principio a fin, contándonos
sus dramas pasados y cómo pudo sobreponerse a estos.
No
Shape, significa también un progreso en la música de Hadreas,
explorando con diversos sonidos, como el ensayo electrónico en “Go Head”, los
sintetizadores entremezclándose con sonoridades sintéticas, en la dulce “Just
Like Love”, con el folk en “Valley” y “Wreath”, la orquestación épica puesta en
marcha para “Choir”, tipo film cinematográfico o el etéreo ¿jazz? ¿R & B? de
“Die 4 You”.
Otros momentos brillantes
reposan en la tierna “Every Night”, cantada con el corazón sobre embelesadores
arreglos de cuerdas de cámara, los vaporosos e introspectivos ambientes de “Run
Me Through”, así como la confesional “Alan”. Hadreas ha demostrado poseer una
voz y talento que encanta, sin importarnos cuál sea su mensaje.
2
ARCA
ARCA
XL Recording
Alejandro Ghersi además de
someternos a sus tensos ambientes y extrañas sonoridades, canta con pesadumbre
y en su idioma, busca conmovernos con sus falsetes; su música penetra nuestra
sensibilidad, exprime nuestros recuerdos tormentosos. Su portada de por sí,
irradia angustia.
A diferencia de su marciano y
frenético Mutant (2015), el productor
venezolano, nos hace descender a las profundidades de la pena, con una serie de
inquietantes piezas, como ese irritante feedback que se filtra entre sus
falsetes en “Piel”. Siguiendo con la pista, esta adquiere tonos siniestros
conforme avanza. En “Anoche” su voz a lamento, sobre extrañas percusiones e
inconexos teclados se torna lacerante. Más sonidos incomodos se reproducen en “Saunter”,
pieza que se enlaza con “Urchin”, cuyos golpes de sintetizadores suenan a tango
abstracto. Sin duda, otra píldora surrealista, que nos invita a introducirnos al
caótico universo sonoro de Arca.
En “Reverie”, somos
conducidos por senderos lóbregos, para luego someternos a ambientes caóticos como
en la lunática “Castration”, flagelo que llegará a su cumbre con la agresiva “Whip”.
Otras muestras para la paranoia son, “Desafío” y “Child”. Mientras que “Fugaces”
y “Miel” rozan con lo enigmático. Más etéreas se exhiben “Sin Rumbo” y “Coraje”.
Arca, ha conseguido música
que eriza la piel, que conmueve, dentro de sus complejidades y bizarras
sonoridades. El venezolano ha demostrado una vez más, no ser de este planeta.
1
SLOWDIVE
Dead Oceans
Espectacular retorno de esta
abanderada del “shoegaze”, quienes visitaron la capital este año y dejaron más que
satisfecho a sus seguidores, consiguiendo un disco perfecto para el amante de
las guitarras atmosféricas y las melodías ensoñadoras, característica que se
muestra desde “Slomo”, hermosa pieza que logra conmovernos hasta las lágrimas.
Luego del nostálgico inicio, se
desata el estallido atmosférico, con las guitarras ascendentes de “Star Roving”.
Luego unas percusiones en sobre marcha para que se desplace la angelical voz de
Rachel Goswell, hará su aparición en “Don’t Know Why”. Tiernas cuerdas que
expulsan melancolía por todos lados transcurren en “Sugar For The Pill”.
Los “chorus” y las voces etéreas
que pueblan la añorante “Everyone Knows”, nos transporta hacia latitudes oníricas.
Más punteos melancólicos se sucederán en “No Longer Making Time”, pista que
transita pausadamente, pero solo está tomando su tiempo para irrumpir en
arrebatos atmosféricos.
Para el final, los ingleses
se mandan con los temas más experimentales, y extensos a la vez, del álbum: “Go
Get It”, cuya astral sonoridad, por momentos reposa, en otros se vuelve densa y
sale expulsada, como si el track hubiera sido producido para el fondo de los
créditos de una película; y “Falling Ashes”, donde un largo solo de piano parece
interminable hasta que asoma la introspectiva voz de Neil Halstead.
Ocho pistas han resultado más
que suficiente para que Slowdive, demuestre que, a pesar del tiempo y la
evolución de la música, su propuesta continua vigente.
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