viernes, 22 de febrero de 2013

THE CURE: SEVENTEEN SECONDS 1979-1980 (Parte 2)



Quería mostrar mi parte más oscura y siniestra…Espero que la gente pueda ver toda la fealdad que hay en mí y lo infelices que puedo hacer a los demás…” son las palabras con las que Robert Smith hace una declaratoria de los objetivos trazados para Seventeen Seconds. ¿Los resultados? Una obra que evoca la penumbra, lo nocturno y hasta lo terrorífico como el relato de la voz de la siniestra mujer que llama a Smith en medio del bosque en “A Forest”. Un álbum que muestra una madurez musical aparentemente ajena para unos aún jovencísimos The Cure.
La segunda parte de esta historia comprende los años 1979 y 1980, un periodo de cambios en la banda y que se remontan a la época en la que Robert Smith ni había terminado de grabar Three Imaginary Boys, y ya tenía la idea de cómo sería su siguiente álbum y en donde musicalmente el bajista Michael Dempsey simplemente parecía no encajar. Encontrando compatibilidad con el bajista Simon Gallup e incluyendo al tecladista  Matthieu Hartley, Smith recreó sus atormentadas alucinaciones en uno de los álbumes más sombríos e influyentes  de su era post-punk, Seventeen Seconds.
Smith era de la idea que su segundo álbum tenga sus cimientos en sus bizarros gustos como el Low de Bowie, Five Leaves Left de Nick Drake, Live Isle Of Wight de Hendrix, Astral Weeks de Van Morrison y Gayaneh Ballet Suite de Khachaturian. “Quería que The Cure creara una especie rara de hibrida música que tenga conexión con esos cinco álbumes” diría Smith al respecto.
Robert Smith quería desquitarse del sinsabor que le dejó la producción de su anterior álbum, así que tomó la determinación que su segunda producción debería ser algo con lo que él se sintiera orgulloso.
CULT HERO
La personalidad y ambiciones musicales de Michael Dempsey iban en dirección opuesta a la de Smith, y representaba un obstáculo a las pretensiones sonoras del líder de The Cure. Por esa época Smith conoce a Simon Gallup, bajista de la banda The Magspies con quien encuentra mucho en común y sobre todo, entabla una amistad. Ambos deciden hacer algunos proyectos paralelos a sus respectivas bandas, entre ellos hacer una grabación, reclutando  al cartero de la localidad Frank Bell, quien sería el vocalista y al viejo amigo de Smith, el guitarrista Porl Thompson. Ese proyecto llevaría el nombre de Cult Hero, y sus sonidos se plasmarían en un single que nunca vería la luz, “I’m A Cult Hero”. La nueva banda parecía tener mayor  atención de Smith que The Cure, por lo que el mensaje le quedó claro a Dempsey, Gallup era un mejor socio para Smith que él.
DE 3 MUCHACHOS IMAGINARIOS A 4 MUCHACHOS SOMBRÍOS
Smith, Hartley, Gallup y  Tolhurst.
Antes de realizarse los cambios en la formación de la banda, The Cure realizó una gira con los Siouxie And The Banshees, que tuvo la particularidad de Smith empuñando la guitarra en ambas bandas, tras la partida del guitarrista Kenny Morris de los Banshees y después de varias audiciones en donde no encontraron al reemplazo ideal, Siouxie y Severin le piden a Robert que los acompañe en las cuerdas.  Durante el agotador trajín de esa gira, específicamente un 3 de Octubre, Robert escribió muchas de las letras de Seventeen Seconds.  Un montón de horroroso y misterioso material vinieron a  mi mente esa noche…bastante rabia y angustia. Me sentí abrumado y muy solitario” recuerda Smith.
A penas terminó la gira, Smith retornó a su hogar a comenzar su nueva obra, grabando demos caseros, conectando su Fender Jazzmaster al órgano Hammond de sus padres,  construyendo una rara caja de ritmos con los pedales del bajo del aparato de los Smiths y una grabadora de cintas. Desafortunadamente para Smith y nosotros, esos demos no sobrevivieron al paso de los años.
Cuando Smith le presentó el nuevo material a Dempsey, al bajista no le gustó nada de lo que escuchaba, así que Smith cogió sus cintas y se las llevó a  Gallup, quien se enamoró de ellas. Gallup fue invitado a unirse a The Cure aquella noche. Smith también invitaría al tecladista de los Magspies, Matthieu Hartley a ser parte de la banda.
Cuando Simon Gallup llegó a la banda ya habían sido escritas “Seventeen Seconds”, “M”, “At Night” y “Play For Today” y otras las hicieron juntos como “In Your House”, “Secrets” y “A Forest”. La nueva formación empezó a ensayar en casa de Smith en enero de 1980 y poco después irían a estudios Morgan para trabajar nuevamente con el productor Mike Hedges.
La compenetración que lograron Tolhurst y Gallup con Smith fue muy buena, por intuición entendían las ideas sónicas de Smith y lo que trataba de hacer pero para Hartley fue una tarea compleja y extraña. Sin embargo, Smith recuerda que se había renovado el espíritu de camaradería  que se esfumó durante los últimos meses con Dempsey.
MAKING “SEVENTEEN SECONDS”
En el álbum todos siguieron las instrucciones de Smith
En el primer día de grabación, la banda se dedicó a buscar en el estudio todos los sonidos y efectos necesarios que sirvieran de complemento de las canciones ya compuestas. Para que no vuelva a repetirse los errores y desacuerdos del primer álbum, Robert Smith se aseguró que Chris Parry no estuviera en el estudio. “Queríamos crear algo único, personal, y no deseábamos ninguna interferencia externa. Recuerdo estando en casa realmente feliz y totalmente obsesionado con lo que estábamos haciendo” señalaría Smith sobre su libertad creativa para hacer el álbum. “Recuerdo haciendo ‘Play For Today’ y ‘A Forest’ y pensando, ‘sí, esta es la música que debería estar haciendo’” Smith realmente estaba viendo materializado su sueño.
Mike Hudge manifestó sobre el proceso de producción del disco que “realmente apreciaba  la dirección musical que estaba tomando el álbum - era triste, atmosférica y muy diferente a Three Imaginary Boys … ellos no estaba pensando acerca de su comercialización ni su potencial popularidad. Yo seguía detenidamente las instrucciones de Robert – él tenía la firme determinación que alcancemos cierto sonido”.
Cuando el tiempo en el estudio estaba por terminar, ciertos factores económicos metieron “su mano” en el producto final. Un claro ejemplo es lo que le pasó a “The Final Sound” pieza instrumental de prolongada duración. Mientras The Cure estaba grabándola, la cinta se terminó y Hudges no les dijo nada, el escueto presupuesto que manejaba la producción no daba para más, así que ese sonido extraño que escuchamos al final del tema es un testimonio de lo sucedido y la canción no llegó ni al minuto.
El último día en el estudio, Smith le hizo escuchar a Chris Parry cómo había quedado el álbum y recuerda que “él no estaba muy contento, él quería que siguiéramos con el pop de ‘Boys Don’t Cry’ y ‘jumping Someone Else’s Train’, pero él llegó a comprender que a pesar de ser un material muy oscuro todavía era perfectamente accesible. Hacia el final de la noche él nos dijo que realmente habíamos hecho un gran álbum”.
El primer single del álbum, “A Forest” fue el primer sencillo de la banda en alcanzar altas posiciones en los charts del Reino Unido. A pesar de esto Smith tenía por esa época un espíritu anti-mainstream, pues no deseaba que la banda se convirtiera en un grupo pop. Pero ello no impidió que saliera junto a su banda  en Top Of The Pops a pesar del fastidio del propio Smith.  
Seventeen Seconds Tour los llevó a tres continentes
En abril se lanzaría el álbum y un mes después, el 3 de mayo de 1980 Seventeen Seconds ingresando al chart de álbumes en U.K. donde alcanzó la posición N°20, logrando un mejor lugar que su álbum debut. “Siempre pensé que Seventeen Seconds era como nuestro primer álbum. Este fue el primer disco que yo sentí verdaderamente que era The Cure”. Simon Gallup diría al respecto “Nuestro ánimo en Seventeen Seconds era crear una sensación. No una serie de sensaciones sino diferentes aspectos de una sensación 
Todo lo que Smith había buscado lograr con su primera producción lo consiguió con esta. The Cure comenzó a tocar alrededor del mundo, su gira Seventeen Seconds Tours los llevó a países como Australia y Nueva Zelandia, además de emprender su primer viaje a los Estados Unidos por lo que no se preocuparon mucho si tenían éxito en su tierra. The Cure había hecho las cosas con pasión y la reflejaron en sus presentaciones en vivo de esa época, su público podía sentirlo y fue el inicio del “tórrido” romance entre la banda y sus fans.
SEVETEEN SECONDS – RE-ISSUED 2005 (RHINO RECORDS)
Coincidiendo con su 25 aniversario, Seventeen Seconds fue  remasterizado y reeditado por Rhino Records en una edición para coleccionistas a inicios del 2005. Un set de dos discos conforma esta colección, que abarca material desarrollando por la banda entre 1979 y 1980. Conteniendo fotografías inéditas y notas basadas en las declaraciones de Robert Smith.
El álbum en su época dividió a la prensa algunos catalogándolo de “triste” mientras que otros elogiándolos.  Se trata de uno de los discos más influyentes de The Cure. Un oscuro disco gobernado por efectos de ecos vocales para darle esa sensación de lamento, golpes de batería muy simples y minimalistas, sobresalientes líneas de bajo que denotan dureza y tensión, toques de piano sin muchos adornos, así como letras melancólicas que muestran a una banda dando un gran salto musical en tan poco espacio de tiempo.
Abre el disco “A Refletion” una pieza instrumental minimalista edificada en base a breves notas de piano y punteos de guitarra, teniendo como fondo el eco de una especie de lamento o gemido de dolor. A decir de Smith este tema fue compuesto para fijar el estado de ánimo de todo el disco pero que se rompe con la energía de “Play For Today” una de las canciones más celebradas por los fanáticos de The Cure en sus conciertos. En donde efectivos rasgueos de guitarra se combinan con ese rarísimo pero envolvente sonido de teclados y un Smith cantando con ganas, constituyéndose así en uno de sus primeros clásicos de la banda. En “Secrets” una estructura melódica compuesta por piano, guitarra, bajo y batería corre de manera cíclica hasta su final. De fondo la voz susurrante de Smith que apenas se escucha, refleja desdicha como si nuestra conciencia nos estuviera soplando al oído.  Prosigue la elegante y fría “In Your House” en donde Simon Gallup se luce en el bajo y ya dando muestra que él y su bajo sería uno de los sellos característicos del “sonido Cure”. Otro aspecto resaltable del tema son sus sombrías líneas de teclados que crean un ambiente misterioso. “Three” con sus tétricas y desorientadas notas de piano y el golpe seco de batería que acompaña a la lúgubre marcha, conforman una pieza propia de un film de suspenso, que finalmente se desvanece con el prolongado eco estremecedor de la batería al finalizar el tema. El álbum continúa con el instrumental de piano “The Final Sound” que sirve de prólogo para “A Forest”, otro clásico de The Cure que es recibido con júbilo por sus seguidores durante sus presentaciones, un tema cuyos sonidos van construyendo una tenebrosa atmósfera, en donde los oscuros teclados se conjugan a la perfección con los punteos de bajo y la guitarra de Smith, envolviéndonos en su enrarecido ambiente y su aterrador relato. The Cure pudieron hacer disfrutable lo “dark” con “A Forest” que es la mejor muestra de lo que era el “sonido Cure”. Sobre la letra Smith dice que “fue una pesadilla que tuve en la infancia y que se hizo realidad en la adolescencia”. Un halo de luz retorna al ambiente sonoro del álbum con  “M” y sus cuerdas eléctricas y acústicas, que luego es tapado nuevamente por el sonido decadente y sobrio de “At Night” producido por su extraño teclado y distorsionado bajo. “Seventeen Seconds” pone el punto final del álbum, con su correcta construcción melódica y rítmica pero sin llegar al nivel de las demás canciones del álbum.
El segundo disco, Rarities 1979 -1980 contiene las canciones “I’m A Cult Hero” y “I Dig you” del proyecto Cult Hero, en donde ambas piezas exhiben una música descaradamente divertida. Más adelante en este mismo disco también son incluidas sus versiones en vivo.  Encontramos también dos demos, “Another Journey By Train” que pudo ser obviada pues no ofrece nada diferente a la versión oficial que aparece en la colección Join The Dots aparte de tener un sonido horripilante, y “Secrets” también nada en especial. Lo que sí fortalece a esta segunda parte, son las tomas en directo de todas las canciones del Seventeen Seconds a excepción de “Secrets” y “Three”, registradas en conciertos en Amsterdam y Paris durante 1980, y que nos demuestran a una banda afianzada, segura de sí misma y llena de energía en sus ejecuciones en directo.  
La atmósfera depresiva de Seventeen Seconds sería el preludio de lo que llegaría con Faith y Pornography, sería el inicio de su siniestra trilogía, que demostraría el “sonido Cure” en todo su esplendor y que lamentablemente solo se volvería a repetir en ese mismo nivel de calidad en el álbum Disintegration.
Robert Smith manifestó de la siguiente manera la importancia de Seventeen Seconds en la obra de The Cure: Si [Seventeen Seconds] no hubiese sido como fue, todo lo que ocurrió después hubiese sido diferente. Fue el disco más importante que hicimos”.


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